miércoles, 30 de junio de 2010
by Eleutheria Lekona
No por nada en particular, simplemente me gusta mucho esta canción. Y esta noche la comparto.
You told me that you'd stay with me And shelter me forever That was a hard promise to keep I can't blame you for the bad weather
After all that has been said and done I won't ask you where you're going Don't keep in touch, I don't miss you much Except sometimes early in the morning
Now use your silver tongue once more There's one thing that I'd like to know Did you ever believe the lies that you told? Did you earn the fool's gold that you gave me?
I forgive you wanting to be free I realize you long to wander And I sympathize with your roving eyes I just can't forgive your bad manners
Now use your silver tongue once more There's one thing that I'd like to know Did you ever believe the lies that you told? Did you earn the fool's gold that you gave me? Did you ever believe the lies that you told? Did you earn the fool's gold that you gave me?
Me gusta la palabra amanecer: su fonética, su sintaxis, su semántica, la etimología, silabearla: a-ma-ne-cer, sus conjugaciones (amenecí, amaneciendo, amanecerá).
Amanecer es regresar purificado –tras el sueño- de nuevo al mundo, despertar. Blancas las expectativas, la mente libre –aunque sea por esos breves y sagrados segundos.
Amanecer como metáfora de un nuevo inicio, de un nuevo reencuentro, de una nueva y renovada inclinación hacia lo atemporal o hacia ese algo que a cada quien le confiere de absoluto.
Pero amanecer también como vuelta a sí mismo, como cese de las hostilidades, como consecución, clímax y final.
Amanece y el cielo se perfila claro y despejado sobre la bóveda; amanece y el trinar de las pequeñas aves nos alegra y nos recuerda la belleza de esta nueva vuelta por estos lares; amanece y todo está permitido porque nada está escrito y tengo mi libreta limpia, dispuesta a guardar las letras que yo le quiera poner ahí.
Amanecer y probar el primer alimento del día.
Amanecer y cambiarle la bandeja de las croquetas a tus animalitos.
Amanecer y retornar; como un ciclo, un loop computacional –aunque este loop, paradoja, algún día ya no vuelva.
Amancecer, nuevo vector, nuevas componentes y: dirección, magnitud y sentido.
Amanecer y pensar en.
Amanecer bien kitsch.
Amanecer, cerrar y abrir: los ojos, el corazón, las ideas, las manos, la boca.
Y amanece y la neblina se diluye en las breves y lejanas montañas que nos bordean; allí está: el viento matinal restaurando la vida, las calles, el paisaje.
Se van las últimas estrellas, pasan las fugaces –a veces- algún cometa despistado y el manto de la noche –mi sempiterno efímero- se despide de nosotros, por unas horas.
Amanecer es, también, entregarse a la muerte y a su más dulce confrontación.
José Saramago no sólo será recordado por ser unhombre de letras de esos universales (¿cómo olvidar los estremecimientos que nos causó la lectura de una cualquiera de sus obras?), sino también por sus infinitos humanismo y empatía para con el dolor de sus semejantes. Yo le prodigué, durante los últimos años, una devoción doble ante tan magnífica coincidencia.
José Saramago fue uno de esos intelectuales que no tuvo miramientos para denunciar la barbarie de un modelo económico que no cesa en infligir sufrimiento a ingentes miembros de la raza humana; fue, también, un hombre siempre dispuesto a la Filosofía, uno de esos escritores capaces de sentarse frente a una mesa a dialogar con sus interlocutores, por horas, sobre la condición del hombre. En mi opinión, su universalidad radica en que era un filósofo nato y ello, unido a su genialidad literaria, hicieron de él este prócer de las letras que hoy es. Me faltan palabras para hacer el elogio de la obra y el ser de este titán.
