martes, 29 de marzo de 2011

Correspondencias

Hola Emilio, no había querido responder a tu comentario sin antes leer los artículos que recomiendas. Por fin lo hice, la última mitad de semana la he tenido muy ocupada y apenas hasta ahora me he tomado un tiempo.

Quiero ahora compartir las siguientes impresiones y un comentario también a tu respuesta:

1. Comprendo tu malestar frente a lo dicho por Freytas, sé que eres un izquierdista de largo historial y supongo que no sólo te sientes tú aludido ante dicha apreciación, sino que seguramente piensas en toda la gente de izquierdas -de buena voluntad- a la que has visto trabajar incansable en aras de la aprehensión de un cierto ideal que toda la izquierda -y los movimientos que engloba- persigue. Creo que si algo caracteriza a la izquierda es la tendencia de sus miembros al uso de las neuronas y, en consecuencia, al disenso. No sé hasta qué punto la pluralidad de voces que se manifiestan desde la izquierda es a veces ariete y, otras, ancla. La izquierda pasa mucho tiempo consensuando antes de establecer acuerdos, creo que ese proceso ralentiza nuestras acciones y esto no sería problemático, a no ser porque en ese ínterin acontecen hechos que lastiman profundamente a humanos (que mueren, que caen víctimas, que padecen). Como sea, supongo que se trata de una dinámica inherente a las masas y -ni hablar- no encuentro modo para que esta situación aminore a no ser que los humanos -y aquí no cabe sólo la izquierda- aprendamos a moderar nuestros egos. En fin, otro debate. El punto es que así como entiendo tu punto, creo entender el punto de Freytas: Freytas* es un español y la izquierda española ha sido objeto de una profunda fisura a raíz de las revueltas en los países árabes. Supongo que Freytas al escribir: ˂˂La izquierda se ha convertido en un  mosaico incoherente de fundamentalistas ideologizados y sin capacidad de análisis estratégico que sólo recitan consignas de la "guerra de izquierda contra derecha", integrados al sistema.˃˃, habló mucho desde la visceralidad y olvidó que la izquierda no sólo está compuesta por la izquierda española o por la izquierda ideologizada y sin capacidad de análisis estratégico (es innegable que existen sectores de la izquierda ideologizados y sin capacidad de análisis estratégico como -en mi apreciación- existen en México; es más, pienso que la izquierda y cualquier movimiento de personas es siempre proclive al anquilosamiento y a la incapacidad de análisis estratégico. Yo, por ejemplo, encuentro mucho más prioritario combatir en estos momentos el intervencionismo de que somos blanco por parte de EUA que seguir la farsa electoral hacia 2012. Entiendo que Andrés Manuel López Obrador -a quien admiro profundamente y concibo como a un humano íntegro y honesto- crea todavía en la política y en la democracia, pero también encuentro ingenuo pensar que en 2012 -a diferencia de 2006- la política no se supeditará al poder económico. Por eso, no entiendo el movimiento MORENA y si bien, incluso, ya me registré como agente del cambio, me parece poco estratégico seguir ese camino. Creo que tenemos -ya- que desconocer a todas las instituciones avaladas por el gran capital, si bien éstas fueran alguna vez fundadas sobre nobles ideales (como el de democracia)).

Por otra parte, Freytas es un hombre en mi opinión de aspiraciones marginales (lo cual no me desagrada). Justo acaba de publicar el siguiente artículo con el que no concuerdo del todo en su escepticismo hacia la Revolución bolivariana (que yo sepa, el control del petróleo en Venezuela no está en manos de las multinacionales, sino del Estado venezolano, por caso), pero con el que sí concuerdo en la siguiente declaración que, a propósito, no es siempre cierta: “El imperio capitalista se asimiló al discurso de la izquierda, lo vació de contenidos transformadores y revolucionarios, y lo convirtió en marketing electoral alternativo a su propio engendro político: el neoliberalismo.” y con el que también concuerdo al denunciar el control al que se someten algunas "democracias" latinoamericanas (Colombia, Chile o México, por ejemplo) frente a Washington.

Y en cuanto al artículo que envié -salvo la condena a toda la izquierda- me parecen certeras sus apreciaciones sobre el capitalismo (por eso básicamente lo envié), pero qué bueno que me has hecho ver y reparar en la injusticia –por generalizadora- de tal condena. Qué bien. Gracias.

