"Fool´s Gold", Lhasa de Sela

No por nada en particular, simplemente me gusta mucho esta canción. Y esta noche la comparto.






You told me that you'd stay with me
And shelter me forever
That was a hard promise to keep
I can't blame you for the bad weather

After all that has been said and done
I won't ask you where you're going
Don't keep in touch, I don't miss you much
Except sometimes early in the morning

Now use your silver tongue once more
There's one thing that I'd like to know
Did you ever believe the lies that you told?
Did you earn the fool's gold that you gave me?

I forgive you wanting to be free
I realize you long to wander
And I sympathize with your roving eyes
I just can't forgive your bad manners

Now use your silver tongue once more
There's one thing that I'd like to know
Did you ever believe the lies that you told?
Did you earn the fool's gold that you gave me?
Did you ever believe the lies that you told?
Did you earn the fool's gold that you gave me?


Amanecer



Me gusta la palabra amanecer: su fonética, su sintaxis, su semántica, la etimología, silabearla: a-ma-ne-cer, sus conjugaciones (amenecí, amaneciendo, amanecerá).


Amanecer es regresar purificado –tras el sueño- de nuevo al mundo, despertar. Blancas las expectativas, la mente libre –aunque sea por esos breves y sagrados segundos.


Amanecer como metáfora de un nuevo inicio, de un nuevo reencuentro, de una nueva y renovada inclinación hacia lo atemporal o hacia ese algo que a cada quien le confiere de absoluto.


Pero amanecer también como vuelta a sí mismo, como cese de las hostilidades, como consecución, clímax y final.


Amanece y el cielo se perfila claro y despejado sobre la bóveda; amanece y el trinar de las pequeñas aves nos alegra y nos recuerda la belleza de esta nueva vuelta por estos lares; amanece y todo está permitido porque nada está escrito y tengo mi libreta limpia, dispuesta a guardar las letras que yo le quiera poner ahí.


Amanecer y probar el primer alimento del día.


Amanecer y cambiarle la bandeja de las croquetas a tus animalitos.


Amanecer y retornar; como un ciclo, un loop computacional –aunque este loop, paradoja, algún día ya no vuelva.


Amancecer, nuevo vector, nuevas componentes y: dirección, magnitud y sentido.


Amanecer y pensar en.


Amanecer bien kitsch.


Amanecer, cerrar y abrir: los ojos, el corazón, las ideas, las manos, la boca.


Y amanece y la neblina se diluye en las breves y lejanas montañas que nos bordean; allí está: el viento matinal restaurando la vida, las calles, el paisaje.


Se van las últimas estrellas, pasan las fugaces –a veces- algún cometa despistado y el manto de la noche –mi sempiterno efímero- se despide de nosotros, por unas horas.


Amanecer es, también, entregarse a la muerte y a su más dulce confrontación.



A profundidad (José Saramago)

José Saramago no sólo será recordado por ser un hombre de letras de esos universales (¿cómo olvidar los estremecimientos que nos causó la lectura de una cualquiera de sus obras?), sino también por sus infinitos humanismo y empatía para con el dolor de sus semejantes. Yo le prodigué, durante los últimos años, una devoción doble ante tan magnífica coincidencia.


José Saramago fue uno de esos intelectuales que no tuvo miramientos para denunciar la barbarie de un modelo económico que no cesa en infligir sufrimiento a ingentes miembros de la raza humana; fue, también, un hombre siempre dispuesto a la Filosofía, uno de esos escritores capaces de sentarse frente a una mesa a dialogar con sus interlocutores, por horas, sobre la condición del hombre. En mi opinión, su universalidad radica en que era un filósofo nato y ello, unido a su genialidad literaria, hicieron de él este prócer de las letras que hoy es. Me faltan palabras para hacer el elogio de la obra y el ser de este titán.


Yo sí creo, a diferencia de Carlos Fuentes -opinión, a propósito de Saramago, publicada con fecha de hoy en “El País”- que del escritor también nos queda la ideología y no sólo las letras (¿o cómo negar que nuestros escritores predilectos influyen en nuestro pensamiento?). Antes de ser escritores, carpinteros, maestros, matemáticos o contadores somos humanos; y nuestra humanidad se manifiesta no sólo en nuestro oficio, sino en nuestros gustos y aficiones, en nuestra forma de pensar el mundo y concebirlo, en toda aquel gesto que revela nuestra humanidad. Y éso por no decir que el escritor, además de ser hacedor de ficciones, es también un observador de la realidad, un observador que, a partir de lo que ve y no ve en ésta, crea sus quimeras y nos las regala o elabora sus críticas y nos las transmite.


