Reflexión sobre la pandemia de coronavirus
martes, 17 de marzo de 2020 by Eleutheria Lekona
¿Qúe es lo que creo que en concreto propagó la enfermedad? La falta de prevención y, concretamente, que no se implementaran medidas más agresivas como, por ejemplo, el cierre de las fronteras o la cancelación de aeropuertos. Se pudieron, por supuesto, haber implementado otro tipo de medidas como las que en específico implementó Corea del Sur para contener el brote. A pesar de que Corea del Sur empezó a tener casos mucho antes que Italia o mucho antes que España, en estos momentos su tasa de morbilidad es mucho más baja que la tasa que están mostrando los países de Europa señalados y, concretamente, Italia, y esto se debe a las medidas que implementaron. No es solo una cuestión de sanidad y de recursos públicos para atender la pandemia, es una cuestión de educación y de nuestras creencias. Culturalmente los orientales están mucho más ubicados con respecto a su status ontológico que nosotros, los occidentales. Por eso, para ellos emitir una alerta y extremar medidas sanitarias, que pueden ser muy restrictivas, no es una cuestión de pánico, es llana y sana prevención. Pero para el occidental esto fue motivo para hacer alarde de su infinita arrogancia. Sin generalizar. Vean lo que está pasando en Madrid, por ejemplo. Vean a las autoridades y a los políticos desestimando días antes los perjuicios que podría causar la epidemia. Todavía tuvieron el grandísimo cinismo de celebrar reuniones como la del 8M en pleno brote de la pandemia. Estábamos frente a una eclosión incontenible de la enfermedad y la gente no solo no hizo mutis, conminaron a asistir a la reunión y por eso hoy tenemos a gente como Irene Montero y a otros celebrities portando la enfermedad y, peor aún, propagándola. No se necesitan más que básicos conocimientos de aritmética para comprender que esto tiene la capacidad de propagarse exponencialmente y ni aun así la gente no hizo nada, se mantuvo en el impasse. De hecho, hasta el momento, en España no se ha instruido todavía ningún toque de queda, concretamente en Madrid que es en donde debería de instrumentarse. Allí también deberían reducir la realización de laborales y las horas de trabajo. La suspensión de labores, en general, salvo la de los sectores estratégicos y de servicios. En mi localidad se instauró el día de ayer el #ShelterInplace hasta principios de abril, en contraste. Y puede que se extienda mucho más días.
Ahora bien, en cuanto a otras enfermedades, como la diabetes, creo que la comparación todavía cabe menos, pues aunque la diabetes es una enfermedad muy perniciosa con una alta tasa de enfermos, los enfermos no están concentrados en un mismo lugar demandando urgentemente que los auxilien. No tienes en estos momentos a mil diabéticos, al mismo tiempo, asistiendo a un mismo hospital para que los atiendan. Los hospitales no han colapsado para atenderlos. Los hospitales y las autoridades sanitarias llevan décadas atendiéndolos y han tenido décadas para hacerlo. Por otra parte, ya existen tratamientos muy efectivos para tratar a un diabético y para hacer de sus vidas, vidas muy plenas. Los diabéticos si se tratan a tiempo y se alimentan bien pueden llevar una vida con una excelente calidad de vida. En cambio, alguien que ha contraído el coronavirus y ha tenido la mala suerte de desarrollar la forma más perniciosa de la enfermedad, puede morir en unos días e, incluso, horas. La comparación no es, por lo tanto, plausible. Es disparatada hasta cierto punto.
Es válido comparar la enfermedad con otras enfermedades para estudiarla, no es válido compararla con otras enfermedades para intentar desestimarla. La enfermedad es una pandemia y aunque no sea tan letal como otras enfermedades, por su comportamiento tiene que ser abordada con incluso más energía que con la que hemos abordado otras enfermedades. La enfermedad es pandémica y eso es lo que define la naturaleza del camino de acción a seguir. Más allá de que en general los sistemas sanitarios de Occidente sean un fiasco y requieran de una entera modificación. Pero este es un tema muy debatible y que se debe discutir aparte.
En conclusión, lo que quiero decir es transmitir la idea de la urgencia de acatar todas las medidas para controlar la enfermedad, que hasta el momento se han mandatado. Es una cuestión de responsabilidad no solo con nosotros mismos y con los seres queridos, sino con los más vulnerables. Es una cuestión de responsabilidad social como me parece que lo indiqué en mi vídeo o en alguna otra de mis reflexiones.
Para finalizar, para los que estén interesados en continuar ahondando sobre las inequidades que hay en nuestros sistemas sanitarios, les recomiendo un libro escrito por Teresa Forcades, por si no lo han leído todavía, el cual trata todos estos temas más a fondo, el libro se llama Los grandes crímenes de las grandes compañías farmacéuticas. Es una gran lectura y se las recomiendo mucho. Es todo por el momento.