jueves, 20 de mayo de 2010

Si ya nos lo decían Jenaro Villamil y el sentido común

¿Por qué hay personas que siguen creyendo -dije creyendo- que el desmantelamiento del SME por parte del gobierno usurpador de Felipe Calderón es la más heroica de sus “acciones” y que se trata de una ejemplar maniobra contra la corrupción sindical en México?


¿Por qué una aguda miopía no les permite ver que, de ser así, se tendría que haber comenzado por desmantelar -por ejemplo- al SNTE y/o al sindicato petrolero, auténticos bodrios de la corrupción sindical en México?


[Bueno, aunque me desvíe un poco de mi disertación, lo cierto es que el SNTE -bajo la égida de la operadora electoral de Felipe Calderón- no parece proclive a perder sus privilegios mientras sirva a tan utilitarios fines.]


¿Por qué no informarse antes de afirmar sandeces del tipo: “pero si se trató de una maniobra legal”?


¿Por qué no tratar rastrear la verdad sobre la desaparición de LyFC a través de medios imparciales, antes de encender el televisor para recibir de allí la cotidiana dosis de domesticamiento y verdades plausibles?


Averiguar qué dicen la “Ley de Entidades Paraestatales”, la “Ley Federal del Trabajo”, la Constitución de este país al respecto.


No es posible negar que al interior del SME hubo también corrupción –sería partir de una premisa demasiado pueril, no sé si haya alguien a quien pueda ocurrírsele tal cosa- pero, pregunto, ¿debía por ello extinguirse todo el sindicato y, más aún, la compañía?, ¿no es acaso una excesiva torpeza haberlo hecho en medio de una de las peores crisis económicas que han asolado a esta nación?, ¿es que no era posible concebir un plan de acción de purga del sindicato sin ver afectados los ingresos de los trabajadores?


Mis preguntas son retoricismo puro porque -por supuesto- ninguna de estas consideraciones estuvo, ni pálidamente, contemplada por los perpetradores de la maniobra… porque su fin no era ni es despojar a México de un sindicato corrupto. Su fin más inmediato es seguir alimentando al modelo económico que han tenido a mal adoptar desde 1985 con la estrada de México –este frankenstein del neoliberalismo- al GATT.


Cedo la palabra a un Jenaro Villamil de hace seis meses…



SME, mentiras y fibra óptica

JENARO VILLAMIL

MEXICO, DF, 13 de octubre (apro).- Lo ocurrido la madrugada del sábado 10 de octubre demostró que el verdadero problema del gobierno de Felipe Calderón con el Sindicato Mexicano de Electricistas no era el asunto de la democracia sindical, como durante una semana argumentó el titular del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, al negar la "toma de nota" de la dirigencia del SME.



Los medios y columnistas afines al guión de Los Pinos encabezaron una campaña tan insistente y chocante que parecía que el nuevo "peligro para México" se llamaba Martín Esparza, por antidemocrático, bravucón e indomable frente al aire autoritario que se respira en Los Pinos.



Luego del golpe que hizo recordar el asalto al cerro del Chiquihuite, en diciembre de 2002, perpetrado por TV Azteca, ahora resulta que el SME no sólo era antidemocrático sino prácticamente el único responsable del atraso tecnológico de Luz y Fuerza del Centro (LFC), del "peso financiero" que representaba para la Secretaría de Hacienda mantener a esta compañía paraestatal.



Los jilgueros presidenciales han olvidado un elemento fundamental en esta nueva y obsesiva campaña mediática, llena de datos mañosamente acomodados y de verdades a medias: si tan responsable era el SME, ¿por qué no tomaron antes las medidas correctivas? ¿Acaso el SME es más pernicioso que el mismo sindicato de Petróleos Mexicanos (Pemex), o que esa joya de la democracia sindical llamada SUTERM, dirigida durante décadas por La Güera Rodríguez Alcaine? ¿Por qué entonces, en lugar de la requisa y la toma de las instalaciones de Luz y Fuerza a manos de la Policía Federal, no aplicaron una auditoría? ¿Por qué ahora la Secretaría de Hacienda descubre que sí tiene recursos para pagar la quiebra de la empresa?



El asunto no es sindical ni de eficacia económica. El tema es de intereses corporativos y de alianzas políticas. Cada día se va prefigurando el verdadero objetivo de este golpe policiaco-militar: tomar el control de una compañía que puede representar un jugoso negocio para quienes obtengan la concesión de la instalación de las redes de fibra óptica en el área del Valle de México, el mercado más importante, por volumen poblacional y por nivel de ingresos, para el negocio del triple play, es decir, la transmisión de datos, audio y video a través de una red alterna.