He entrado al blog de Saramago y he colectado algunos –unos pocos- de sus pensamientos; la selección que hice muestra al Saramago crítico de su tiempo; ser que –sin miramientos- señala parte de nuestra realidad (por desagradable que sea para algunos contemplarla); se trata, por cierto, de las entradas más recientes en su blog.


Habrá a quienes no agrade del todo esta vocación crítica en Saramago; yo creo que los verdaderos intelectuales van mucho más allá de ser simples sibaritas regodeándose en su infinito hedonismo –es el caso de unos cuantos intelectuales, no de todos, desde luego. Intelectuales contemporáneos de esta talla los encuentro en José Saramago, Mario Benedetti (q.e.p.d.), Susan Sontag (q.e.p.d.), Eduardo Galeano, Bolívar Echeverría (q.e.p.d.) etc., y, en general, en aquellos que no sólo han cultivado el gusto por las letras, sino por el pensamiento. Yo estoy convencida de que mirar a nuestro entorno con ojos críticos no nos imposibilita al goce; y, en cambio, nos abre la posibilidad de observar a nuestro mundo con una visión más completa, no mutilada.


En Saramago confluyeron el genio y el humanista. Intelectuales tan honestos como él no se dan todos los días. Afortunadamente, la lectura de los libros que escribió nos permitirá seguir ahondando en su pensamiento e imaginar los libros que ya no escribirá (mi querida Jen). Así, esta clase de tristezas cesan un poco.



Selección de textos de José Saramago:



Pensar, pensar


Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.

Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008



Cada vez más solos


Creo que todos nosotros debemos repensar lo que estamos haciendo. Bien está que nos divirtamos, que vayamos a la playa, a la fiesta, al fútbol, que esta vida son dos días, y quién venga detrás que cierre la puerta. Pero si no nos decidimos a mirar el mundo gravemente, con ojos severos y evaluadores, lo más seguro es que nos quede un día solo por vivir, lo más cierto es que dejaremos la puerta abierta a un vacío infinito de muerte, oscuridad y fracaso.

“Cada vez más solos”, de De este mundo y del otro, Editorial Ronsel, 1997, p. 186

(Selección de Diego Mesa)



Responsabilidad


Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y ésto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.

La Jornada, México, 3 de diciembre de 1998



La hora de los valores humanos


El fracaso del capitalismo financiero, hoy tan obvio, debería ayudarnos a la defensa de la dignidad humana por encima de todo.

La Vanguardia, Barcelona, 10 de diciembre de 2008



Ciudadanos, que no clientes


Nosotros estamos asistiendo a lo que llamaría la muerte del ciudadano y, en su lugar, lo que tenemos y, cada vez más, es el cliente. Ahora ya nadie te pregunta qué es lo que piensas, ahora te preguntan qué marca de coche, de traje, de corbata tienes, cuánto ganas…

El Mundo, Madrid, 6 de diciembre de 1998



Babel


Todos los diccionarios juntos no contienen ni la mitad de los términos que necesitaríamos para entendernos unos a otros.

De El hombre duplicado, Alfaguara, p. 159



Humanidad


Tienen razón los escépticos cuando afirman que la historia de la humanidad es una interminable sucesión de ocasiones perdidas. Afortunadamente, gracias a la inagotable generosidad, imaginación, vamos supliendo las faltas, rellenando las lagunas de la mejor manera posible, abriendo paso a callejones sin salida y que sin salida continuarán, inventando llaves para abrir puertas huérfanas de cerraduras o que nunca llegaron a tenerlas.

De El viaje del elefante, Alfaguara, p. 233

(Selección de Diego Mesa)



Selección tomada de: http://cuaderno.josesaramago.org/



Death, be not proud (Holy Sonnet X)

HOLY SONNET X


Death, be not proud, though some have called thee
Mighty and dreadfull, for, thou art not so,
For, those, whom thou think'st, thou dost overthrow,
Die not, poore death, nor yet canst thou kill me.
From rest and sleepe, which but thy pictures bee,
Much pleasure, then from thee, much more must flow,
And soonest our best men with thee doe goe,
Rest of their bones, and soules deliverie.
Thou art slave to Fate, Chance, kings, and desperate men,
And dost with poyson, warre, and sicknesse dwell,
And poppie, or charmes can make us sleepe as well,
And better then thy stroake; why swell'st thou then;
One short sleepe past, wee wake eternally,
And death shall be no more; death, thou shalt die.