Yo sí creo, a diferencia de Carlos Fuentes -opinión, a propósito de Saramago, publicada con fecha de hoy en “El País”- que del escritor también nos queda la ideología y no sólo las letras (¿o cómo negar que nuestros escritores predilectos influyen en nuestro pensamiento?). Antes de ser escritores, carpinteros, maestros, matemáticos o contadores somos humanos; y nuestra humanidad se manifiesta no sólo en nuestro oficio, sino en nuestros gustos y aficiones, en nuestra forma de pensar el mundo y concebirlo, en toda aquel gesto que revela nuestra humanidad. Y éso por no decir que el escritor, además de ser hacedor de ficciones, es también un observador de la realidad, un observador que, a partir de lo que ve y no ve en ésta, crea sus quimeras y nos las regala o elabora sus críticas y nos las transmite.
He entrado al blog de Saramago y he colectado algunos –unos pocos- de sus pensamientos; la selección que hice muestra al Saramago crítico de su tiempo; ser que –sin miramientos- señala parte de nuestra realidad (por desagradable que sea para algunos contemplarla); se trata, por cierto, de las entradas más recientes en su blog.
Habrá a quienes no agrade del todo esta vocación crítica en Saramago; yo creo que los verdaderos intelectuales van mucho más allá de ser simples sibaritas regodeándose en su infinito hedonismo –es el caso de unos cuantos intelectuales, no de todos, desde luego. Intelectuales contemporáneos de esta talla los encuentro en José Saramago, Mario Benedetti (q.e.p.d.), Susan Sontag (q.e.p.d.), Eduardo Galeano, Bolívar Echeverría (q.e.p.d.)etc.,y, en general, en aquellos que no sólo han cultivado el gusto por las letras, sino por el pensamiento. Yo estoy convencida de que mirar a nuestro entorno con ojos críticos no nos imposibilita al goce; y, en cambio, nos abre la posibilidad de observar a nuestro mundo con una visión más completa, no mutilada.
En Saramago confluyeron el genio y el humanista. Intelectuales tan honestos como él no se dan todos los días. Afortunadamente, la lectura de los libros que escribió nos permitirá seguir ahondando en su pensamiento e imaginar los libros que ya no escribirá (mi querida Jen). Así, esta clase de tristezas cesan un poco.
Selección de textos de José Saramago:
Pensar, pensar
Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008
Cada vez más solos
Creo que todos nosotros debemos repensar lo que estamos haciendo. Bien está que nos divirtamos, que vayamos a la playa, a la fiesta, al fútbol, que esta vida son dos días, y quién venga detrás que cierre la puerta. Pero si no nos decidimos a mirar el mundo gravemente, con ojos severos y evaluadores, lo más seguro es que nos quede un día solo por vivir, lo más cierto es que dejaremos la puerta abierta a un vacío infinito de muerte, oscuridad y fracaso.
“Cada vez más solos”, de De este mundo y del otro, Editorial Ronsel, 1997, p. 186
(Selección de Diego Mesa)
Responsabilidad
Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y ésto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.
La Jornada, México, 3 de diciembre de 1998
La hora de los valores humanos
El fracaso del capitalismo financiero, hoy tan obvio, debería ayudarnos a la defensa de la dignidad humana por encima de todo.
La Vanguardia, Barcelona, 10 de diciembre de 2008
Ciudadanos, que no clientes
Nosotros estamos asistiendo a lo que llamaría la muerte del ciudadano y, en su lugar, lo que tenemos y, cada vez más, es el cliente. Ahora ya nadie te pregunta qué es lo que piensas, ahora te preguntan qué marca de coche, de traje, de corbata tienes, cuánto ganas…
El Mundo, Madrid, 6 de diciembre de 1998
Babel
Todos los diccionarios juntos no contienen ni la mitad de los términos que necesitaríamos para entendernos unos a otros.
De El hombre duplicado, Alfaguara, p. 159
Humanidad
Tienen razón los escépticos cuando afirman que la historia de la humanidad es una interminable sucesión de ocasiones perdidas. Afortunadamente, gracias a la inagotable generosidad, imaginación, vamos supliendo las faltas, rellenando las lagunas de la mejor manera posible, abriendo paso a callejones sin salida y que sin salida continuarán, inventando llaves para abrir puertas huérfanas de cerraduras o que nunca llegaron a tenerlas.
