martes, 19 de mayo de 2020

La realidad del arte

Escribo sobre el arte porque cada vez es más evidente que el arte está en peligro y que su existencia aparece alienada, si bien es innegable su necesidad. Escribo porque es necesario que alguien escriba y diga algo sobre este estancamiento del arte. Escribo porque, en realidad, lo que ha sido dicho sobre el arte no me satisface, porque muy pocos han logrado decir con plena convicción qué no es el arte y por qué debiera de existir. Bueno, no –me corrijo–, el arte no es que tenga un imperativo axiológico encima de sí que diga que deba de existir. El arte existe, es, su realidad material es necesaria, producto de una determinación social que humaniza a los hombres y no producto del capricho de una persona que quiere imponernos su concepción del mundo o sus ideas sobre el arte. El arte no es un instrumento, ni siquiera un objeto ni mucho menos una abstracción, el arte es más simple y sencillamente una extensión de los hombres, una manifestación de su ser que tiene lugar en el contexto de la ecología que constituye el espacio concreto que da cobijo a los hombres. El espacio material e ideologico que lo conforma. En este sentido, el arte es cultural, es endémico y es lúdico, pero también es orgánico, y requiere de la actividad del hombre. Por eso el arte en su espacio no solo conforma al hombre, sino que lo performa, es parte de la escenografía que constituye el entorno natural del que solo es un invitado más de un huésped más inmenso y más importante: la tierra, la naturaleza.

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