JOHN DONNE


SONETO SACRO X


Muerte, no seas orgullosa, aunque algunos te llamen
poderosa y terrible, porque no lo eres,
pues aquellos que crees haber aniquilado
no mueren, ¡pobre muerte!, ni a mí puedes matarme.
Del descanso y del sueño, que son sólo tu imagen,
viene placer, y luego de ti más vendrá aún:
los mejores se marchan cuanto antes contigo,
descanso de sus huesos, libertad de sus almas.
Del hado eres esclava, del Azar, reyes y locos,
y habitas en veneno, guerra y enfermedad;
opio y hechizos pueden igual adormecernos,
y aún mejor que tu golpe. ¿Por qué entonces tu orgullo?
Después de un breve sueño despertamos eternos,
Y ya no habrá más muerte: muerte, tú morirás.

JOHN DONNE



Un nuevo muerto de catorce años

Otra muerte por estupidez asalta ahora a un adolescente de catorce años (la xenofobia, los supremacismos, la intolerancia son bien característicos de la estupidez de la especie).

La respuesta de Calderón, el tramposo, es -por su parte- característica de él: respuesta de servil, de lacayo, de sometido, de inescrupuloso, de apátrida (el niño ya estaba de lado mexicano cuando lo asesinaron). El “gobierno” que él encabeza –gobierno de hombres y mujeres ineptos- ha hecho otro tanto.


Los deudos, como siempre, son los que quedan vacíos. Uno también siente vacío y tristeza; nada comparado con lo que están viviendo los familiares de este nuevo muerto.

My Iron Lung



Faith, you're driving me away

You do it everyday

You don't mean it

But it hurts like hell


My brain says I'm receiving pain

A lack of oxygen

From my life support

My iron lung


We're too young to fall asleep

To cynical to speak

We are losing it

Can't you tell?


We scratch our eternal itch

A twentieth century bitch

And we are grateful for

Our iron lung


The headshrinkers, they want everything

My uncle Bill, my Belisha beacon

The headshrinkers, they want everything

My uncle Bill, my Belisha beacon


Suck, suck your teenage thumb

Toilet trained and dumb

When the power runs out

We'll just hum


This, this is our new song

Just like the last one

A total waste of time

My iron lung


The headshrinkers, they want everything

My uncle Bill, my Belisha beacon

The headshrinkers, they want everything

My uncle Bill, my Belisha beacon


And if you're frightened

You can be frightened

You can be, it's OK

And if you're frightened

You can be frightened

You can be, it's OK


The headshrinkers, they want everything

My uncle Bill, my Belisha beacon



La muerte por estupidez

Si uno piensa en la cantidad de niños menores de cuatro años que mueren anualmente, seguramente se encontrará con una cifra no menor. Muchos niños están, ahora mismo, librando una batalla contra la leucemia o algún otro tipo de cáncer; algunos otros morirán o están muriendo de desnutrición. Otros, morirán víctimas en un bombardeo. Otros, por una infección que era perfectamente curable pero que, debido a la ignorancia de sus padres, no pudo ser detectada a tiempo. Otros más murieron y morirán por esta ya añeja y ancestral infantilización de la pobreza. Otros, en un accidente. Y, en fin, parece que por motivos no tenemos por qué preocuparnos. Los hay y son de una eficacia sin parangón.


La muerte acecha a todos y a todo. Quizá el azar esté íntimamente ligado a ella, pero también el determinismo: todos los seres vivos estaremos algún día muertos. Quizá lo más característico de la vida es éso, la ausencia de muerte, de cese de las funciones biológicas; la negación de la muerte y, al mismo tiempo, su complemento. La vida no se explica ni se entiende sin la muerte.


Lo animado, las pulsaciones, el ritmo respiratorio, la sangre circulando en las venas, el cabello sedoso y brillante, las uñas creciendo, el ritmo cardíaco, este funcionar biológico -especie de mecanismo de relojería- con su período de vida útil. Y el período de vida útil puede llegar a extenderse si somos lo suficientemente disciplinados y cautos y si, además, el azar nos favorece.


Todo ésto que es tan natural –la muerte-, tan consustancial a nuestra existencia causa, sin embargo, gran dolor en miles y miles de humanos (hay los que, obsesionados con el tema, no lo abandonaremos nunca –en sus diferentes formas- en nuestras cavilaciones).