En este caso, la red de fibra óptica de Luz y Fuerza del Centro ahora es de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).



En entrevista con la reportera Rosalía Vergara en la última edición de Proceso, Martín Esparza aporta elementos suficientes para dimensionar el nivel de los intereses en juego:



"Es un negocio, es una oportunidad para las empresas eléctricas porque además de la red de fibra óptica de mil
100 kilómetros, LFC cuenta con una cobertura de uno por ciento del territorio nacional. Tenemos una fibra para usos propios y capacidad de excedente. Podemos poner a disposición de la sociedad en general el servicio de voz, imagen e Internet (triple play) con una respuesta muy rápida".

El SME y el director de Luz y Fuerza del Centro, Jorge Gutiérrez Vera, presentaron ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el 30 de junio de 2009, un título de concesión para operar la red de fibra óptica y ofrecer los servicios de triple play.



Ahora sabemos o intuimos que este desafío de un sindicato y de la empresa paraestatal afecta los intereses de quienes andan tras un negocio que está valuado en 6 mil millones de dólares, si tomamos en cuenta el nivel de licitación de la CFE de sus dos pares de fibra óptica.



Estamos hablando de la poderosa trasnacional española Telefónica –dirigida por Francisco Gil Díaz, exsecretario de Hacienda--; de Cablevisión –propiedad de Televisa y con un mercado dominante en el Distrito Federal---; de Telmex, el gigante telefónico al que la SCT no le ha dado aún el cambio de título de concesión para que pueda competir en el triple play contra Televisa y Telefónica y, por supuesto a otros jugadores intermedios.



Entre esos jugadores intermedios se menciona a la compañía WL Comunicaciones que obtuvo en 1999 del exsecretario de Comunicaciones y Transportes durante el zedillismo, Carlos Ruiz Sacristán, una concesión para operar servicios de este tipo en la LFC.



El círculo se puede cerrar si recordamos que durante la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones, quien jugó un papel fundamental fue el entonces presidente de la Cofetel, Javier Lozano Alarcón. El actual titular del Trabajo, efectivamente, está más interesado, desde entonces, en los negocios derivados de la convergencia tecnológica que de la democratización sindical.



Esparza declara en la misma entrevista que la compañía WL Comunicaciones –cuyos accionistas son dos destacados empresarios del panismo-, acudió a los servicios del despacho de Diego Fernández de Cevallos para frenar que el negocio por venir en el Valle de México se le otorgara a la paraestatal y al sindicato.



La huella de Fernández de Cevallos ha estado presente en las últimas y más polémicas decisiones adoptadas por el gobierno de Felipe Calderón. Por eso no extraña que su aliado, exsocio y actual secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, aparezca en conferencias de prensa y en entrevistas con Televisa, argumentando más como un integrante del Consejo de Administración de una gran empresa por venir y no como el responsable de la política interior y de la gobernabilidad del país.



No es la eficacia del servicio de energía eléctrica lo que importa detrás de la medida adoptada frente al SME. Los apagones que se están registrando en delegaciones como Milpa Alta, en municipios mexiquenses como Atizapán y Ecatepec, o en entidades como Hidalgo y Puebla, nos habla de que la medida fue adoptada sin pensar en el servicio y en los consumidores, sino en el control corporativo de la empresa para los negocios por venir.


Lo tomé de AQUÍ.


Tal vez aporte algo mirar estos dos vídeos:


VÍDEO 1


VÍDEO 2



2 comentarios:

  1. Aunque siento un repudio enorme por el Señor Esparza, debo reconocer que estoy de acuerdo con el fin de Calderón para la desaparición de tan molesto lastre para su gobierno, y máxime cuando nos enteramos que licitaran la fibra óptica y solo un grupo donde esta televisa cubre los requisitos para su adjudicación.
    Tengo la firme sospecha que este gobierno pretende quemar el local y destruir todo lo que en el hay antes de abandonarlo, porque su expulsión de los pinos es "inminente", aunque el futuropara nuestro pobre país es bastante funesto.
    Te envio un cordial saludo y como siempre te digo , leerte es un motivo de reflexión siempre.

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  2. Es que no se trata de Martín Esparza (tampoco es santo de mi devoción), se trata de todos los trabajadores que fueron despedidos injustamente. Y cuando digo "todos los trabajadores que fueron despedidos injustamente" me refiero a ésos y sólo ésos y no más (espero que se entienda).

    En cuanto a la palabra "injustamente" no tengo reparos para utilizarla; suena a lugar común, mas sólo lo es si no has verdaderamente ahondado en su origen y significado.

    Eleutheria.

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