La respuesta de Calderón, el tramposo, es -por su parte- característica de él: respuesta de servil, de lacayo, de sometido, de inescrupuloso, de apátrida (el niño ya estaba de lado mexicano cuando lo asesinaron). El “gobierno” que él encabeza –gobierno de hombres y mujeres ineptos- ha hecho otro tanto.
Los deudos, como siempre, son los que quedan vacíos. Uno también siente vacío y tristeza; nada comparado con lo que están viviendo los familiares de este nuevo muerto.
Si uno piensa en la cantidad de niños menores de cuatro años que mueren anualmente, seguramente se encontrará con una cifra no menor. Muchos niños están, ahora mismo, librando una batalla contra la leucemia o algún otro tipo de cáncer; algunos otros morirán o están muriendo de desnutrición. Otros, morirán víctimas en un bombardeo. Otros, por una infección que era perfectamente curable pero que, debido a la ignorancia de sus padres, no pudo ser detectada a tiempo. Otros más murieron y morirán por esta ya añeja y ancestral infantilización de la pobreza. Otros, en un accidente. Y, en fin, parece que por motivos no tenemos por qué preocuparnos. Los hay y son de una eficacia sin parangón.
La muerte acecha a todos y a todo. Quizá el azar esté íntimamente ligado a ella, pero también el determinismo: todos los seres vivos estaremos algún día muertos. Quizá lo más característico de la vida es éso, la ausencia de muerte, de cese de las funciones biológicas; la negación de la muerte y, al mismo tiempo, su complemento. La vida no se explica ni se entiende sin la muerte.
Lo animado, las pulsaciones, el ritmo respiratorio, la sangre circulando en las venas, el cabello sedoso y brillante, las uñas creciendo, el ritmo cardíaco, este funcionar biológico -especie de mecanismo de relojería- con su período de vida útil. Y el período de vida útil puede llegar a extenderse si somos lo suficientemente disciplinados y cautos y si, además, el azar nos favorece.
Todo ésto que es tan natural –la muerte-, tan consustancial a nuestra existencia causa, sin embargo, gran dolor en miles y miles de humanos (hay los que, obsesionados con el tema, no lo abandonaremos nunca –en sus diferentes formas- en nuestras cavilaciones).
¿Qué es lo que podríamos esperar de la muerte? Que llegue en una hora amable, que nos tome entre sus brazos cuando la juventud todavía nos arrope (hay los que prefieren vivir muchos años y hay, también, los que –pudorosos y poderosos- se la auto infligen) o que llegue no a consecuencia de la estupidez (y ya ni hablar de los románticos que todo lo que piden es morir habiendo conocido el amor o de los espíritus ilustrados, etc.).
Justo estos altermundistas que somos, éstos que consumimos nuestras horas en clamores, lamentos e increpaciones, pero también en acciones (algunos más que otros, mucho más que otros) contra el sistema global-neoliberal vemos cómo la muerte llega gratis y sin muchos motivos a miles de almas humanas, cómo –a consecuencia de las prácticas de este sistema- la cota anual de muertos (por hambre, por pauperización, por excesos consumistas, por guerra, etc.) es ingente. Pero si somos honestos y revisamos la Historia, nos percatamos de que en todos los períodos de la humanidad, estas muertes gratuitas -debidas a la estupidez del hombre- han sido no sólo numerosas, sino una peculiaridad distintiva del período. Entonces la experiencia nos lleva a concluir que hay una especie de rasgo tanatoide en la especie humana, que la muerte nos acecha más de lo que racionalmente uno esperaría no sólo por una suerte de azar, sino porque nosotros estamos en plena capacidad de asesinarnos mutuamente; entonces, nos parecemos más a las otras especies de lo que podríamos creer.
Pero aquí no acaba la cosa.
