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Ayúdanos a cambiar el paradigma / Help us to change the paradigm

Algunos mensajes que dejo a los shelters sobre el tratamiento que se les da a los animales de la calle en Estados Unidos y, muy particularmente, a los gatos:

All this information in your post makes the issue very impersonal. You treat them, not like living creatures, you treat them like objects. You are more interested, people from USA, in laws, rules, legislations and norms, than in life itself. You don´t need to add all this information. You just need to attract people to love cats, to show them cats are lovely, to show them cats can save our lives, to show them cats are not our possessions and we don´t have rights over their lives, to show them earth does not belong to us, and we shouldn`t be taking decisions over their creatures. But the problem with you, people from USA, is your whole paradigm, which is the source of all your misconceptions. Your culture on animal rights is a murderer culture. Those places are Auschwitz. If someone can’t have a cat because they don’t have the money to have it (since in this ridiculous country you need money to have a pet on your own), you don’t kill the cat, you just leave the cat in a park. Maybe he is smart enough to find a new owner, but instead of that, you decide to kill them, that’s why your culture in animals rights is a murderer culture. We should change this whole paradigm. Please, help us to change the paradigm. Animals do not belong to us. We're just lucky enough to have them in our lives.

En el día Internacional del Gato

Una reflexión que quiero compartir a propósito de El día del Gato: si tu gato es un outdoor cat, vacúnalo, desparasítalo y esterilízalo para que la población de gatos que de por sí viven desamparados en la calle no crezca indiscriminademente. Si tu gato es un indoor cat, mántenlo así, porque eso le dará seguridad y una mejor calidad de vida. Procura que no salga para nada a la calle y tenlo siempre contigo. Los gatos son seres sumamente frágiles y podría bastar con una simple salida para que no lo vuelvas a ver. En lugares como México, en donde hay gente supersticiosa, ignorante y cruel, además de niños maleducados, tu gato podría verse expuesto a las groserías de alguna de dichas personas y, francamente, creo que no hay necesidad de que ello ocurra si amas profundamente a tu gato y si además puedes mantenerlo como un indoor cat. Obviamente, dale los mismos cuidados que si fuera un outdoor. Ama mucho a tu gato y sé feliz de tenerlo, son seres excepcionales y excelsos. Su amor no tiene parangón en el mundo y son tan leales e inteligentes como los perros. Finalmente, si no tienes gatos, pero no eres una de esas personas mezquinas, de juicio cerrado e ignorantes, y planeas adoptar una mascota, yo te recomendaría de mil amores que adoptes a un gato, vas a descubrir en estos seres un universo hermoso que ha inspirado a artistas y poetas. En lo que a mí concierne, siempre he dicho que los gatos son mis almas amigas, y esto era así desde que era niña. Y algo muy importante, si te has decidido por un gato, que sea uno de esos tantos gatitos de la calle, que tanto necesitan de unos papás, que lo quieran, lo amen y lo apapachen, para siempre, como si fuera un hijo.
#InternationalCatDay

±∞ Simbolismo

All the beauty is there.

Gatos de noche sideral a la luz del día...



Mi gato es atípico. Éste no es independiente y se dice mío. Va a dónde voy yo y si a la ducha me meto, allí mismo me sigue y mete su patita por debajo de ese triángulo que le falta a la puerta del baño -allí- en la parte inferior. Y luego, tiene su advocación en el gato de la noche que persigue hasta a mi sombra a cambio de una digna vianda de Whiskas. Y ya no sé yo quién es quién; si el gato negro es la gata negra o la gata negra es el gato negro. Gato negro voyeur. La gata negra se llama Gigi, el gato negro se llama Odín. Gatos clavicémbalos que cantan músicas con su ronroneo; gatos injerencistas que se asoman por mi ventana para participar de mi vida cual espectáculo de vodevil. Y hete que voy de la sala a la cocina y de la cocina al comedor, acarreando ollas, refractarios de comida, baldes con agua, atareada, pensativa y los gatuchos, chismosos, con sus ojos acuciosos me inspeccionan toda y, con ingeniosa mente, se ponen a barruntar asertos que ofrecen solaz a su inicuo, no saciable intelecto. Pero gatos tiernos también –como yo- y por eso los amo y los acepto en mi Big Bang contraíble-expansible. Estos gatos son aerolitos dentro de mi universo; otros, hasta cometas de mi noche sideral sempiterna y -a veces- hasta a la luz del día se presentan en mi cielo.

