Fraude y Feminismo

La sociedad necesita de un relato coherente sobre el cual pueda proyectar tanto sus miedos como sus esperanzas, sin embargo, cuando ese relato pierde su legitimidad, ese relato necesita renovarse. El relato que hasta hace poco tiempo gozaba de plena legitimidad y reconocimiento, era el relato de los derechos humanos y de la socialdemocracia, pero este relato se rompió, fue fracturado, y puso en evidencia las fisuras de este actual estado de cosas, ya en desuso, obsoleto y nocivo que necesita de una restitución para ser revitalizado.

Pero ese relato, también, necesita de un orden, el orden de los que crean, dirigen, ordenan versus el orden de los que obedecen, de los que no cuestionan y de los que dan sentido con su existencia a los mandatos inescrupulosos de los poderosos.


Como ese orden fue invertido, como el que hayamos puesto en jaque muchos de sus preceptos en los ambientes virtuales ha puesto en crisis al orden mismo, ha sido necesario crear en su lugar un nuevo orden que aspira a ser más humano —aunque solo, por supuesto, en las apariencias— para nutrir con sus discursos las nuevas esperanzas que sostengan los individuos; este orden busca, también, relevar o sustituir el lugar que tenían las viejas pugnas de izquierda con el propósito de seguir dando asidero a sus adeptos y busca en contraparte crear un nuevo villano y una nueva víctima. Ese villano y ese víctima son, respectivamente, el orden patriarcal y el mundo de las feministas.


En este contexto, creo, es que se han estado fabricando y se han estado performando una serie de discursos, textos y acciones que buscan consolidar el discurso de la víctima, además de poner en circulación —es decir, darles publicidad— , a las diversas feministas plagiarias que he estado denunciando.


La víctima necesita ser, performarse y crearse. La víctima necesita también un mito que asegure su lugar en la nueva narrativa social, y cuanto más empoderada y más autónoma e individualista sea —esto es, más consonante con la ideología postcapitalista— , más atractiva será, pero también más cercana a los nuevos valores que el nuevo régimen (un régimen globalista que busca esfumar las fronteras lingüísticas y territoriales de los países) busca imponer a su ciudadanía.

El auge por lo tanto de las figuras ya mencionadas, a quienes se les atribuyen cualidades inexistentes, es más que necesario y alentado en esta coyuntura. El que tenga que recurrirse al plagio, al acoso o al espionaje para dar credibilidad a estas figuras resulta irrelevante. Menos intrascendente es que se acose a quienes curiosamente no se dejan embaucar por estas patéticas teorías, sobre todo cuando se denuncia su patetismo y su superficialidad, como indudablemente ocurre con los plagios que el grupito mencionado ha hecho de mis escritos.


Este orden necesita también de editoriales, think tanks, de colaboradores, de ghostwriters, de presencia en las plataformas virtuales, de ideas, libros, teorías y, sobre todo, de un discurso convincente que sea simultáneamente coherente. Es decir, necesita de un medio cultural para propagarse.


Entre otros lugares, han encontrado ese afluente de cosas en mi blog y es del mismo de donde han estado extrayendo multitud de información, como ya lo he estado argumentando en posts pasados, para crear estos perfiles de feministas supuestamente instruidas. 


Lo sé porque fui yo quien escribió su tesis de licenciatura, su tesis de maestría, sus ensayos en la licenciatura y en la maestría, sus chats con sus amigos, los correos electrónicos que enviaba a mis contactos en las épocas prefraude y postfraude para reflexionar sobre diversos sucesos políticos, los comentarios que dejaba durante mi actividad blogger a mis contactos en sus diferentes perfiles, un cuadernito que marca una ruta literaria propia y las ideas que en este blog y en mi blog en facebook yacían, y que ahora tales farsantes están imitando, categorías conceptuales y formatos argumentativos que repiten religiosamente como si se tratara de la propia generosidad de su pensamiento y no del mío (amén de que mis charlas telefónicas (por lo menos) están siendo espiadas), un bagaje lingüístico que no se produce dos veces en distintas personas a la vez por la simple y sencilla razón de que todos los individuos no somos iguales.

Y allí están mis ensayos, perfectamente inéditos y perfectamente hackeados y perfectamente míos, pero también perfectamente publicados sus clones en pasquines con fechas de publicación que datan incluso de varios años antes, entre comillas, de que mis ensayos fueran escritos. Sí, claro, prefechados. 


