miércoles, 12 de enero de 2011

Hecatombe

Rius, Alejandro Magallanes, El Fisgón y otros moneros, han echado a andar la campaña “No más sangre” en respuesta a los ya más de treinta mil muertos que van en el sexenio del hombre que ocupa, usurpándola, la presidencia de este maltrecho país, me refiero –claro- a Felipe Calderón. Yo cuando pienso en más de treinta mil muertos, pienso en una hecatombe. No encuentro otro término para designar lo que está ocurriendo (más lo que viene).

Deseo que logremos encontrar la fuerza suficiente (unión), la inteligencia (organización y una articulada defensiva ideológica) a fin de salir airados de la situación, pero no sólo para eso, también para darle fin.

Por supuesto, me uno a la demanda y cuelgo aquí en mi blog el cartelito que anda rolando por las diversas redes sociales (son las formas de protesta a las que se ase el internauta ante la impotencia).

¡Y qué ironía! con la llegada –vía el fraude- de Felipe Calderón al poder, vivir en México se ha convertido en un auténtico peligro para muchos. El peligro para una nación entera, para un grupo de humanos entero, radica en abdicar al pensamiento, a la independencia de criterio, al gusto por el disenso. Por eso hoy –porque eso les sucedió a todos los mexicanos que convalidaron el fraude- vivir en México es un peligro. Tenemos lo que queremos o lo que algunos mexicanos quisieron (personalmente, luché junto a otros mexicanos, para no tener esto). Espero que queramos pronto salir de esta estiercolera.

NOTA: Pedro Miguel, desde su blog “Navegaciones”, hace la siguiente recomendación respecto al cartel: “Difúndelo. Reprodúcelo. Volantéalo. Pégalo en tu coche. Exhíbelo en tu ventana y en tu puerta. Envíalo por correo electrónico y convencional. Tuitéalo y feisbuquéalo. Grítalo. Exígelo. ¡Basta de sangre!”.

4 comentarios:

  1. Ante la impotencia que sentimos la mayoria de los ciudadanos ante esta infamia que estamos viviendo, lo menos que podemos hacer es levantar la voz muy alto y gritar No + Sangre Calderón, debemos mostrarle que somos muchos m+as los que estamos hartos.
    Prende una veladora y llevala a la procuraduria de justicia que te quede más cerca y si no puedes salir enciende una veladora en tu ventana este 16 de Ener0
    Saludos apreciable amiga

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  2. Es tan obtuso Calderón que no tardara en descalificar la campaña diciendo que con ella se defiende a los delincuentes, hay que dejar claro que la demanda es porque la impunidad que fomenta la negligencia de las autoridades deje de hacer posible los homicidios.

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  3. Ciudadano, como acto simbólico veo bien lo de la veladora, lo veo muy valioso, pero sí dudo de su efectividad. A esta gente ya le tenemos sin cuidado. Cada pequeño hecho indignante que ocurrió desde el inicio de este sexenio espurio, fue razón suficiente para poner, no una, cientos de veladoras. A mí me molesta mucho que, treinta y mil muertos y pico después, y entonces –ahora sí- ciertos sectores de esta sociedad otrora letárgicos, empiecen a medio rezongar. Y no me voy a quedar estacionada en mi molestia, pero, a ver, dime, ¿cómo hacemos ahora para revertir todo este daño? Yo quiero que alguien me explique por qué, por ejemplo, se permitió la extinción de LyFC y el desmembramiento del SME. Nunca se ha entendido que permitir este tipo de maniobras equivale a conferir de más poder a los ocasionadores de todo esto, a quienes nos oprimen. ¿Que si los electricistas estaban ya corruptos, viciados? eso se podía componer después y con otras formas. Y cosa similar para con la "reforma petrolera" (la corte acaba de dar plena legitimidad a la entrada irrestricta de inversión extranjera, vía los llamados “contratos integrales”; te dejo el vínculo), para con la "ley Simi", los niños muertos de una guardería que nunca debió haber existido, los feminicios en Juárez y en el Estado de México. La lista es larga.

    Publico aquí en mi blog sobre estas cosas por, ¿cómo le llamo?, congruencia con ciertos principios que he adoptado, pero he dejado de creer ya en la gradualidad del cambio. Porque mientras el cambio se da, -y que el cambio siempre existe, de modo que decir, “mientras el cambio se da” es ya un gazapo- una cierta dinámica interna de la sociedad, nos impide garantizar con toda certidumbre que el cambio –hacia un bienestar al que, más o menos, todos aspiramos- al final, llegará.

    Nos queda -y eso, a veces- la esperanza, que es como la fe (espejismo).

    Y, bueno, nos quedan también nuestros oasis, esos cuyas magnitud y frecuencia son proporcionales a nuestras dotes hedonistas o a nuestra templanza en el carácter (a ver qué gobierna más o, quizá, una equilibrada mezcla).

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  4. ¿Te digo Indio Cacama? el problema real es que todavía hay personas que creen en lo que dice Calderón. Personalmente, para mí nunca ha sido un pendiente estar al corriente de lo que este hombre diga (y, si me he enterado, es por una mínima de conciencia política y porque me gusta informarme).

    ¡Y claro! la impunidad que no sólo fomenta la negligencia de las autoridades, sino que es causa directa de los homicidios mismos y otras desgracias que se viven.

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