¿Qué es lo que podríamos esperar de la muerte? Que llegue en una hora amable, que nos tome entre sus brazos cuando la juventud todavía nos arrope (hay los que prefieren vivir muchos años y hay, también, los que –pudorosos y poderosos- se la auto infligen) o que llegue no a consecuencia de la estupidez (y ya ni hablar de los románticos que todo lo que piden es morir habiendo conocido el amor o de los espíritus ilustrados, etc.).


Justo estos altermundistas que somos, éstos que consumimos nuestras horas en clamores, lamentos e increpaciones, pero también en acciones (algunos más que otros, mucho más que otros) contra el sistema global-neoliberal vemos cómo la muerte llega gratis y sin muchos motivos a miles de almas humanas, cómo –a consecuencia de las prácticas de este sistema- la cota anual de muertos (por hambre, por pauperización, por excesos consumistas, por guerra, etc.) es ingente. Pero si somos honestos y revisamos la Historia, nos percatamos de que en todos los períodos de la humanidad, estas muertes gratuitas -debidas a la estupidez del hombre- han sido no sólo numerosas, sino una peculiaridad distintiva del período. Entonces la experiencia nos lleva a concluir que hay una especie de rasgo tanatoide en la especie humana, que la muerte nos acecha más de lo que racionalmente uno esperaría no sólo por una suerte de azar, sino porque nosotros estamos en plena capacidad de asesinarnos mutuamente; entonces, nos parecemos más a las otras especies de lo que podríamos creer.


Pero aquí no acaba la cosa.


Miles de humanos nos preguntamos con honestidad, ¿debe ésto ser así? ¿Qué no, en tanto portadores de una cualidad de orden superior –el pensamiento-, tendríamos que exhibir un comportamiento distinto? Y ¿cómo es posible que haya personas que puedan asesinar a otras?, ¿y cómo es posible que haya espíritus menores siempre ajenos al dolor humano?


Yo sé, yo sé que el sufrimiento ajeno, que las muertes por estupidez no tienen por qué paralizar nuestras vidas; las almas alegres no son las que ejecutan o planean estas muertes, mas yo pregunto, ¿qué no, si estamos inmersos en la inacción, apatía e indiferencia dejamos en manos de unos pocos oligofrénicos decisiones que al colectivo completo nos afectan y atañen?


Yo no sé si estoy en calidad de pedir, no sé si mi actuación individual me confiera de la suficiente calidad moral como para pedir cosas a otros, no sé si lo que doy o he dado sea buena moneda para pagar (aunque no estoy segura de si haya un estándar para medir qué, cómo y quién retribuye más a esta sociedad; somos una sociedad de imágenes y exigimos “pruebas fehacientes” de nuestras contribuciones (como el pago de impuestos)).


Lo que quiero es DECIR, PEDIR, TRANSMITIR una idea: se admite que nos regodeemos en nuestra individualidad, se admite que amemos nuestros pensamientos, nuestras horas de felicidad, nuestro ser, lo que somos, etc. y, SIN EMBARGO, éso no tiene por qué justificar –no tendría por qué hacerlo- que no miremos lo que ocurre a nuestro alrededor y tratar de hacer algo si sabemos que ese algo puede, pudiera liberar de un mal o un peligro a alguien.


¿En qué medida la muerte por estupidez de los niños de ABC pudo haber sido evitada si la sociedad hubiese (mos) estado más al pendiente de la existencia de este tipo de guarderías, de las ominosas reformas a seguridad social que se han perpetrado estos últimos años durante los gobiernos tecnócratas y que han dado cabida a la concesión de este tipo de espacios a particulares sin las consiguientes medidas de seguridad?


Las cosas ya pasaron, la muerte de estos niños es. Ninguna proclama por venganza, ningún clamor de justicia les restituirá de sus vidas y yo dudo que los padres de estas criaturas encuentren alguna vez consuelo.


En muchos sentidos, toda la sociedad de este país compartimos responsabilidad con los padres y el gobierno (usurpador) por la muerte de estos niños.


La muerte por estupidez requiere de la participación del hombre porque la estupidez es sólo posible en nuestra especie. No me cabe duda de que también hay taras en la naturaleza y desconozco los mecanismos de surgimiento y cese de las mismas; mas hay una certeza que sí poseo: la humanidad está dotada -potencialmente dotada, quizá- para el pensamiento. Yo creo que potenciar dicha capacidad, nos puede ayudar a disminuir el malestar (y la estupidez).