Y, sí, claro, también existe la posibilidad de un perito en letras y de un perito en informática que sin lugar a dudas muestre que todas esas publicaciones son textos apócrifos y escritos en época posterior a los míos. Pero, curiosamente, lo que no hay es una cultura de masas que esté a favor de la agenda de los seres humanos vivos y reales que tienen mucho que decir, escritores o no, pero que no se acicalan en la mentira, ni en la propaganda, ni en el acoso, ni mucho menos en la imbecilidad.

La bitácora sigue estando a favor de individuos serviles y es necesario ponerlo de relieve.
Lamento tener que decirles que una vasta mayoría de lo que se produzca sobre feminismo en los próximos años, más lo que se ha producido en los años más recientes, está extraído de mis escritos, de mis correos, de mis disertacioines, de mis charlas mantenidas en mi cotidiano con mis allegados, de mis chats, de mis tesis de maestría y licenciatura, de mis tuits dejados tanto en @theriako como en @Scarbo, de lo que hable con mi hermana por teléfono en mi cotidiano, de todos los correos electrónicos que me había dedicado a enviar a mis amigos en la era prefraude y postfraude, de los ensayos, textos, esquelas, minucias, borradores que haya escrito y enviado por todos mis canales de comunicación, de los Whats y audios que envío en forma cotidiana a mis familiares y amigos, quienes se hallan en México, de mis sesiones que mantengo en Skype con mi terapeuta y de todo lo que en suma pueda ser extraído de mi cerebro a través de medios informáticos.

Y, ojo, no porque yo lo haya elegido, no porque yo haya sido quien otorgó importancia a mis letras o a mis ideas, ni porque yo dijera “ah, Eleutheria, tus cosas son importantes y deben de ser plagiadas”, sino porque esta gente encontró en las mismas y en lo que escribo algo que les resulta atractivo en la tarea de idiotizar e hipnotizar a las personas.

Sí claro, por supuesto que hay mujeres con un discurso autónomo, como en el caso específico de Laura Rita Segato, que no solo no necesitan plagiar a los demás, sino que instruyen a esos demás con sus escritos, pero no es de dichas mujeres de quienes estoy hablando ahorita. Ni tampoco del corpus teórico de muchas feministas de la vieja escuela, como Simone de Beauvoir, Betty Friedman, Christine Delphy, Hélene Cioux, y un largo etcétera, que prueba o tentativamente probaría que no todo está perdido en cuanto al tema de la apropiación ilegal que se hace de la producción intelectual de otra persona. Puesto que quiero pensar que estas mujeres fueron lo suficientemente competentes como para escribir sus propios textos sin tener que acudir a los servicios de un ghostwritter para hacerlo ni sin tener que invisibilizar la existencia de otra mujer.

Hablo de todo esto, por cierto, porque así como es menester hablar del contorno perfectamente definido de las cosas y sus bordes, como diría la poeta argentina, también creo que es necesario hablar con esa misma vehemencia de su rugosidad y exponer las irregularidades y las propiedades amorfas  que hay en ellas con la misma pasión, solo que en este caso específico no requiere hacerlo más que de la capacidad de recurrir al verbo plano, sin mayores adornos, y al entendimiento para exponerlas.

Y qué extraño, porque yo jamás he tenido problemas con reconocer la belleza en los demás. Más bien, al contrario, son los demás quienes han tenido problemas para reconocer la probable belleza que haya en mí y quienes prefieren acudir a las argucias más sucias que hay en la red para apropiarse de mi lenguaje, nociones y esquemas conceptuales, antes que reconocer que pueda haber belleza en todo lo que he escrito.

De hecho, que ocurra esto que en este momento específico cuento, evidenciaría que esta incapacidad para reconocer la belleza que otros tienen es lo que ha justo puesto en jaque mis escritos y la imitación que se hace de ellos. Lo cual, creo, es una actitud patética e imprime al feminismo pop de redes un comienzo patológico. ¿Por qué les hiere tan profundamente todo lo que haya escrito una persona en sus momentos de más profunda jovialidad?

