Deshonestidad, comportamiento abusivo y autocompensación
jueves, 27 de febrero de 2020 by Eleutheria Lekona
Les comparto el siguiente texto que escribí a propósito de un hecho que me ocurrió en mi cuenta de VK. Les pediría que lo lean en el contexto del proceso de acoso, imitación de mis textos e implantación de mi personalidad que he estado sufriendo y con el que he tenido que lidiar durante los últimos ocho años de mi vida y del que he hablado muchísimo en las redes últimamente, porque creo que así entenderán mejor mi molestia y el fondo de mis reflexiones. Pero igual, si no lo entienden y decidieran no compartir mis puntos de vista, también está bien. En cualquier caso para mí es importantísimo externalizar esto por las implicaciones políticas que tiene. Saludos a todos. Muchas gracias por leer.
"DESHONESTIDAD, COMPORTAMIENTO ABUSIVO Y AUTOCOMPENSACIÓN"
Observo a una chica que cuando la empecé a seguir escribía fatal, no sabía siquiera poner un punto y una coma y no había un orden lógico en sus enunciaciones. Después, poco a poco, desde que me lee, he visto que ha ido mejorando, se preocupa por escribir con corrección ortográfica e incluso empieza a imitar la presentación de mis textos. Hasta este punto no va tan mal la cosa si pensamos que logro que una persona mejore en su descuidada escritura a causa de la manera en la que se le presentan mis escritos. La observo bien y ella lo sabe. Sabe que me observa. E he incluso comentado algunas de sus publicaciones en solidaridad a su trabajo. Pero si tuviera que ser sincera, tendría que hacerle miles de críticas a su trabajo bastante pobre y perfectible, por lo demás. Sin embargo, me importa más solidarizarme. Hago a un lado mis pedanterías estéticas y trato de ponerme a su nivel. Es alguien que está esforzándose y que pertenece al gran colectivo de personas, pienso en primera intancia, y quizá necesite de mi apoyo. Con todo, ella no contesta a mis publicaciones y, ¿saben?, a pesar de que está aprendiendo de mí, jamás se ha dignado a comentar una sola de mis publicaciones ni a darle Like, es que yo no estoy a su altura de bruta que rebuzna. Así, si me invisibiliza, es mejor para ella, porque me copia más a gusto y no tiene entonces que dar reconocimiento público a nadie por sus exiguas mejoras. Y digo exiguas porque puedes mejorar copiándole a alguien, siendo una persona sin honestidad, pero lo que no puedes mejorar es justamente eso, tu honestidad, tus principios y tu comportamiento moral. Ese se queda igual de pobre que siempre. En Twitter, por cierto, me han hecho otro tanto. Y este, que es un ejemplo pusilánime es más o menos la norma en México de lo que como cibernauta he vivido en las redes. Gente inescrupulosa y deshonesta que no saben reconocer en público a aquellos de quienes aprenden, porque creen que ese del que aprenden es más débil que ellos y depredable. Piensan que socialmente, si no salgo con gafas y ropa de marca no estoy a su nivel. Es gente que juzga a los demás por su apariencia. Pero, se equivocan, los estoy observando y me doy cuenta de sus fechorías. ¿Y saben? Si yo fuera más débil que ustedes no me copiarían. Soy más fuerte y eso lo detestan y tratan de invisibilizarme. Brutos. Bruta en especial la fulana en cuestión que hace que como que la virgen le habla y que como que no se da cuenta que me está plagiando y está saliendo, aunque sea por cinco escasos segundos de su anodina vida, de su progresiva e incapacitante ignorancia. Porque la ignorancia se le puede quitar copiando, pero la rigidez que hay en su cabeza por mor de su falta de honestidad difícilmente va a quitársele. Esa rigidez se llama mediocridad y es virulenta. Y que conste, y que se entienda, que no me estoy burlando de las condiciones de vida que impidieron a una persona asistir a la escuela e instruirse, jamás ha habido en mí ese tipo de pensamiento, estoy señalando simple y llanamente su burda deshonestidad porque la sujeta además se anuncia como periodista o comunicóloga. ¿Les ha pasado? ¿Han vivido estas experiencias de deshonestidad en México o soy la única? Y para concluir, siempre he amado la idea de que aprendamos