Miles de humanos nos preguntamos con honestidad, ¿debe ésto ser así? ¿Qué no, en tanto portadores de una cualidad de orden superior –el pensamiento-, tendríamos que exhibir un comportamiento distinto? Y ¿cómo es posible que haya personas que puedan asesinar a otras?, ¿y cómo es posible que haya espíritus menores siempre ajenos al dolor humano?
Yo sé, yo sé que el sufrimiento ajeno, que las muertes por estupidez no tienen por qué paralizar nuestras vidas; las almas alegres no son las que ejecutan o planean estas muertes, mas yo pregunto, ¿qué no, si estamos inmersos en la inacción, apatía e indiferencia dejamos en manos de unos pocos oligofrénicos decisiones que al colectivo completo nos afectan y atañen?
Yo no sé si estoy en calidad de pedir, no sé si mi actuación individual me confiera de la suficiente calidad moral como para pedir cosas a otros, no sé si lo que doy o he dado sea buena moneda para pagar (aunque no estoy segura de si haya un estándar para medir qué, cómo y quién retribuye más a esta sociedad; somos una sociedad de imágenes y exigimos “pruebas fehacientes” de nuestras contribuciones (como el pago de impuestos)).
Lo que quiero es DECIR, PEDIR, TRANSMITIR una idea: se admite que nos regodeemos en nuestra individualidad, se admite que amemos nuestros pensamientos, nuestras horas de felicidad, nuestro ser, lo que somos, etc. y, SIN EMBARGO, éso no tiene por qué justificar –no tendría por qué hacerlo- que no miremos lo que ocurre a nuestro alrededor y tratar de hacer algo si sabemos que ese algo puede, pudiera liberar de un mal o un peligro a alguien.
¿En qué medida la muerte por estupidez de los niños de ABC pudohaber sido evitada si la sociedad hubiese (mos) estado más al pendiente de la existencia de este tipo de guarderías, de las ominosas reformas a seguridad social que se han perpetrado estos últimos años durante los gobiernos tecnócratas y que han dado cabida a la concesión de este tipo de espacios a particulares sin las consiguientes medidas de seguridad?
Las cosas ya pasaron, la muerte de estos niños es. Ninguna proclama por venganza, ningún clamor de justicia les restituirá de sus vidas y yo dudo que los padres de estas criaturas encuentren alguna vez consuelo.
En muchos sentidos, toda la sociedad de este país compartimos responsabilidad con los padres y el gobierno (usurpador) por la muerte de estos niños.
La muerte por estupidez requiere de la participación del hombre porque la estupidez es sólo posible en nuestra especie. No me cabe duda de que también hay taras en la naturaleza y desconozco los mecanismos de surgimiento y cese de las mismas; mas hay una certeza que sí poseo: la humanidad está dotada -potencialmente dotada, quizá- para el pensamiento. Yo creo que potenciar dicha capacidad, nos puede ayudar a disminuir el malestar (y la estupidez).
A pesar de parecer estar habitualmente poseída por un cierto pesimismo, lo cierto es que creo en la humanidad. Creo en el hombre. Y esta confianza me anima a seguir aquí.
miércoles, 2 de junio de 2010
by Eleutheria Lekona
[** Todos los días se aprende algo: Uno puede oprimir la tecla F11 para leer sin cansarse y volver a oprimirla para regresar a la pantalla normal.]
Hace algún tiempo –hará mes, mes y medio- acudí a la venta de libros convocada por Paco Ignacio Taibo II allá por Río Churubusco. No sé si lo platiqué aquí, pero pude comprar varios, muy buenos y económicos libros. Paola mi hermana, hizo otro tanto. Casi al final del recorrido, llegamos al stand de la Revista “MEMORIA” que, hasta ese entonces desconocíamos. Y nos quedamos embelesadas viendo que se trataba de una excepcional revista sobre cuestiones políticas y culturales. Paola decidió comprarse algunas (yo también quería, pero mis fondos destinados para el evento ya me los había chutado todos comprándome otros libros). Era tal la oferta de números que, antes de decidir, Paola solicitó mi opinión. Yo le dije: “sin chistar yo me compraría este número y este otro”, “si yo fuera Paola, lo haría”. Y Paola me obedeció e hizo la compra (por supuesto, Paola sólo es obediente cuando está de acuerdo con lo que se le ordena: un modo de hablar, vaya). Una de las revistas elegidas, el número 237 contiene un artículo interesantísimo intitulado “La invención del pueblo judío” a propósito de un libro publicado por Shlomo Sand.
