martes, 19 de noviembre de 2013
by Eleutheria Lekona
Tengo la impresión de que en los últimos tiempos en México se enarbolan protestas políticas poco realistas y cuya finalidad última pareciera ser eludir nuestras verdaderos problemas sociales.
Tengo
muchos ejemplos y quizá peco de hipercrítica en esto. Ahora bien,
ocurre que la mayoría de mis ejemplos se inscriben en un análisis
más bien teorético, digamos. Así que no, no los cansaré con uno
de estos análisis fríos y elongados que además gozan de poca
aceptación pues no nos dicen lo que queremos escuchar. Aunque
afortunadamente, no es necesario. No hay que irse tan lejos. Uno
puede tomar cualquier hecho aislado de noticiero, cualquier nueva
nota escandalosa y analizar su impacto sin mucho esfuerzo teórico
¿correcto? Entonces no me iré muy lejos. Tomo la nota de los 5
minutos de fama del día de hoy, 19 de noviembre.
Un
señor que se dice general retirado del ejército (y que supongo
habla en calidad de militar y no de ciudadano), aparece
repentinamente exigiendo la renuncia de EPN, echando mano en su
discurso de aquel mismo ingrediente encandilador que tanto nos
complace: sensitivo, ardoroso, patriótico. Y otras dulzuras, otros
cantos y emotividades que fascinan. Sin embargo, cuando uno se
pregunta, ¿propone este rebelde en ciernes que sale de la nada del
youtube
algún programa de acción articulado? ¿Hay alguna crítica radical
en su discurso? Entonces, entonces la respuesta es NO. No hay nada de
eso (aquí
se
lee la nota en Proceso). Sin embargo, ¿importa realmente esa
ausencia? No, no importa, porque lo que en el país se quiere y se
busca es la esperanza y no la realidad, el grito y no el análisis
sesudo, la identificación emocional de las masas y no el despertar
de veras crítico de ellas.
Quitando
la desconfianza que me produce este pronunciamiento
[pre-20DeNoviembre,
curiosamente], no niego que pueda ser legítima la convocatoria de
este militar. La suya es una acción legítima (¿y
por qué habría de importar la legitimidad aquí?, ¿qué importa
esa legitimidad?, como
pregunta (legítima) y como pregunta concreta).
Pero si yo tuviera que pronunciarme en estos momentos por algún
movimiento político en México, ese sería el movimiento
magisterial, la inexorable e irrenunciable defensa por el petróleo y
las convocatorias a desacato civil como la muy reciente convocatoria
a paro nacional pues ocurren en el marco de nuestra realidad
política.
Yo creo que mientras no se abandone el modelo de producción capitalista, todas nuestras soluciones no pasan de ser provisionales y paliativas. Es más, todos nuestros problemas se convierten en pseudo problemas: problemas específicos de esta sociedad, problemas sintomáticos del problema toral en el origen de su modo de acumulación. Incluso he llegado a concebir que quizá no haya modo de escapar a este modo de sociedad, que este modelo social —de ciudades, edificios, de empleados y empleadores— llegó para quedarse con nosotros y que, como no sea por mor del equilibrio interno de este sistema para el que existe inexorablemente un término, como señalan las leyes de la termodinámica, no habrá otro modo de su cese. —No sé, ojalá que todos estos jaloneos favorezcan a su cese en lugar de postergarlo—. Pero que, amén de una particular forma de esclavitud ligada al modelo de la que no quiero hablar ahora, hay sin embargo modos de ser auténticamente libres a pesar de dicha esclavitud. Es necesario saber cómo funciona el modelo capitalista y la esclavitud que éste impone —sí—, pero quizá sea necio seguir pensando en términos de un cambio radical y abrupto. Quizá apenas nos quede apoyar a quienes propongan caminos de lucha y políticas más o menos realistas, más o menos justas y solidarizarnos con el oprimido toda vez que nos sea posible. Y algo más importante, no renunciar a nuestro pequeño coto de libertad pues es un privilegio y un poder.
Por lo demás, sigo estudiando filosofía política y escribiendo. Son el objeto de mi mala fe.
*Se hizo una breve modificación de únicamente el primer párrafo el 30/Septiembre/2015
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Opinión
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