jueves, 19 de agosto de 2010

Sobre un post de Pokama...

Leyendo este post de POKAMA me brotan las siguientes confirmaciones:


1. En verdad que el periodista que difunde estas “informaciones” (actual director editorial de Grupo Editorial Milenio, Carlos Marín) de pronto se convierte en un periodista lleno de odio, falsario e inescrupuloso. Veo no pocos peligros en tal actitud (juzgue el lector cuáles son dichos peligros).


2. ¡Con qué tristeza contemplo el escaparate de los media en México! atiborrado de hombres-esclavos que dicen la noticia a modo de proteger los intereses de sus empleadores. Pero lo más triste de todo es: es la opinión de estos polichinelas del dinero la que se masifica y llega a miles y miles de hogares a través de la TV y otros medios.


3. Estoy convencida de que la primera guerra que tendremos que librar contra este sistema de opresión es la guerra hacia los mass-media. Por allí empieza la libertad (“guerra” aquí quiere decir: frente, resistencia, oposición, etcétera).


4. No hemos alcanzado un superávit en la difusión de estos hechos y no sé si algún día lo alcancemos, por ello es conveniente ensanchar su divulgación -toda vez que es posible o que así se considere- sumándose a ella.



2 comentarios:

  1. Si a cada calumnia divulgada en 2006 por el equipo de campaña de Calderón contra López Obrador se le hubiera contestado de esta manera, con datos, cifras, hechos, se hubiera desmantelado para siempre la estrategia de guerra sucia electoral panista

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  2. Es muy razonable lo que comentas. Y, sin embargo, creo recordar durante 2006 a una Claudia Sheinbaum cotidianamente enfrascada en diversos debates dentro del carrusel de los noticieros televisivos en los que era común oírle dar todo el tiempo datos, justificando todo el tiempo cosas, siendo objeto de las más ridículas sospechas. Debates en los que –más bien- parecían ser ella o cualquiera vinculado a la campaña de Andrés objeto de anatemización por el simple y llano hecho de estar vinculados a él. En fin, especie de campaña de linchamiento por parte de los mass-media y, gracias a la cual, es en parte posible que muchos mexicanos no lleguen nunca a tener acceso a estos datos, cifras, etcétera que mandan al basurero al conjunto de mentiras que –como propaganda- ellos mismos hacen correr en paralelo a Andrés Manuel L. o a cualquier cosa disidente a la realidad política que conciben.

    En un país en el que todavía existen personas que creen en las chapucerías difundidas por Jaime Maussan, en desaparecidos, en que la “Selección” va a pasar a finales, en apariciones, santos y toda suerte de bagatelas de la fe, no es extraño que se tome como dogma lo dicho en los noticieros (en general, un patrón similar opera en todo el orbe).

    La tirada es o debería ser llegar a un punto en el que los ciudadanos de esta soberanía entiendan que cualquier cosa, dicha por cualquiera –incluida la TV- exige de evidencias antes de ser tomada como verdadera.

    Por cierto, yo desde 2006 dejé de ver la TV hecha por Televisa y TvAzteca (ya algún día contaré cómo ocurrió exactamente ese proceso) y hasta casi podría afirmar que siento como si se me hubieran regenerado algunas neuronas :P

    Lamento lo mal articulado de mi respuesta, en estos días apenas si he tenido tiempo para cualquier cosa.

    Saludos,
    Eleutheria.

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