En cuanto lo leí, pensé vagamente en publicarlo aquí, mas de inmediato pensé: “No, mejor no. Van a empezar a tildarme de antisemita y todos aquellos sofismas enfermizos”, así que claudiqué ante la intención.
Pero el día de hoy, justo a raíz de una pequeña polémica que se armó allá en el blog de Ernesto, “Año 10 de la Oscuridad”, me animo a hacerlo. Digamos que es un aporte cultural, más que una toma de posición.
Como no pretendo la imposición de verdades y -en cambio- sí que las busco, después de dicho artículo, coloco el link a un blog de un judío que esgrime ciertos argumentos para explicar por qué no le parece un buen libro (¿acaso no es lindo ser equilibrados?).
EL PUEBLO JUDÍO FUE UNA INVENCIÓN
Entrevista con Sholmo Sand sobre su libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?
Jonathan Cook
Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya diecinueve semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.
Sand afirma que la idea de una nación judía –cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel– es un mito inventado hace poco más de un siglo.
Este historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de este alegato, sino de otras tesis igual de controvertidas.
Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.
Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented?(¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?) se repita en todo el mundo. La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.[1]
El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Sin embargo su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en EU, publicado por Verso.
Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.
Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes ha evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.
La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice, “porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí, hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas”.
El principal argumento de Sand es que, hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.
De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade. “El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudieran regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías”.
La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos. “No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d. C. “Una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas. Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio, pero, cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo. La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras”.
Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyeran que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios”.
Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”? Sand dice que, en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.
Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.
Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que vive inmersa la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.
Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiera contradecir el discurso oficial de la historia judía. La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?
“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion (el primer ministro israelí), creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam”.
Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de naipes.
El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.
“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.
“En Israel, se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo”.
El autor es escritor y periodista inglés, residente de Nazaret (Israel). Es autor del libro Sangre y Religión: desenmascarando el Estado judío y democrático, publicado por Pluto Press y disponible, en EU, en la edición de la University Michigan Press. Fuente: The Nation.
[1]El libro es también mencionado por Eric Hobsbawm en la entrevista publicada aquí, pág. 37, en una breve pincelada sobre su identidad judía. N. de la E.
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“Mi optimismo está basado en la certeza de que esta civilización está por derrumbarse. Mi pesimismo, en todo lo que hace por arrastrarnos a su caída”
Los debates sobre la "Reforma energética"
Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma.
Así son quienes hoy gobiernan a México de forma ilegítima...
"...México es un país extraordinariamiente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano [norte]americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos.
México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros."
Entrada del diario de Richard Lansing, secretario de Estado del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, en 1924.
"Si tengo la desfachatez de creerme en posesión de la verdad es porque nunca he amado nada sin a la vez odiarlo."
E. M. Cioran
BREAKING THE WAVES, Lars von Trier
El Mundo...
"Porque el mundo del que somos responsables es éste: el único que nos hiere con el dolor y la desdicha, pero también el único que nos da la plenitud de la existencia; el que nos ofrece un jardín en el crepúsculo, el roce de la mano que amamos; esta sangre, este fuego, este amor, esta espera de la muerte. Este deseo de convertir la vida en un terruño humano."
Ernesto Sabato
Elgar Cello Concerto 1st mov., Jacqueline Du Pré
"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando."
Rabindranath Tagore.