Tal vez molesta que una simple mujer de escuela pública sea quien pusiera en jaque la corrupción que había en la sociedad y no ellos, que ni con todas las destrezas que otorga el dinero pudieron haber creado este mismo discurso sin plagiar, hackear mi computadora y haberse metido a husmear en los más profundo de mi vida para después intentar neutralizarme.
Tu pensamiento es soberbio, me cuesta seguirte, pero me ofrece una certeza: he de seguir andando el camino del silogismo (tal vez te ofenda esto o te deprima). Los elementos de Euclides, si bien no son verdaderos (entendiendo verdad como correspondencia con la realidad: se sabe que esto es tautológico, ¿quién se encargará de verificar tal correspondencia?, ¿será verdadera su verificación?) me ofrecen un remanso lógico, ¿algún día lograré derivar aquello que me parece absurdo de mi realidad de premisas lógicamente consistentes que prueban tal absurdez? Creo que mejor me quedo con Sofía Kowalevskaya, inmersa en la increíble dulzura de sentir que existe todo un mundo del que el yo se halla totalmente ausente. Mas créeme, el relativismo ético o moral o como se diga, desprecia a la vida misma y, con ello, a la moral; por encima de la vida, coloca a la libertad del hombre; la vida es entonces sólo importante en la medida en la que es un medio -el único quizá- para hacer elecciones. La vida deja de tener valor per se, y adquiere sólo un valor instrumental. Tal vez la opción viable -desde el relativismo- para los que no entendemos el relativismo sea el elegir a la vida por sobre la libertad. Afortunadamente, el relativismo me lo permite.

-octubre de 2009, © Todos los derechos reservados.

Una nota sobre la gente que plagia

Cuando les empiece a contar cómo Avelina Lésper, Silvana Ávila, Fernanda Melchor, Laura Lecuona, Alejandra Eme Vázuqez, Rosario Loperena, Nadia Villafuerte, Daniela Villarreal Rubio, Sandra Barba, que alguna vez me llamó la chavista de tumblr, pero que convenientemente borró su tuit, si bien no, sus flagrantes y asquerosos plagios sobre mi obra, Estafanía Vela Barba y toda esta galería de pseudoescritoras que está catapultando a la fama el círculo de Enrique Krauze, están plagiando mi obra, se van a ir de bruces. Pero no me importa, y no me importa hacer el ridículo y no me importa tampoco revelar cómo llevo años siendo hackeada, espiada y sistemáticamente acosada por este grupo de psicópatas, ni me importa tampoco que piensen que estoy loca o llena de resentimiento. La verdad es que estoy llena de la misma rebeldía con la que empecé a escribir para mi blog hace algunos años, y si en aquel entonces no permití que se llevaran a cabo los atropellos que se estaban llevando a cabo contra el movimiento de transformación que encabezaba Andrés Manuel, de la misma manera no lo voy a permitir ahora, aun cuando para hacerlo tenga que salir a la luz yo misma y salir embarrada en esta serie de porquerías en las que me están embarrando. La cosa es, y en resumen, que tienen una ghostwriter que se dedica a plagiar mi obra a partir de que en 2012 se recomendara mi blog en un magazine de quinta, de escritorzuelos de ultraderecha, llamado Literactivos. Esta psicópata ha creado cientos de perfiles falsos en twitter en donde se dedica a escribir con mis letras, robar mi personalidad, a imitarme, copiarme, acosarme, a intentar apropiarse de mi producción intelectual y un largo etcétera. Tales perfiles se presentan tanto como perfiles de izquierda (aunque obviamente infiltrados) y perfiles de derecha. La finalidad de los mismos es operar en términos prácticos el golpe blando que se necesita mantener activo en los ámbitos mediáticos mientras dure el gobierno de Andrés Manuel con el simple propósito de desestabilzar al país y polarizar a la sociedad, por un lado, y por el otro, en la mente enferma de la psicópata que colabora con esta chusma, apropiarse de mi obra, detraerla de su singularidad o su valor aurático y fingir que ellos son los grandes genios, amantes del saber de espíritu renacentista que nunca han sido. Pero que se sienten plenamente inspirados a serlo por todo lo que he escrito, aunque en realidad solo estén plagiando mi obra.

Bueno, esto es solo una cápsula muy breve de lo que está y ha estado pasando. Puesto que los próximos días ofreceré más detalles sobre toda esta argucia. Saludos a todos y gracias por leer.

El Yo versus lo colectivo

Hay páginas colectivas en las que las personas se sueltan a escribir, una después de otra, sin cese. La obligación es no dejar ningún registro o huella de tu nombre. El mínimo rastro es visto con recelo. La gente se avergüenza de que haya habido una época de la humanidad en la que se había conceptualizado a un ente metafísico llamado yo, en la que se hablaba sobre un sujeto y sobre individuos ailados y no adheridos al colectivo que vivían al margen de toda comunidad. 

