Manipulación y polarización
domingo, 20 de junio de 2021 by Eleutheria Lekona
En las presentes notas intento resumir algunas observaciones que ya he hecho en torno al tema de las élites globales y la manipulación que se da en el ámbito mediático y de las redes sociales con la intención —esta manipulación— de que dichas élites puedan hacer efectivas sus agendas. Las notas las presento a modo de prontuario puesto que pienso que es una manera más efectiva de hacer claros todos estos conceptos.
No. 1. Los poderes fácticos, grupos oligárquicos y las élites mundiales viven de separarnos a través de explotar las diferencias naturales que hay entre nosotros. Para ello, obviamente, es necesario manipularnos y polarizarnos socialmente.
No. 2. Pero, ¿por qué es necesario manipularnos y fracturarnos socialmente? Porque, de otra manera, si en lugar de fragmentados, la sociedad se mantuviese unida, entonces, en vez de que prosperasen los dos o tres intentos preexistentes que buscan hacer prevalecer las élites como sus puntos de vista, nos uniríamos en contra de estas y, simplemente, les quitaríamos el poder. Es decir, lo perderían.
No. 3. Sin embargo, para que podamos luchar unidos, es menester, primero, darnos cuenta de que nos están explotando y, segundo, advertir que estamos desunidos.
No. 4. Ahora bien, puesto que entre muchos de sus propósitos figura el que no estemos unidos, el alienarnos es uno de sus propósitos fundamentales, puesto que, alienados, no nos daremos cuenta ni de que no estamos unidos ni de que nos explotan.
No. 5. ¿Y qué mejor manera de alienarnos, por cierto, que hacer de la desunión y la polarización la estrategia común a la que acuden para fragmentarnos? Una estrategia que inconscientemente los seres humanos buscan, puesto que es parte de nuestra herencia milenaria el hecho que busquemos la confrontación al descender directamente de tribus. Es decir, a los seres humanos nos es necesaria la polarización y la lucha y por eso funcionan tan bien este tipo de estratagemas.
No. 6. Me explico. Dado que la masificación de la información a través de las nuevas tecnologías hace casi imposible que los actuales seres humanos no se den cuenta del grado de descomposición que hay en el sistema actual, es imposible que las élites sigan manipulándonos por la vía de la ignorancia apostando a la desinformación; por tanto, lo que les queda, en este caso para controlarnos, es explotar el hecho de que ya hay seres humanos que se han dado cuenta del presente engaño —puesto que este sistema nos lleva directamente a la deshumanización—, para seguir controlándonos. ¿Pero cómo lo logran? Lo logran contrapunteando a quienes ya se dieron cuenta de todo este montaje, contra quienes, inconscientemente, rechazan cualquier cambio posible o cualquier tentativa de cambio (o quienes, en general, rechazan cualquier cambio de dirección), y, para hacerlo, no hay más que tomar el discurso de aquellos que ya son conscientes de la situación, masificarlo y generar una polarización constante entre los dos bandos; aunque, por supuesto, cabe pensar que hay mucho más de dos bandos en juego. Grosso modo, yo solo los caracterizo así con el simple afán de simplificar, pero es de esperarse que haya otras formas posibles y abigarradas aun (formas mixtas), de congregarse políticamente. Por cierto, para polarizarnos usan técnicas tanto conductuales, de estímulo-respuesta, como teorías y conceptos de psicología profunda.
No. 7. Ahora bien, ¿por qué he entendido esto? Lo he podido entender gracias al acoso que he sufrido y al plagio de mis escritos; más específicamente, he podido entender que el negocio de las élites en México es que estemos polarizados, ya sea, por un lado, incitando el fanatismo de los sectores de derecha y sectores conservadores o, por el otro, promoviendo la indignación entre la izquierda a través de una simple técnica: seguir sacudiendo a sus militantes emocionalmente.
No. 8. Una vez que a la izquierda le han llegado al corazón, la izquierda ya no piensa y, si la izquierda ya no analiza, es fácil manipularla; esta es, a propósito, una de las formas más eficientes que han utilizado hasta ahora las élites para desmembrar a la izquierda. Por tanto, es importante que la izquierda siga pensando.
No. 9. En términos súper honestos, cabría decir incluso que la izquierda no existe ni ha existido jamás más que como proyecto; la izquierda es una utopía que ha sido construida por diversos pensadores, poetas, hombres de conocimiento, que han soñado con un mundo mejor, un mundo menos deshumanizado, en el que los hombres puedan vivir dignamente, sin necesidad de explotar a nadie más, con el fin de emanciparnos… pero en la praxis no ha sido implementada como tal por la sencilla razón de que todo estado o nación socialista que ha existido hasta ahora sobre la faz de la tierra lo ha hecho en el marco de una sociedad capitalista. Es decir, todos los intentos por instaurar un gobierno de izquierda sobre la tierra han sido hasta el momento fallidos.