2. El texto de Pablo González Casanova me parece un texto muy hermoso y preclaro; estoy muy de acuerdo en la mayoría de sus planteamientos y agregaría que a fin de continuar enarbolando el ideal democrático es menester -primero- combatir la dictadura económica bajo la que vivimos. Si no desmantelamos primero dicha dictadura, muy pocos caminos habrá para el triunfo de cualquier causa de aspiraciones democráticas. Los casos de Bolivia y Venezuela son paradigmáticos en ese sentido, en mi opinión. 

La única forma no violenta de emancipación de los pueblos que mi mente -limitada- encuentra viable es desertando al sistema económico vigente: abandonar la vida laboral, abdicar a cuentas bancarias, a pagos de recibos telefónicos, renunciar a vivir bajo una institucionalidad putrefacta, es decir, creando y viviendo al interior de sociedades alternativas y autogestivas.

Y, pero, ¿cómo precipitar a las mayorías hacia ese estadio?, ¿gradualmente? Moralmente me causa desazón aceptar dicha gradualidad porque en tanto se precipita el cambio -y eso consciente de que en una sociedad (dinámica) nada es previsible ni controlable- mucha gente continúa sufriendo. Claro, para mí no está mal aceptar dicha gradualidad mientras -cómodamente-, frente a mi monitor, me pongo a perorar sobre las vías por las que éste podría ocurrir –como si no ocurriera ya. 

Emilio, estamos ya en esta lucha y poco nos alentará a desistir de ella. Hay días que no me parece que las cosas mejoren; pero sí creo que puedan mejorar. Solamente pienso que no hemos elegido las mejores vías y que esto también se explica un poco desde el comportamiento humano proclive -como es- no sólo a la belleza, sino también a la corrupción. No porque yo piense que la vida deba ser de tal o cual forma, exigiría sujetar a todas las voluntades a mi propio ideal. Quizá por eso -un poco- en el fondo, me aferro a construir algún reducto teórico que -como un Kant- postule la idea de un "deber ser" universal sólo que éste, no metafísico. 

3. A esa vena esperanzadora que exhibe Armando Bartra en el artículo que nos recomiendas, "La cintura del continente", es a la que me asgo cuando me inclino en exceso a querer explicarme las cosas, las posibles respuestas, lo que pueda ocurrir o no. Si conjuro el futuro a la esperanza, al azar y a la grandeza de la criatura humana, encuentro más vías de solución que queriendo explicarlo todo intelectivamente. Sólo agregaré una cosa: hacer mientras esperanzamos y creemos y confiamos.

4. Gracias también por compartir el artículo de Adolfo Sánchez Rebolledo que me parece muy lúcido salvo porque, te repito, si bien creo que MORENA alberga a ciudadanos bienintencionados y la meta misma del Movimiento y sus planteamientos son de cepa honesta, lo cierto es que frente al secuestro que ha hecho el poder económico de las instituciones y la vida pública es bien ingenuo pensar que el movimiento -a menos que conformes estemos con el gradualismo- triunfará. Mi resignación no es una resignación anticipada, 2006 me educó en esto. Y aunque peor es no hacer nada, pienso que somos capaces de articular modos y métodos más efectivos que solamente el Movimiento Regeneración Nacional (hace falta combatir al poder económico).

Ir a 2012 es otorgar reconocimiento y dar legitimidad a las instituciones que nos hicieran el fraude en 2006 (hace falta, en la práctica, debilitar a las instituciones). Vayamos o no a 2012, el poder económico -que concentra a casi todos los otros poderes- ya movió todas sus piezas en virtud de favorecer al candidato de la derecha (Peña Nieto). 

Ya veremos si con todas estas acciones que no paran es suficiente para algún tipo de cambio que -como dice Sánchez Rebolledo y el propio Andrés Manuel- no comienza ni termina en las urnas y, quizá por eso mismo sea que me siento, a pesar de discordar en muchos puntos, tan cercana al obradorismo: mi despertar ideológico-político, comenzó en 2005, el año del desafuero. Andrés Manuel López Obrador es un hombre que vino a despertar viejos ímpetus aletargados.

* La verdad es que yo pienso que es español y salvo porque su cuenta de FB incluye un "es" al inicio, no tengo modo de corroborar esto.

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