El arte


Las siguientes ideas las fui redactando mientras leía Contra la Interpretación. Más que ser objeciones a los puntos de vista de su autora, creo que intentan complementar, para mí, lo que ella misma escribió; aunque no dudo que esto ocurra desde un tono bastante más desapasionado. En parte, porque creo comprender que este ensayo constituye la respuesta muy virulenta por parte de Sontag a este afán de sus contemporáneos de querer aplicar el método psicoanalítico también a la obra de arte y extraer interpretaciones —o significados— que no necesariamente están allí, en la invención del artista (o que si lo están, lo están con bastante frivolidad). También hay un ataque de su autora a la interpretación marxista de la historia tan en boga en su época, etcétera.

Lo diré una vez más. Esto no es una reseña ni una crítica al texto de Sontag, éstas son solamente las ideas que me fueron disparadas durante su lectura. En cierta medida, también esbozo aquí mi propia y muy breve idea de lo que es el arte.

EL ARTE COMO EXPRESIÓN FIGURATIVA, SUSCEPTIBLE DE INTERPRETACIÓN

El arte como expresión sensitiva es una mímesis pero no por eso pierde su valor. Quizá pierda su valor —y en esto coincido con Sontag— frente al abigarramiento excesivo de ciertas producciones culturales en las eras industrial y postindustrial con una consecuente atrofia de nuestras experiencias sensoriales. No es en la obra de arte como figuración de la realidad en donde debe buscarse el delirio por la interpretación, esa manía es solamente una expresión de una cierta atmósfera de vaciedad propia del sujeto postmoderno.  

El arte es otra expresión del problema de conocer.

Nuestras representaciones (en tanto síntesis) son comunicables. Es decir, existe el sujeto que se representa la realidad —y a su representación se le llama arte (por satisfacer los cánones que sean) — y existen quienes se representan, a su vez, dicha representación. Toda representación de la realidad es, en cierto modo, una interpretación. Y Sontag, desde luego, no niega este tipo de interpretación. Ella interpela a quienes quieren encontrar en la obra de arte un significado más allá de su propio y verdadero significado. Ella consigna así, un valor objetivo a la obra de arte (objetivo solamente para quienes no la produjeron). En este sentido, debo admitirse que la obra de arte es susceptible de interpretación.

Toda teoría del arte es una teoría del conocimiento.

LA CONCEPCIÓN DUALISTA FORMA Y CONTENIDO

La forma de la representación de la realidad es otra manifestación de su contenido. La forma de los objetos del arte —es decir, la forma del arte—, no está disociada de su contenido. No existe ese divorcio. Es una expresión subjetiva de una realidad exterior (el arte). No hay dualidad; no existe la antinomia forma y contenido más que como ilusión. Es otra forma de conocer; otra posibilidad (el arte).

EL ACTO DE INTERPRETAR A LA OBRA DE ARTE

El acto de interpretar a la obra de arte es también un acto de representación y, por su método, probablemente produzca más arte o, al menos, experiencias sensoriales susceptibles, en potencia, de dicha categoría.

Aunque el objeto del arte no consista en ser sujeto de interpretación; el arte es sujeto de interpretación.

Aunque el objeto del arte no consista en ser objeto de interpretación; el arte es objeto de interpretación.

Dejemos que los críticos de arte, especializados y aficionados de la interpretación, quieran hacer del arte un acto intelectivo. Y aceptemos, por otro lado, la propuesta de Sontag de tender hacia una erótica del arte, más que hacia su teorización. Pero no neguemos nunca que, si el arte nos despierta y concita emociones, no es menos cierto que queramos hablar de ellas o, después, pensarlas. La misma autora lo aclara en el prólogo redactado para su propia obra treinta años después: “Apelar a una «erótica del arte» no significa menospreciar el papel del intelecto crítico.”

LA OBRA DE ARTE COMO UNA METAFÍSICA

Pero si se pretende un valor per se del arte —y en esto no coincido con Sontag—, entonces se conjura una metafísica del arte.

El arte no es una forma sublime de representación de la realidad. Es una forma de su representación sublimada. Por lo tanto, el arte no debiera ocupar un lugar privilegiado entre las formas de producción del conocimiento. Es sólo conocimiento que se quiere concebir a sí mismo sublimado. Es mímesis, arquetipo, mito y elusión.

¡Despojemos al arte de su carácter sagrado y, con ello, dejemos de banalizarle!







Por si a alguien le interesa esta lectura, paso la ficha.


Sontag, Susan; Contra la interpretación; Ed. Alfaguara, Argentina, 2005.

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