Bilis negra que brota deletérea de aquello en lo que no podemos dejar de pensar, en los problemas que nos atormentan, pese a haber llegado a un punto muerto, pese a ser irresoluble. Magnífico Durero. Como artista, pero, sobre todo, como pensador. Este grabado así lo demuestra.
Pero, además -y a pesar de sus tormentos o quizá debido a ellos- el amor por el conocimiento no cesa: Dürer fue también un geómetra. Hay un libro de él, editado por la UNAM, en el que hay una construcción bella -yo de verdad levité cuando la conocí- de un pentágono que se va iterando muy a la usanza de la curva fractal de McWorter; pero la curva de McWorter fue creada con un algoritmo computacional por allí en los 80's, mientras que el pentágono de Dürer data de hace quinientos años (1525); lo que quiero decir es que la Geometría es la Geometría.
El libro, por cierto, se llama “Instituciones de Geometría” y te he de confesar que fue a raíz de la elaboración de mi tesis de licenciatura (versó sobre la especificación de curvas fractales –a través de Sistemas L- que llenan ciertas regiones del plano) que conocí con mayor profundidad la obra de Dürer. La hechura de esa tesis fue una de las cosas que más he disfrutado en mi vida y fue tal la forma en que me compenetré con su realización que cuanto más sabía, más quería saber; fue así como di con el mencionado libro. Por otra parte, si bien ya había leído sobre la interconexión que se logró, durante el Renacimiento, entre sus pintores y ciertos progresos en Matemáticas (Piero della Francesca, Leone Batista Albertti son también otros pintores que lograron esa misma interconexión) no fui sino hasta que me acerqué a tal libro –y a Dürer- que pude apreciar más cercanamente ese feedback que se celebró y se sigue celebrando entre Matemática y Pintura, entre Matemática y Arte.
Melancolía I, una alegoría de lo soy yo ahora mismo: prodigioso Dürer…
Le paro aquí porque cuando me sumo en estos vértigos me pongo de un insoportable locuaz.
Tu comentario es amable y me avergüenza. Sabemos que es la curiosidad la que nos anima a aprender y que ni siquiera así logramos conocer todo aquello que es motivo de nuestro asombro, ¿no es así?
Creo que todos sabemos un poquitín de algo y en esta aldehuela virtual es dable ese convite.
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ResponderEliminarI have no idea about in what way this could be of help for you, anyway, I'm glad of it.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBilis negra que brota deletérea de aquello en lo que no podemos dejar de pensar, en los problemas que nos atormentan, pese a haber llegado a un punto muerto, pese a ser irresoluble. Magnífico Durero. Como artista, pero, sobre todo, como pensador. Este grabado así lo demuestra.
ResponderEliminarSaludos.
Ps. Libertad, bonito nombre.
Pero, además -y a pesar de sus tormentos o quizá debido a ellos- el amor por el conocimiento no cesa: Dürer fue también un geómetra. Hay un libro de él, editado por la UNAM, en el que hay una construcción bella -yo de verdad levité cuando la conocí- de un pentágono que se va iterando muy a la usanza de la curva fractal de McWorter; pero la curva de McWorter fue creada con un algoritmo computacional por allí en los 80's, mientras que el pentágono de Dürer data de hace quinientos años (1525); lo que quiero decir es que la Geometría es la Geometría.
ResponderEliminarEl libro, por cierto, se llama “Instituciones de Geometría” y te he de confesar que fue a raíz de la elaboración de mi tesis de licenciatura (versó sobre la especificación de curvas fractales –a través de Sistemas L- que llenan ciertas regiones del plano) que conocí con mayor profundidad la obra de Dürer. La hechura de esa tesis fue una de las cosas que más he disfrutado en mi vida y fue tal la forma en que me compenetré con su realización que cuanto más sabía, más quería saber; fue así como di con el mencionado libro. Por otra parte, si bien ya había leído sobre la interconexión que se logró, durante el Renacimiento, entre sus pintores y ciertos progresos en Matemáticas (Piero della Francesca, Leone Batista Albertti son también otros pintores que lograron esa misma interconexión) no fui sino hasta que me acerqué a tal libro –y a Dürer- que pude apreciar más cercanamente ese feedback que se celebró y se sigue celebrando entre Matemática y Pintura, entre Matemática y Arte.
Melancolía I, una alegoría de lo soy yo ahora mismo: prodigioso Dürer…
Le paro aquí porque cuando me sumo en estos vértigos me pongo de un insoportable locuaz.
Saludos...
Me dejas pasmado con tus conocimientos y el modo en que tienes de expresarlo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comentas de tu estado actual, espero que no tardes mucho abandonarlo para mudarte, por ejemplo, en fuego.
Un abrazo.
Éxodo:
ResponderEliminarTu comentario es amable y me avergüenza. Sabemos que es la curiosidad la que nos anima a aprender y que ni siquiera así logramos conocer todo aquello que es motivo de nuestro asombro, ¿no es así?
Creo que todos sabemos un poquitín de algo y en esta aldehuela virtual es dable ese convite.