Inspirado por un post de Marcelo Munch.


Una gatita pianista

Tenía tres gatos: Tita, Fantomas y Clío; Tita y Fantomas ya no están (los extraño extraordinariamente). Cuando a Arturo le da por tocar la flauta o ese instrumento que parece piano –no recuerdo ahora el nombre- Clío corre hacia él y se le para de patitas, olfatea el instrumento y mueve la colita con ese movimiento ligero y cadencioso de las colitas de gatos felices (no el movimiento violento, especia de látigo que golpea el suelo, de cuando los gatos se enojan). No se diga Tita, que era súper idólatra de Arturo cuando éste tocaba la flauta y que le encantaba también que yo le cantara canciones (se me acercaba y me daba un montón de besitos y arrumacos). A Clío –que afortunadamente sigue conmigo- le encanta también que cante; cuando lo hago, me lanza esa insoportable mirada cargada de infinita ternura. Por otra parte, Fantomas –mi pequeño bellaco- permanecía, por lo regular, indiferente a la música.


Los gatos son criaturas a las que amo profundamente, pero no por esa mala fama que tienen de ser sangrones y voluntariosos (aunque la verdad es que sí lo son un poco), sino porque son las mascotitas más fieles, más tiernas, más leales y más agradecidas. En mi caso, mi historial de gatos es enorme y cuando pienso en los que ya no están y me pongo triste pienso una bobada: cuando muera, allí estarán todos esperándome, será lo primero que vea.


Tengo una mejor amiga –a la que no veo hace mucho- que también ama a los gatos y yo digo que esa es una de las cosas que nos unen, esa afinidad por estos animalitos tan especiales.


Los gatos, además, parecen comprenderlo a uno; si estás triste, lo saben; si tienes algún dolor en el cuerpo, tratan de aminorarlo con su ronroneo; cuando no estás en casa, te extrañan y lloran por ti; cuando los llamas, aparecen de inmediato; cuando están contentos, te lo dicen; hablan y te contestan cuando les preguntas cosas –con maullidos, claro- y también se ríen. ¡Ah! y a los míos les fascina que les cuente historias en las que ellos son los protagonistas.


Hay un libro de William S. Burroughs que se llama “El Gato por dentro” y es un libro de mi especial predilección pues contiene reflexiones muy íntimas dedicadas a varios de los gatos con los que Burroughs compartió los últimos años de su vida.


Aquí van algunos fragmentos:


“Ahí está Wimpy, el gato blanco-naranja, en una silla cerca de la cama. Si cierro la puerta de mi cuarto se queja y patea en la puerta. No tiene hambre. Sólo quiere estar cerca de mí o de alguien que lo quiera. Billy hacía eso en la casa de la calle Wagner en Algiers. Lloraba fuera de mi puerta hasta que le abría. Y la casa se parecía mucho a esta casa, una sencilla casa blanca, larga y angosta”.


“He dicho que los gatos sirven como Familiares, como compañeros del alma. “De verdad que te acompañan”. Los familiares de un escritor viejo son sus recuerdos, escenas y personajes de su pasado, real o imaginario. Un psicoanalista diría que simplemente estoy proyectando estas fantasías en mis gatos. Sí, muy simple y literalmente, los gatos sirven de pantallas sensitivas para representar actitudes precisas cuando se les asigna el papel apropiado. Los roles pueden cambiar y un gato puede hacer varias partes: mi madre; mi esposa Joan; Joan Bowles; mi hijo, Billy; mi padre; Kiki y otros amigos; Denton Welch, quien me ha influido más que cualquier otro escritor, aunque nunca nos conocimos. Los gatos quizá sean mi último eslabón vital con una especia moribunda”.


“Invierno nuclear ... Aullante viento y nieve. Un hombre viejo en un refugio improvisado con las ruinas de su casa se acurruca bajo edredones destrozados, cobijas llenas de agujeros y tapetes sucios, con sus gatos”.


“Todos ustedes, amantes de los gatos, recuerden que todos los millones de gatos que maúllan a través de los cuartos del mundo depositan su esperanza y confianza en ustedes, como la gatita madre en la Casa de Piedra que apoyó su cabeza en mi mano, como Calico Jane cuando puso sus bebés en mi maleta, como Fletch que saltó a los brazos de Jame y como Ruski que corrió hacia mí gimiendo de gozo”.


Y todo esto me ha venido tras ver este vídeo que me ha arrancado varias conmociones.


“Ta-rán --> Nora, la gata pianista:”


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