A pesar de parecer estar habitualmente poseída por un cierto pesimismo, lo cierto es que creo en la humanidad. Creo en el hombre. Y esta confianza me anima a seguir aquí.


Vínculo a documental posteado en "pocamadrenews": AQUÍ.


Nombre Verdadero




Al castillo que fuiste lo llamaré desierto,


a tu rostro ausencia,


noche a tu voz,


y cuando te derrumbes sobre la tierra estéril


al fulgor que te trajo lo llamaré la nada.


Morir es un país que amabas.


Vengo desde la eternidad por tu senda sombría.


Destruyo tu deseo, tu forma, tu memoria.


Soy tu enemigo y no tendré piedad.


Guerra te llamaré y probaré en ti las libertades de la guerra,


tendré en mis manos tu rostro oscuro, traspasado,


y en mi corazón ese país que alumbra la tormenta.




Yves Bonnefoy





"La Invención del pueblo judío". Un artículo


[** Todos los días se aprende algo: Uno puede oprimir la tecla F11 para leer sin cansarse y volver a oprimirla para regresar a la pantalla normal.]



Hace algún tiempo –hará mes, mes y medio- acudí a la venta de libros convocada por Paco Ignacio Taibo II allá por Río Churubusco. No sé si lo platiqué aquí, pero pude comprar varios, muy buenos y económicos libros. Paola mi hermana, hizo otro tanto. Casi al final del recorrido, llegamos al stand de la Revista “MEMORIA” que, hasta ese entonces desconocíamos. Y nos quedamos embelesadas viendo que se trataba de una excepcional revista sobre cuestiones políticas y culturales. Paola decidió comprarse algunas (yo también quería, pero mis fondos destinados para el evento ya me los había chutado todos comprándome otros libros). Era tal la oferta de números que, antes de decidir, Paola solicitó mi opinión. Yo le dije: “sin chistar yo me compraría este número y este otro”, “si yo fuera Paola, lo haría”. Y Paola me obedeció e hizo la compra (por supuesto, Paola sólo es obediente cuando está de acuerdo con lo que se le ordena: un modo de hablar, vaya). Una de las revistas elegidas, el número 237 contiene un artículo interesantísimo intitulado “La invención del pueblo judío” a propósito de un libro publicado por Shlomo Sand.


En cuanto lo leí, pensé vagamente en publicarlo aquí, mas de inmediato pensé: “No, mejor no. Van a empezar a tildarme de antisemita y todos aquellos sofismas enfermizos”, así que claudiqué ante la intención.


Pero el día de hoy, justo a raíz de una pequeña polémica que se armó allá en el blog de Ernesto, “Año 10 de la Oscuridad”, me animo a hacerlo. Digamos que es un aporte cultural, más que una toma de posición.


Como no pretendo la imposición de verdades y -en cambio- sí que las busco, después de dicho artículo, coloco el link a un blog de un judío que esgrime ciertos argumentos para explicar por qué no le parece un buen libro (¿acaso no es lindo ser equilibrados?).






EL PUEBLO JUDÍO FUE UNA INVENCIÓN


Entrevista con Sholmo Sand sobre su libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?

Jonathan Cook


Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya diecinueve semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.


Sand afirma que la idea de una nación judía –cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel– es un mito inventado hace poco más de un siglo.


Este historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de este alegato, sino de otras tesis igual de controvertidas.


Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.


Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented? (¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?) se repita en todo el mundo. La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.[1]


El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Sin embargo su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en EU, publicado por Verso.


Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.


Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes ha evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.


La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice, “porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí, hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas”.


El principal argumento de Sand es que, hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.


De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade. “El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudieran regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías”.


La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos. “No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d. C. “Una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas. Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio, pero, cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo. La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras”.


Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyeran que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios”.


Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”? Sand dice que, en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.


Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.


Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que vive inmersa la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.


Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiera contradecir el discurso oficial de la historia judía. La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?


“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion (el primer ministro israelí), creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam”.


Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de naipes.


El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.


“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.


“En Israel, se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo”.


El autor es escritor y periodista inglés, residente de Nazaret (Israel). Es autor del libro Sangre y Religión: desenmascarando el Estado judío y democrático, publicado por Pluto Press y disponible, en EU, en la edición de la University Michigan Press. Fuente: The Nation.



[1] El libro es también mencionado por Eric Hobsbawm en la entrevista publicada aquí, pág. 37, en una breve pincelada sobre su identidad judía. N. de la E.





Ahora el link al blog mencionado: LINK.


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