EL HOLOCAUSTO OLVIDADO. Hiroshima y Nagasaki
DESTINO
Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca. Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere un olvido, una ausencia, a veces menos. Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia de respirar con un pulmón ajeno! El aire no es bastante para los dos. Y no basta la tierra para los cuerpos juntos y la ración de la esperanza es poca y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades, ciervo con una flecha en el ijar que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne de pupilas de vidrio; su actitud que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece el reflejo de un tigre. El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve —antes que lo devoren— (cómplice, fascinado) igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
ROSARIO CASTELLANOS
Danzón No. 2, Márquez
Que me conmines al caos no me aleja de ti ni de tu pretendida astucia para olvidarme. Ya no más celeridad en medio de estos días calmos. Te quiero a ti cual Luna clara en medio de la noche, pareces perla primigenia suspendida en un vacío sin fondo. Llegaré a ti vestida de blanco por si aún te atormenta la ausencia de colores en mi silueta.
¿Quieres escuchar mi voz? Entonces tómate la molestia de escuchar también mi canto. Lograrás aprehender las notas de mis melancólicas melodías y las cantarás después, mucho después de la puesta del Sol, cuando yo ya no esté aquí, sino observándote oculta tras un árbol milenario; entonces estudiaré tus movimientos, tu manera de mirar hacia el horizonte, tu forma de postrar la cabeza cuando –pensativo, ausente o triste- escoges la tierra como receptáculo de tus cavilaciones. Estarás en una isla desierta, sabrás apreciar con todos tus sentidos la belleza de un mar salvaje con cielo eléctrico o la tristeza de un sol abrasador sobre el océano amigo. Pero no memorizaré tus movimientos, sólo los contendré infinitamente en mi alma.
ELEUTHERIA LEKONA
"Prelude", Vangelis
MAR ETERNO
"Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
Y te sale al encuentro por todas partes."
José Emilio Pacheco
Dedicado a Bety Cariño (Diana Cordero)
VUELVE
“Vuelve otra vez y tómame, amada sensación retorna y tómame, cuando la memoria del cuerpo se despierta, y un antiguo deseo atraviesa la sangre; cuando los labios y la piel recuerdan, cuando las manos sienten que aún te tocan.
Vuelve otra vez y tómame en la noche, cuando los labios y la piel recuerdan.”
KONSTANTINOS KAVAFIS
Las Goldberg variaciones con Claudio Arrau
“Es obligación de los pueblos reaccionar cada vez que el engaño pretenda alzarse para posponer la verdad.” Salvador Allende
"Venetian gondola song", Felix Mendelssohn
¿Por qué ha de alcanzarse lo absoluto, como pretenden los filósofos, mediante el conocimiento racional de todas las experiencias, y no por algún éxtasis repentino e instantáneo que ilumine de pronto los vastos dominios de lo absoluto?
Ernesto Sabato
Fantasy - D Minor KV-397, W. A. Mozart
NIETZSCHE
“Hay veces que me asalta un sentimiento más negro que la más negra melancolía: el desprecio a los hombres”
El Anticristo, Friedrich Nietzsche
No eres un asidero al cual yo vuelva para paliar mi soledad o mis tristezas. Tú eres mi soledad y mis tristezas.
Eleutheria L.
"Las ciudades", Buika
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
MARIO BENEDETTI
Die kunst der fuge, Bach / Massini
Había venido desde lejos a buscar el sol y el sol hallado al fin, me era hostil. ¿Y si me lanzase desde lo alto del acantilado? Mientras hacía consideraciones más bien sombrías mirando a la vez los pinos, las rocas y las olas, sentí de repente hasta qué punto me encontraba sometido a este bello universo maldito.
E. M. Cioran, “Ese maldito yo”
Tierra, no cenizas
-¿Cenizas? No, yo quiero que los gusanos me roan… que el hedor de mi carne descompuesta azuce a las criaturas del subsuelo. Y yacer envuelta por la tierra.
Eleutheria L.
Sin interlocución
Escogiste un derrotero de mediocres. El confort de la lejanía. La tibieza de la duda. No una vida vivir. No amar. No ser. Asirte, en suma, a la pregunta metafísica. Al tormento de la nada y renunciar a la lluvia, a las estaciones, al Sol, a los días.