unos de otros en forma cooperativa, pero de igual manera siempre soy de las que abierta y francamente voy y doy las gracias a quienes me enseñaron y reconozco abiertamente su ayuda, tanto en la vida real como en la vida virtual que se construye en las redes, sin embargo, por alguna razón, en las redes, a menudo me pasa que quieren tomar mis cosas y aprender de mí aunque sin visibilizarme, creen que pueden hacerlo y que pueden llevar su práctica hasta la deshonestidad más impune. Y en realidad, más que no visibilizarme se esfuerzan por invisibilizarme, que es donde realmente radica la bajeza de su acción. Y es por lo cual respingo. Me pasó muchísimos años en mi cuenta de Twitter en @theriako y no decía nada, tenía una infinita paciencia con la mediocridad de la gente esperando a que algún día salieran de su deshonestidad, sin embargo, no solo no salían sino que en paralelo empecé a sufrir la experiencia de acoso de la que ya he hablado aquí y he narrado en todos mis espacios. La experiencia de la psicópata que envidia y codicia a una mujer empática a la que admira pero ante quien no puede expresar su reconocimiento porque eso la haría salir muy mal parada y entonces decide imitarla y atosigarla. Es por esta última experiencia que yo ya no tengo tolerancia ante este tipo de conductas y cada vez que en las redes me vuelva a enfrentar a algo así, lo estaré denunciando y espero que lo logren entender en mi respuesta. Pero incluso si no lo entendiesen, a mí me daría igual, se trata de no consentir el oprobio denunciándolo. El silencio alrededor de las cosas que están mal es parte de lo que está mal. Se trata también de un cierto sector de la sociedad que no quiere practicar la honestidad. Siempre he dicho que a menudo un gobierno suele ser una muestra estadísticamente representativa de la población a la que representa y en México, esto es, en buena medida, exageradamente cierto. O sea, la regla mucho más que la excepción. Si la gente advirtiera estas cosas tan simples, entonces ya no les sorprendería tanto toda la corrupción que hay en el ámbito público en mi país y de hecho implementarían medidas frontales para contrarrestarla, pero ello implicaría un nivel de autocrítica que no todo el mundo cultiva. En persona, por cierto, no me ha ocurrido esto jamás porque por más que se esforzaran no lo podrían lograr. ¿Por qué? porque en persona, -en la vida real-, por fortuna, no es tan fácil invisibilizar a alguien. Tal vez lo hayan intentado pero hay cosas que no se pueden ocultar y otras que no se pueden fingir. Las redes, sin embargo, son perfectas para la falsificación y dan pie a este tipo de comportamientos. Por cierto, al texto le había puesto originalmente Deshonestidad, comportamiento abusivo y copiadera.
En un rato más, en cuanto tenga tiempo, voy a meterme a su desencantado perfil a bloquearla. La bruta deshonesta ya no podrá acceder a mi espacio.
Y otra de las cosas por las que me sucede esto es porque soy de las que no acostumbran a hacer ostensión de su currículum vitae en las redes y, sí, como México es un país de apariencias y de jerarquías, para que te traten bien tienes que llegar y decirles todas las maestrías que tienes y los posgrados, porque así son los mexicanos, o el grueso de ellos para no generalizar injustamente, gente a la que le gusta no que la traten como su igual, sino que la traten como si estuvieran debajo. Otro tip que acostumbra el mexicano para hacer que lo traten bien es llegar a pendejear y ningunear a los otros. ¿Les ha tocado? Bien raro este fenómeno sociológico en mi país. Lo digo porque lo he vivido, no me tratan igual si les digo que soy Juanita Pérez que si se dan cuenta que eres una persona con estudios de postgrado y toda esta parafernalia que indican las normas del buen vivir. Es triste, ¿no? ¿Por qué me molesta y me desquicia todo esto? Porque yo no soy así, trato a las personas siempre con igual dignidad sin importar su bagaje social o educativo. Pues sí, llega un punto en el que te cansas y quieres discurrir de todo esto. ¿Qué le ocurre a mi país? Me pregunto y me lo he preguntado siempre. O más bien, ¿qué le ocurre al mundo.