«Oscilación»
miércoles, 29 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
miércoles, 29 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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by Eleutheria Lekona
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sábado, 25 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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domingo, 19 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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sábado, 11 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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viernes, 10 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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martes, 7 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
Anda en las redes el rumor de que, con la cooperación del MOSSAD (el servicio
de inteligencia israelí) el país imperial mandaría a enfermar a Chávez. Una de
las personas que está investigando esta posibilidad es la abogada y periodista
Eva Golinger a quien he tenido oportunidad de leer en un libro coescrito con el
canadiense Jean-Guy Allard en donde documentan la injerencia yanqui en América
Latina en los últimos años (por cierto, ni Enrique Krauze ni Mario Vargas Llosa
salen bien parados allí). La verdad es que no tengo la más remota idea de si
esto sea posible y no voy a dar crédito a la teoría hasta que salgan a luz
pública las pruebas incontrovertibles de ello; la gente se enferma de cáncer,
aunque también es verdad que los indios de América, me parece, son menos
proclives a esa degeneración de las células. No sé, especulo. Pero así como no
le voy a dar crédito a esto, tampoco lo voy a descartar a priori. Me mantengo
escéptica.
De acuerdo con Golinger esto mismo se habría intentado ya (aunque sin éxito)
con Fidel Castro, por ejemplo. Seguro todo mundo que se informa por Internet ya
vio los vídeos y hasta la página de un organismo civil en EUA exigiendo al
gobierno la desclasificación de la información CIA sobre Chávez.
Más allá de los probables visos conspiranoides de esta teoría y con
independencia de su probable falsedad —o verdad— lo cierto es que Washington
debe andar levemente preocupado, pues la muerte de Chávez ha parecido despertar
cierta conciencia dormida en algunos. Lo digo por las reacciones que he visto
en redes.
Quiero decir a este propósito —me refiero a la pujanza de Chávez— que veo en él
la estatura de un Bolívar. Por supuesto, no ha faltado gente (como un amigo)
que ha tildado de muy soberbia la negativa de Chávez a abandonar el poder hasta
la hora de su muerte. Pero yo me pregunto si no será, más bien, la soberbia del
hombre postmoderno (su dios para sí mismo) lo que le impida en un acto de
humildad reconocer en este hombre a un titán (o en cualquier otro). (La gente
puede adorar a Ladies Gagas y dioses del fútbol, pero cuidado con admirar —o
adorar— a un hombre que entregó su vida a asistir a otros y liberarlos; cuidado
con eso, eso no se puede).
Hay muchas premisas falaces (y de la pereza) que se suelen esgrimir ante
hombres como estos; una es decir que estos hombres suelen subestimar la
capacidad de sus pueblos para salir adelante sin ellos. La verdad, es que esta
posición yo no la comprendo y me parece una mala lectura de la Historia, porque
lo que hace, justamente, es subestimar el deseo de los pueblos —que se supone
es un principio democrático— de escoger a sus gobernantes. Los pobres
venezolanos, como muchos pobres del mundo, conformaban las filas de
desheredados de la tierra, los desarrapados del mundo que el capitalismo expulsa
como escoria. Chávez vino a restituir de su dignidad a esta gente y
fácticamente les dotó de mejores condiciones de vida; luego, entonces, no es
que haya sido una soberbia de Chávez lo que lo mantuvo en el poder durante
catorce años, sino la libre voluntad del pueblo que volvía a reelegirlo en
elecciones libres a lo largo de todo el tiempo que gobernó (en la última
elección de octubre del año pasado, votó por él cerca del 60% de la población
electora). A veces no entiendo, cómo personas que creen en la democracia,
pueden llegar a tan desafortunadas conclusiones (por contradictorias).
Por otra parte, como le decía a este amigo, la no reelección es un principio
antidemocrático. No es la duración de un mandatario en un puesto el mejor
indicador —o criterio— para medir la salud de una democracia; ni tampoco, por
otra parte, las supuestas democracias occidentales han constituido ser el mejor
gobierno. Como caso, le cité al rey filósofo, Federico II de Prusia, que fue la
encarnación viviente de los llamados despotismos ilustrados y que, en el caso
del despotismo de este rey, se trató de un gobierno más fecundo y más benéfico
para sus súbditos que muchas de las actuales supuestas democracias.