No. 10. Para entender esto, el quid radica en reflexionar lo siguiente: todos los gobiernos socialistas que han existido hasta ahora, ya sean socialdemócratas o de cualquier otra índole, han existido al interior de una sociedad mundial cuyo sistema económico es de corte capitalista. Ningún gobierno capitalista, en cambio, ha existido al interior de un gobierno mundial socialista. Lo que aquí se tiene que entender es que el capitalismo lleva indefectiblemente a la mundialización o, como la llaman ahora, globalización, y por tal razón la sociedad de naciones se ciñe y trabaja exclusivamente de acuerdo a los lineamientos de esta mundialización y obstaculiza de manera deliberada —en contraparte— el menor atisbo de prosperidad que pueda surgir para cualquier gobierno de izquierda o gobierno no capitalista; ergo, dicha sociedad rechaza por definición cualquier cosa que se oponga a ella. Por lo tanto, cabe decir que desde el surgimiento mismo del capitalismo, no ha imperado otro sistema que no sea el capitalismo mismo.
No. 11. Dicho esto, ¿cabe esperar que un régimen de gobierno socialista en una aldea global capitalista tenga éxito? La respuesta es no y lo que hemos tenido hasta ahora solo han sido simples socialdemocracias.
Obvio, es diez mil veces mejor tener esas socialdemocracias que no tenerlas. Por supuesto, el hecho de tenerlas no significa nada y por ello es necesario involucrarnos de forma participativa para conservarlas. La existencia de un determinado gobierno en apariencia efectivo, no garantiza nada si no hay una transformación correspondiente a nivel de los individuos para trabajar en aras de la vida pública y de nuestras polis.
No. 12. Existen diferencias naturales en una sociedad, esas diferencias son aprovechadas por los poderes fácticos para impulsar sus agendas y llevar a cabo las reformas necesarias para instaurarlas a un nivel político. Por un lado, se perfilan estos grupos de poder con sus deseos económicos y, por el otro, crean ellos mismos las condiciones necesarias y suficientes (léase, el clima político) para que puedan implementarse sus directivas económicas; a estas directivas económicas los politólogos suelen llamarlas agendas, ¿por qué?, aunque suena trillado dicho adjetivo, pienso que no es un nombre desechable en lo absoluto. No es gratuito que se le llama agenda a un prontuario o programa de gobierno que contiene un conjunto de directivas que deben seguir quienes se suscriben a dicha agenda, el cual se basa en principios y fundamentos. Estas directivas fundan un paradigma. Las agendas políticas, entonces, instauran un deber ser —no necesariamente basado en una ética racional— cuyo enunciado engloba y guía los principios que deben seguir sus suscriptores a fin de consolidar al paradigma. Ahora bien, en el caso particular de los grupos económicos actuales, el paradigma es muy simple: el de la globalización de la economía con la consiguiente implementación de los cambios tecnológicos que ello implica —porque la globalización así lo demanda—, puesto que la globalización ha creado un nuevo prototipo tecnocientífico que sigue fortaleciéndola y que exige de ella un programa más nocivo cada vez contra la población. Aquí el quid de todo radica en entender que estamos en los albores de la 4ta. revolución industrial y que esta 4ta. revolución industrial significa ganancias económicas para quienes están impulsándola. El paso al clean energy, por ejemplo, no es gratuito ni tampoco es altruista, es egoísta en realidad.
No. 13. Por otra parte, paralelamente a las agendas globales, existen agendas individuales de sujetos oportunistas que aprovechan la debacle para obtener ganancias personales a costas del bienestar social. Por eso es tan difícil que un proyecto político, el que sea, prospere a plenitud.
No. 14. Ahora bien, para que este programa y esta globalización funcionen una condición es necesaria: polarizar los sectores sociales y, más concretamente, llevar a cabo la instrumentalización de la izquierda al servicio de esa polarización. Particularmente, el arma más preciada a este respecto para las élites para poder llevar a cabo su proyecto es el feminismo. No porque el feminismo contenga ideas esencialmente nocivas —en realidad, es una agenda insulsa con contenidos demodé—, sino porque lo utilizan como una herramienta para el golpe blando y para fabricar el neogolpismo.
