Un par de documentales harto instructivos

Hace días viajando en el metro –creo que fue el jueves pasado- a lado mío se sentaron dos mujeres cubanas; no pude evitar inmiscuirme en su plática y preguntarles cómo se vive en la Isla, si son ciertos todos esos rumores que se diseminan con el propósito de hacer ver que allá se vive mal y con pocas libertades o si no lo son. Ambas –en especial la más joven-, respondieron a mis cuestionamientos con amabilidad. En resumen, me dijeron que nada de lo que se dice sobre Cuba es cierto, que allá se vive mucho mejor que -por ejemplo- en México, que no se tienen las altas tasas de criminalidad –ni de lejos- que aquí, que allá no hay narco y que la gente sale a las calles y vive su vida con toda tranquilidad. Me dijeron que es un absurdo pensar que en los países del llamado mundo libre haya una verdadera democracia, pues todo aquí se consigue con demasiados esfuerzos, sacrificios y pocas retribuciones y me comentaron también que los cubanos que abandonan la Isla en busca del éxito y la riqueza en EUA lo hacen meramente por eso, por afanes materialistas. Se bajaron en metro Chabacano, no pude continuar la charla con ellas, pero me sentí muy satisfecha de haber recibido ese pequeño testimonio de dos mujeres radicadas en México para las que, comparativamente hablando, vivir en Cuba es vivir con mucha más seguridad (tanto laboral, económica, como física) de la que se tiene aquí. Digo esto porque una de ellas, muy solícita, me explicó cómo allá te entregan todo: tu jabón, tus artículos personales, cómo se tiene también acceso a estudios académicos de alto nivel o cómo la seguridad social y asistencial es también infaltable; me comentaron que la gran mayoría de la gente vive bien y satisfecha con el régimen.

Muchas cosas me atravesaron la cabeza tras esa breve y sustanciosa charla. Una fue que cómo me hubiese gustado contar con esta información aquella vez que me metí a debatir con unos cubanos pitiyanquis allí en el blog de la mundialmente famosa Yoani Sánchez y que me alegra advertir cómo al paso del tiempo –en el decurso de casi tres años que llevo con este blog-, por lo menos, voy cambiando; soy la misma y no. Digamos que hay en mí un principio tan implícito en mis pensamientos, que apenas últimamente se me revela ya más claramente, palmariamente y puedo expresarlo así: de lo primero que tengo que dudar es de mí misma, de mis asunciones, de mis reticencias. Puedo en cualquier momento equivocarme. Me contenta pensar, sin embargo, que no pierdo ese espíritu inquisitivo y ese extraño mecanismo de irme auto validando lo que pesco de allá afuera en tanto sujeto cognoscente. Y en esta tarea, en esta labor que no es pequeña cuenta mucho la asistencia de los demás.

Bueno, ahora les dejo este par de documentales que durante este mes de marzo se han estado transmitiendo en Cuba a propósito, supongo, del escándalo en torno a Alan Gross y la visita de Jimmy Carter al lugar. Llevan por nombre, “Las Razones de Cuba” y muestran hechos que, en mi opinión, tendrían que ser conocidos por gran cantidad de personas a fin de que sean las personas las que, después y por contraste, se formen una propia idea al respecto, una menos parcial del asunto; considero que exhiben testimonios muy valiosos y datos que habría que considerar. Entre otras cosas, por ejemplo, se nos habla de los cibermercenarios, principalmente encarnados en blogueros jóvenes que hacen actividades de contrarrevolución recibiendo, a cambio, beneficios económicos, premios y reconocimiento mundial.

Dejo pues los vídeos y sean ustedes quiénes se formen su propio criterio al respecto; lo mismo estos vídeos que la charla que compartí sobre las mujeres cubanas los pongo aquí a modo de testimonios.

PARTE 1/3: "Mentiras bien pagadas":

PARTE 2/3: "Ciberguerra":

PARTE 3/3: "Ayudas peligrosas":

Tomados de: http://razonesdecuba.cubadebate.cu/

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* Acabo de leer en “Cuestionatelotodo” que resistencia iraquí se dirige a Libia con el propósito de combatir junto al pueblo contra la invasión militar conocida de todos. Por un lado me alegra saber esto y, por el otro, me produce melancolía pensar cómo muchos de esos hombres se dirigen a la muerte y lo hacen con valor. 
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