Eleutheria L.
Uy, miedo (las imágenes de la caverna)
La humanidad permanece irremediablemente en la caverna de Platón, gozando todavía -su antiquísima costumbre- con meras imágenes de la verdad.
Susan Sontag,
On Photography
LISA HANNIGAN ~ Lille
DANZARINA
Cómo quisiera acariciarte con mis palabras…
Rozar tus oídos con mi boca y,
como una danzarina loca,
bailar en rededor tuyo…
Bajo esta lluvia o fuera.
Eleutheria L.
Argerich/Chopin, Balada 1 en G menor Op. 23 (tiene más el ritmo de la lluvia... para estos días...)
Grillo del tiempo
Escucha la pequeña belleza, grillo, escúchala que tú también cantas y con tu música haces de mis oídos laderas de tu voz, de tus historias de silente hablante.
Sé que la escuchas grillo porque ya no hablas y que, lejos, compartes conmigo esta eufonía.
Recuerdo cuando fui luciérnaga y paseaba contigo por el pasto –mojado- y gotas de agua nos bañaban.
Recuerdo grillo, tu compañía de saltarín, de cuasi-saltamontes, en estas geografías de enebro y tulipán y el viento fuerte sobre nosotros tirándonos y nosotros que sobrevivimos a él para transformarnos en gaviotas o en hombres que, como la alegoría del andrógino, buscarnos después –perdidos y nauseabundos de nosotros mismos, revulsivos, grillo.
Yo no supe grillo, del confort de tu cacofonía –que a mí me pareció melopeya vulgar, anodina (no como tú, grillo).
Grillo veraniego, grillo nocturno, de invierno, de casas de campo, de descanso, lejos de mí, a través del viento; frente a un cristal-espejo de mis melancolías. Grillo eterno, de siempre, sempiterno, en lontananza que inventa que le pienso, que te pienso grillo lejos de mí sin sucumbir en mí.
¿Por qué eres grillo?, ¿Por qué ya no eres rostro, ni manos? Grillito tonto. Haces que me parezca luego a una mantis y me crea que Dalí habla de mí en sus libros hechos de moho en bibliotecas de moho también.
¿Ves cómo todo es hermoso, grillo? Desde tu canto, tus manos de grillo, tus ojos de grillo, tu estúpido mirar de grillo incólume que no se inmuta ni frente a una carcajada en contra de él (así es el grillo –ni hablar).
Los grillos me acompañan desde aquellos viajes de infancia. El grillo –con su canto- anunciaba la llegada al lugar. El bosque tropical hacía su aparición, me apeaba ansiosa de clavarme en la agua de aquella poza artificial. El grillo había parado de cantar y me dejaba a mi suerte; me prometía al oído mi libertad para aquellos días y me dejaba tomarme mi raspado de tamarindo después de la chapuza-chapuzón.
Grillo veraz y atroz, delator. Le caían mal mis gatos –de siempre- porque de siempre el gato –necio- me seguía; como hasta ahora que los gatos me siguen.
Y era un grillo pérfido también -¿te acuerdas de la palabra, amigo cometa?
Y un grillo manantial y páramo y erial y nada. Monocorde.
Y no entiendo cómo pueda haber tantos grillos en el mundo y, de tantos, aparezcas tú, hayas sido tú, -¿por qué grillo?
Me vienes tanto, grillo.
Pero ir hacia la oscuridad en la claridad de tu vaivén, de tu huida, de ti que no comprendiste, grillo del tiempo.
Por Eleutheria
Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí mismo es lo suficientemente duro para triturar los mitos.
Max Horkheimer y Theodor W. Adorno
Glass: Glassworks - Opening | Lisitsa
La guerra de mis días.
Te reconstruyo en mi memoria. Allí nadie podrá dañarte ni alejarte de mí. Allí te tengo y solo allí. Allí te sostengo para mi muerte. Eres mi dolor, eres mi muerte y mi vida. Mi soledad y mi memoria. La guerra de mis días. Mi todos los días.