La secta de los matemáticos: ¡Soy dios!
viernes, 6 de noviembre de 2015 by Eleutheria Lekona
Nosotros, los matemáticos, somos únicos, y en silencio nos burlábamos de los más elaborados y obtusos argumentos de la teología racional. ¡Ah, los teólogos! Decíamos no sin un dejo de arrogancia. Han buscado por años todas las pruebas ontológicas de la causa sui cuando tenían frente a ellos la única. Nadie ha creado con mayor vigor del universo la nada y no al revés. O bueno, también sí. Ji ji ji, se oía a algún matemático por allí, perdido en algún pasillo, en su eclosión de risas y extravagancia. Todo en una atmósfera de voluptuosa vacuidad, claro está. ¿Y tú qué hacías? Tú te reías con él porque habías sido tú quien había creado aquel pequeño conjunto en el que intersecaban varios otros de una familia no finita de conjuntos de inmensurable belleza. ¡Eras dios!
¿No son ustedes la secta de los matemáticos? Llegó algo agitado el teólogo Juan de Panonia a preguntar. Por supuesto, contestaron los matemáticos y tú con ellos en donde te hallabas. Hemos siempre creído sin el mínimo rubor en la política mundial del nihilismo. Dios ha muerto y nosotros lo hemos sustituído. Somos matemáticos, pero también nos gusta estar a la última en lo que a las más recientes teorías sobre la existencia del hombre se refiere. Tenemos una que otra temática en común con los teólogos, como en general la tenemos con los politólogos, o con los mercadólogos, o con los computólogos, o con los filólogos, o con cualquier asociación profesional.
Entonces Juan de Panonia echó a andar y se cuenta que al regresar a casa sacó apresurado uno de sus últimos palimpsestos y reescribió la historia que allí se contaba.
Para Sin Prejuicios, 4 de noviembre de 2015