No es una cuestión fascista



No es una cuestión fascista el que a veces desees no estar en sociedad. No hay detrás de este alejamiento una intención de menospreciar a los demás, hay simplemente la intención de ser ti mismo y no estar dispuesto a ceder ante las pretensiones de los otros si estas atentan contra tu propio sentido de seguridad.
 

Incluso si la sociedad no te acepta en tu individualidad, es mejor alejarse de esa sociedad que cambiar para ser aceptado. Porque a la sociedad, lo que la conforma son individuos y si la sociedad alimenta a esos individuos y está enferma porque está formada de individuos enfermos, entonces estará eternamente fabricando a más y más individuos enfermos. Digamos que en una concepción posmoderna de nuestro ideal de sociedad, la célula de ésta ya no estaría en la familia, sino en el individuo, y si su base está enferma, entonces la sociedad sería al mismo tiempo una entidad enferma. De allí que en nuestra época –digamos de los sesentas a la fecha, que es cuando empieza la posmodernidad– sea tan prioritario atender al individuo en detrimento incluso de la sociedad. Es una mera cuestión social por paradójico que suene, instintiva incluso.

Pero es una cuestión a la que todo individuo debería tener acceso sin menoscabo de sus libertades civiles y sociales, y, sobre todo, sin que ninguna sanción moral le sea infligida por no actuar de acuerdo a lo esperado. La libertad, en nuestra época, ha sido redefinida por nuestra organización social de tal modo que es posible sustraerse a las convenciones sociales sin tener que ser castigados por nuestra conducta. Aunque claro, siempre existe la sanción moral no tácita que hace que en todas las sociedades existan sujetos marginados a instancias de esta falta de apego a sus directrices.
 

Es verdad que mucho de la belleza de la vida reside en el encuentro con las personas exteriores a ti y en este sentido la unidad social es determinante para nuestra felicidad personal, sin embargo, si la sociedad simplemente pone en jaque tu bienestar por la razón que sea, simplemente debes renunciar sin miramientos a ese aspecto de la sociedad que te está incomodando. Pues de nada le sirve a la sociedad un individuo que se encuentra indispuesto o incómodo.
 

Y no, es importante decirlo, no es una cuestión fascista, es una cuestión de mera supervivencia.

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