En fin, temas.
Publicado originalmente el 7 de mayo de 2013 en mi cuenta Facebook, en este enlace: https://www.facebook.com/checkpoint/828281030927956/?next=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2Fje.suis.eleutheria%2Fposts%2F276164765849158
*Se publicó el 27 de diciembre de 2023 en el blog.
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jueves, 2 de mayo de 2013 by Eleutheria Lekona
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No hay palabras para expresar la dulzura de sentir que existe todo un mundo del que el Yo se halla totalmente ausente.
Sofia Kovalevskaya
“La formalidad rigurosa de la sintaxis, sólo tiene sentido cuando detrás de ella se encuentra la riqueza creativa de la semántica”. José Alfredo Amor Montaño
¿Sabes qué pasa? Que no me había percatado de que tuviste a bien responder al último comentario que hice en "Despierta Libertad". ...
Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma.
Anaïs Nin
"...México es un país extraordinariamiente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano [norte]americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos.
México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros."
Entrada del diario de Richard Lansing, secretario de Estado del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, en 1924.
"Si tengo la desfachatez de creerme en posesión de la verdad es porque nunca he amado nada sin a la vez odiarlo."
E. M. Cioran
"Porque el mundo del que somos responsables es éste: el único que nos hiere con el dolor y la desdicha, pero también el único que nos da la plenitud de la existencia; el que nos ofrece un jardín en el crepúsculo, el roce de la mano que amamos; esta sangre, este fuego, este amor, esta espera de la muerte. Este deseo de convertir la vida en un terruño humano."
Matamos lo que amamos.
Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca.
A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia,
a veces menos.
Matamos lo que amamos.
¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con
un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos.
Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la
esperanza es poca
y el dolor
no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio,
su fijeza insomne
de pupilas de vidrio;
su actitud
que es a la vez reposo
y amenaza.
El ciervo va a beber
y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua
y la imagen.
Se vuelve
—antes que lo devoren—
(cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo
a lo que odiamos.
ROSARIO CASTELLANOS
Que me conmines al caos no me aleja de ti ni de tu pretendida astucia para olvidarme. Ya no más celeridad en medio de estos días calmos. Te quiero a ti cual Luna clara en medio de la noche, pareces perla primigenia suspendida en un vacío sin fondo. Llegaré a ti vestida de blanco por si aún te atormenta la ausencia de colores en mi silueta.
¿Quieres escuchar mi voz? Entonces tómate la molestia de escuchar también mi canto. Lograrás aprehender las notas de mis melancólicas melodías y las cantarás después, mucho después de la puesta del Sol, cuando yo ya no esté aquí, sino observándote oculta tras un árbol milenario; entonces estudiaré tus movimientos, tu manera de mirar hacia el horizonte, tu forma de postrar la cabeza cuando –pensativo, ausente o triste- escoges la tierra como receptáculo de tus cavilaciones. Estarás en una isla desierta, sabrás apreciar con todos tus sentidos la belleza de un mar salvaje con cielo eléctrico o la tristeza de un sol abrasador sobre el océano amigo. Pero no memorizaré tus movimientos, sólo los contendré infinitamente en mi alma.
ELEUTHERIA LEKONA
“Es obligación de los pueblos reaccionar cada vez que el engaño pretenda alzarse para posponer la verdad.” Salvador Allende
No eres un asidero al cual yo vuelva para paliar mi soledad o mis tristezas. Tú eres mi soledad y mis tristezas.
Eleutheria L.
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
MARIO BENEDETTI
Había venido desde lejos a buscar el sol y el sol hallado al fin, me era hostil. ¿Y si me lanzase desde lo alto del acantilado? Mientras hacía consideraciones más bien sombrías mirando a la vez los pinos, las rocas y las olas, sentí de repente hasta qué punto me encontraba sometido a este bello universo maldito.
