lunes, 1 de junio de 2020
by Eleutheria Lekona
Leí con mucha atención ambos escritos y te agradezco mucho que hayas
elaborado algo tan detallado para explicar un episodio tan doloroso de
nuestra realidad histórica. Te agradezco también que lo hayas compartido
con todos nosotros y sin duda alguna seguiré leyendo todo lo que
escribas y compartas en nuestros muros. La verdad es que me vinieron a
la mente muchas lecturas que he realizado a lo largo de los últimos años
y sentí una pequeña punzada en el estómago porque tu texto
me hizo recordar que conforme avanza el tiempo y conforme sé más y
entiendo más sobre la realidad, cada vez me convenzo más de que todo es
lo mismo siempre –en cada época histórica– y que, como ha dicho alguien
por allí, todo cambia para que nada cambie. He llegado a un punto de
impasibilidad total y lo que me duele más es que esta especie de faceta
nihilista que siempre ha estado en mi espíritu (pero no nihilista a lo
Kovalevskaia ni a lo Nietzsche) parece cobrar más fuerza últimamente
dentro de mi ser, de manera que estoy instalada en una especie de
cinismo ante el cual yo misma siento estupor y una mezcla de pesimismo
con apatía que ni yo misma logro explicar. Es como si después de haber
tenido mucha lucidez no pudiera haber en mi pensamiento más que lugar
para el desencanto. Mira, lee este texto de Cioran, esto me pasa ahora: https://la-ciudad-de-eleutheria.blogspot.com/2010/05/retorno-los-elementos-manifiesto.html
A este texto un día lo intitulé Mi manifiesto porque intuía que
explicaba la parte más baja que se manifiesta en mis entrañas cuando
entendía las cosas. Pero la primera vez que lo leí no sabía que ese
sentimiento se agudizaría progresivamente. Aunque ya lo sabía y lo
entendía, ahora lo entiendo mucho más: es difícil comprender la realidad
y no alejarse de ella. Es difícil que la realidad no termine por
invadir nuestra irrealidad y destrozarla. El conocimiento nos conduce a
pasos agigantados hacia el desasosiego y ni siquiera la poesía, que es
embriaguez, nos separa de ello. Todo esto que me comparten, lo sé y lo
comprendo desde hace tantísimo tiempo, que me digo, ¿para qué? Y he aquí
mi respuesta: para nada.
Posted in:
Historia,
Pesimismo,
Poesía
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