No. 15. El feminismo, desde esta perspectiva, tendría como única función el oponerse a los gobiernos que no estén ciñéndose puntualmente al nuevo paradigma global y apoyar o legitimar a aquellos que sí lo hacen. El feminismo, por otra parte, ha infiltrado tanto a sectores de derecha más o menos decentes, los cuales, a pesar de aceptar el liberalismo, no aceptan el pillaje, como a sectores de izquierda, que, comprometidos tradicionalmente con la defensa de los derechos de los desprotegidos, suscriben sin chistar la agenda feminista.
No. 16. En este sentido —es necesario que lo entendamos—, la izquierda, como tal, no existe. Solo existe como aspiración, pero no existe como proyecto económico por la sencilla y simple razón de que no es posible su instrumentación en una sociedad capitalista como tal, y, por otra parte, porque no existe como proyecto político puesto toda vez que ha habido un intento legítimo por instaurar un programa de izquierda en algún país, este intento ha sido borrado de la faz de la tierra de forma automática (como en el caso específico del bolivarianismo de Hugo Chávez o de la vía chilena al socialismo intentada por Allende) o ha sido intervenido para imposibilitar el desarrollo de cualquiera de las naciones que intentan implementarlo. El caso de Cuba es en este aspecto un caso paradigmático y representa la excepción que confirma la regla. El odio a la revolución cubana no es para nada circunstancial. Otros ejemplos que cabría destacar son el peronismo en Argentina, por un lado, o cualquier movimiento nacionalista en Latinoamérica, por el otro, pero como siempre, y como ya hemos señalado, esos proyectos terminan siempre por irse a pique puesto que siempre han persistido en medio de una economía de mercado o economía global capitalista.
No. 17. Ahora bien, en el caso particular de México, a nivel de los vecindarios mediáticos y los entornos culturales, la izquierda está totalmente cooptada y la titularidad de la misma está en manos de personas que trabajan directamente para intereses extranjeros, por conspirativo que pueda sonar y aun cuando en sus bases haya personas honestas y bienintencionadas (y, en lo particular, no solo suena conspiranoico, sino que me entristece pensar que un sector importante de la militancia en Morena con base en periódicos de prestigio (analistas, escritores, caricaturistas, periodistas, figuras públicas, etcétera) trabajen directamente para intereses extranjeros y para impedir el desarrollo de México a nivel intelectual, cultural, tecnológico y social). Aquí es importante puntualizar que no siempre la izquierda se da cuenta de este utilitarismo y que muchas veces miembros de la izquierda son agentes involuntarios de este tipo de encomiendas. Sin embargo, también es obvio que 1) Muchas veces sí hay conciencia de este utilitarismo y del hecho de que la izquierda está infiltrada y 2) Y como ya había señalado en posts pasados, la mayoría de las veces es difícil dilucidar cuáles son las intenciones más recónditas de una persona y resulta, por tanto, cuasi imposible, apoyar un movimiento de masas sin oponer suspicacias. Las suspicacias son necesarias, de hecho. Finalmente, es importante decir y subrayar —casi enfatizar— que también hay personas valiosas dentro de Morena y al interior de La Jornada por la simple razón de que ignoran lo que está pasando. Una aclaración que sería obvia. No obstante, es importante empezar aprender a identificarlos. Respecto a este punto, debo añadir que siempre he simpatizado abiertamente con un proyecto de izquierdas. Sin embargo, como ye he dicho, eso no me hace ciega a la forma en que la izquierda está siendo infiltrada y controlada desde el exterior.
No. 18. En resumen, las élites no quieren que la gente desarrolle un pensamiento analítico —las élites no lo soportan— porque eso significaría la emancipación de nuestros pueblos y nuestras naciones y, sobre todo, porque ello significaría la liberación de la dictadura económica que han impuesto por décadas. Ellos no desean que la gente sepa lo que está ocurriendo, ni que pueda separar sus necesidades emocionales de la capacidad analítica que se necesita para entender que el mundo se está desmoronando, porque sin esa separación la manipulación sería mucho más difícil. Solo buscan que la gente reaccione o que la gente viva enajenada, pegada al fútbol y las telenovelas (o sus correlatos actuales) para que simple y sencillamente no se den cuenta del gran engaño en el que vivimos y, más importante, para que no se den cuenta del atraco constante y continuado del que somos objeto, en el cual, y por medio del cual nos es extraída toda nuestra vida para fungir como eternos aplaudidores de uno u otro modelo, de una u otra iniciativa. Por no mencionar, que somos quienes generamos la riqueza y somos los últimos en recibirla. Y, más recientemente, buscan vernos polarizados. Hechos, por cierto, que no desrresponsabilizan a las personas de sus deberes cívicos ni políticos y por lo cual no es posible culpar únicamente a las élites de lo que está ocurriendo.