E. M. Cioran, “Ese maldito yo”
-¿Cenizas? No, yo quiero que los gusanos me roan… que el hedor de mi carne descompuesta azuce a las criaturas del subsuelo. Y yacer envuelta por la tierra.
Eleutheria L.
Escogiste un derrotero de mediocres. El confort de la lejanía. La tibieza de la duda. No una vida vivir. No amar. No ser. Asirte, en suma, a la pregunta metafísica. Al tormento de la nada y renunciar a la lluvia, a las estaciones, al Sol, a los días.
Eleutheria L.
La humanidad permanece irremediablemente en la caverna de Platón, gozando todavía -su antiquísima costumbre- con meras imágenes de la verdad.
Susan Sontag,
On Photography
Cómo quisiera acariciarte con mis palabras…
Rozar tus oídos con mi boca y,
como una danzarina loca,
bailar en rededor tuyo…
Bajo esta lluvia o fuera.
Eleutheria L.
Escucha la pequeña belleza, grillo, escúchala que tú también cantas y con tu música haces de mis oídos laderas de tu voz, de tus historias de silente hablante.
Sé que la escuchas grillo porque ya no hablas y que, lejos, compartes conmigo esta eufonía.
Recuerdo cuando fui luciérnaga y paseaba contigo por el pasto –mojado- y gotas de agua nos bañaban.
Recuerdo grillo, tu compañía de saltarín, de cuasi-saltamontes, en estas geografías de enebro y tulipán y el viento fuerte sobre nosotros tirándonos y nosotros que sobrevivimos a él para transformarnos en gaviotas o en hombres que, como la alegoría del andrógino, buscarnos después –perdidos y nauseabundos de nosotros mismos, revulsivos, grillo.
Yo no supe grillo, del confort de tu cacofonía –que a mí me pareció melopeya vulgar, anodina (no como tú, grillo).
Grillo veraniego, grillo nocturno, de invierno, de casas de campo, de descanso, lejos de mí, a través del viento; frente a un cristal-espejo de mis melancolías. Grillo eterno, de siempre, sempiterno, en lontananza que inventa que le pienso, que te pienso grillo lejos de mí sin sucumbir en mí.
¿Por qué eres grillo?, ¿Por qué ya no eres rostro, ni manos? Grillito tonto. Haces que me parezca luego a una mantis y me crea que Dalí habla de mí en sus libros hechos de moho en bibliotecas de moho también.
¿Ves cómo todo es hermoso, grillo? Desde tu canto, tus manos de grillo, tus ojos de grillo, tu estúpido mirar de grillo incólume que no se inmuta ni frente a una carcajada en contra de él (así es el grillo –ni hablar).
Los grillos me acompañan desde aquellos viajes de infancia. El grillo –con su canto- anunciaba la llegada al lugar. El bosque tropical hacía su aparición, me apeaba ansiosa de clavarme en la agua de aquella poza artificial. El grillo había parado de cantar y me dejaba a mi suerte; me prometía al oído mi libertad para aquellos días y me dejaba tomarme mi raspado de tamarindo después de la chapuza-chapuzón.
Grillo veraz y atroz, delator. Le caían mal mis gatos –de siempre- porque de siempre el gato –necio- me seguía; como hasta ahora que los gatos me siguen.
Y era un grillo pérfido también -¿te acuerdas de la palabra, amigo cometa?
Y un grillo manantial y páramo y erial y nada. Monocorde.
Y no entiendo cómo pueda haber tantos grillos en el mundo y, de tantos, aparezcas tú, hayas sido tú, -¿por qué grillo?
Me vienes tanto, grillo.
Pero ir hacia la oscuridad en la claridad de tu vaivén, de tu huida, de ti que no comprendiste, grillo del tiempo.
Por Eleutheria
Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí mismo es lo suficientemente duro para triturar los mitos.
Max Horkheimer y Theodor W. Adorno
Preserva tu derecho a pensar, puesto que incluso pensar erróneamente es mejor que no hacerlo en absoluto. —Hypatia de Alejandría—.
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