No. 19. Si leen todo lo que he denunciado a través de este blog y de mi blog en medium respecto al acoso, y analizan cómo se comportan las redes sociales y cómo se desenvuelven las dinámicas sociales en dichos espacios (especialmente Twitter, la red favorita de los oligarcas y la más peligrosa), descubrirán que todo está montado, que no hay dispositivo social que allí ocurra que ocurra de manera natural o espontánea y que quienes participan en las redes con más popularidad (creada con bots y apelando al cerebro límbico de las personas) son agentes de la agenda de las élites y dichos agentes se aglutinan tanto en la izquierda como en la derecha, por molesto que esto pueda parecer a nuestro entendimiento, o conspirativo, para consumar su agenda. Todos estos “combates”, “persecuciones” que se publican allí son hechos previamente planificados.
No. 20. Ahora bien, la agenda de las élites no es neutral y requiere de monaguillos para instaurarla. Tales monaguillos no solo son necesarios como actores naturales en la derecha, son también necesarios como actores políticos que trabajan a la luz del día para la izquierda pero que en realidad sirven para las élites. Hay mucha gente en Morena y La Jornada, desafortunadamente, que no tienen otra misión que esquilmar a las personas, dañar a México e impedir un cambio verdadero en nuestro país. Solo están allí para obstaculizar nuestro desarrollo, no es otro su fin por mucho que, de cara a las personas, parezcan genuinos promotores de una agenda de izquierda. No lo son, son promotores de la agenda de las élites. Lo único que están haciendo —su única tarea— es canalizar el descontento social y dirigir al ganado. Capitalizar el rencor que naturalmente existe entre los oprimidos en contra de los oprimidos mismos (aunque parezca lo contrario) en favor de las élites y sus intereses. Esto, personalmente, me entristece muchísimo porque me reconozco abiertamente simpatizante del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, el cual ha cristalizado a través de Morena, sin embargo, el hecho de que yo reconozca la honradez y la honestidad del actual primer mandatario de nuestro país y el hecho de que reconozca la viabilidad de su proyecto, no significa que no me dé cuenta de lo que está pasando y no reconozca hasta qué punto el proyecto Morena y mucha de la gente alrededor de él, está manipulada por las élites. Por el punto 19 es que es ostensible para mí este hecho.
No. 21. ¿Y cuál es el blanco de las élites en estos momentos? El blanco es el populismo de izquierdas como el de derechas, el nacionalismo y el socialismo. Es decir, cualquier cosa que no signifique la articulación del estado mínimo y su reducción. De hecho, ya he tratado estos temas en otros momentos y los puedes consultar aquí, aquí o aquí.
Para finalizar, lo único que les puedo decir es que procuren no tomarse tan en serio las riñas que se suceden en las redes, ya que todo ello es un show escenificado cuyo único fin es dañar a México y a otras economías nacionales. Es en esta tónica que es muy importante entender que hay una estrategia de polarización para México que viene de alguna parte del exterior y hay mucho dinero invertido para hacerla efectiva. En el ínterin, muchas cosas están pasando para que la gente no se dé cuenta de este hecho. Sin embargo, tarde o temprano se hace manifiesto que la gente termina por darse cuenta de lo que está ocurriendo y es capaz de dilucidar que hay un elemento desestabilizador en México, —o más, en realidad—, más o menos permanente a lo largo de todo lo que está ocurriendo en la vida pública de nuestro país. La gente es inteligente, mucho más inteligente de lo que le gustaría a los líderes mundiales, y las élites deben constantemente cambiar de estrategia de acuerdo a las respuestas que emitan las mayorías. Por eso las ideas son importantes, como lo he dicho un sinnúmero de veces, pues nos permiten contrastar la realidad de lo que acontece en nuestro día a día contra lo que los medios nos dicen acerca de esta realidad. De allí que sea importante, no solamente alzar la voz y hacer notar que esta manipulación y esta alienación están ocurriendo, sino mostrar caminos para liberarse de las mismas. El camino más mediato, sin duda alguna, son las ideas y de allí que resulte radical para nosotros no abandonarlas nunca y no dejar de señalar a los perpetradores de este cuantioso engaño. Pero, más importante: poder liberarnos de este hospicio de servidumbre siempre que seamos capaces de hacerlo acudiendo al pensamiento. La invitación, entonces, con este escrito, es hacer de la reflexión uno de nuestros estandartes más cotidianos y no abandonar nunca nuestro derecho a disentir de las decisiones de un colectivo que se aparece como fantasma.
28 de mayo de 2021