El superyó y el ello son comprensibles, porque, de hecho, son el único estado posible en el cual pueden expresarse nuestras interrelaciones más profundas que se dan de manera colectiva. Una categoría retrata la esencia de lo social y su capacidad coercitiva y disciplinante, capacidad que nos permite ser más felices, la otra, denota el estado anterior a nuestra constitución como entes sociales, es decir, nuestro estado de barbarie. Por fortuna, en estos momentos nos hallamos en el estadio intermedio y por esa razón es posible que escribamos las presentes notas sin faltar con ello a la prohibición que nos impide hablar en primera persona, ya sea del singular o del plural.

Se deja como muestra de nuestro estado presente, la siguiente estampa que relata la historia de una edificación en la que se escuchan muchos ruidos a sus alrededores porque se encuentra en el ojo de un carnaval de mercadería -un mercado sobre ruedas- en el que concurren en este paraje nada atractivo los seres humanos a realizar sus compras.

Aguas van que se escuchan por todas partes caer, personan no hay ni en la retaguardia ni en el frente de la edificación que no perciban esto. El edificio sigue intacto a pesar de la algazara que lo rodea.


Biblioteca breve de los sucesos extraordinarios que aquejaron a la humanidad durante la era del petróleo. 2714 – 2950, Tomo ii, fragmento.
Los plagios de Avelina Lésper a mi obra https://link.medium.com/BdqXIgXNFZ

Sí, yo también creo que no alcanzo a sustentar con este solo escrito que Avelina Lésper plagia mi obra, porque solo cito un poema, sin embargo, cualquiera que se dé un paseo por mi blog, por je suis eleutheria o por mi actividad en las redes, sabrá y podrá constatar que lo que escribe Avelina son plagios y, en particular, plagios a mis escritos y plagios a mis ideas, y es por esta certeza y con esta confianza que me atrevo a decir que Avelina Lésper plagia, de hecho, mi obra. Y, además, recuérdese que, como se comentó, “los plagiarios no solo son deshonestos, sino incompetentes, incapaces de expresar ideas por sí mismos y de llevar a cabo una investigación”, que es lo que al final denota con sus porquerías toda la mafia Letras Libres. Es cuanto.

Sobre el debate, ¿a qué le llamamos obra?, nos podemos dar un agarrón otro día. Por supuesto, no descarto que Avelina plagie a muchísima gente más.

Yo-Yo Ma - Bach: Cello Suite No. 1 in G Major, Prélude (Official Video)

El vídeo es sublime y por eso lo comparto. Si hay alguien por aquí que haya llegado sin querer al blog, le pido por favor que lo disfrute. 



La flor rosa



Una gota de adrenalina cae en un vaso de agua y se diluye dando un soplo de luz a la imagen. En la imagen crece, como si se tratara de una expectativa, a su vez otra imagen, apoltronada en su cabeza, de quien contempla esta imagen en donde ya hay un vaso de agua además de una flor rosa. De la gota y de la adrenalina y de la imagen en simiente, que yace en la cabeza de quien observa, ha nacido esta flor. La flor es entonces producto del agua y de la tinta, una tinta nerviosa en este caso, una tinta que nace de las prisas, o de las carreras y el éxtasis, del tener que andar corriendo por aquí y por allá para poder tener tiempo a poder decir algo. Pero de un algo que jamás habría sido dicho sin la imagen. Contra eso otro que jamás habría sido dicho sin su no-ella.
A veces el tiempo es una señal de que no hemos perecido, a veces el tiempo es una señal de el hecho contrario. A veces el tiempo es una representación convencional, de naturaleza incorpórea, en la que capturamos una abstracción que nos parece elusiva y que después nosotros volvemos arbitraria. Una abstracción arbitraria para representar una de las múltiples formas de la sensibilidad y poder dar sentido así a nuestras descripciones. Pero, además, a muchas otras cosas más: el empaque en el que llega envuelto el último libro que hemos encargado, la hora a la que tenemos que acudir a una conferencia que se ofrece en la sala de postgrados, el ritual que tiene nuestro vecino de salir a tirar la basura todas las mañanas, el paso de los días, la hora a la que llega un autobús a la parada, el momento en el que una estrella cruza esta bóveda y no otra, el ladrido de los perros, el agua que cae desde las cáscadas, el inabarcable abismo de un despeñadero, la sombra, la risa, el aire.




¡Compren!

Esta señora está plagiando mi blog y además está cobrando por ello. Se los digo por si les interesa. Ahora que si lo que les gusta es lo que se obtiene como producto de la envidia, el acoso y el plagio, de hackearle el ordenador a quien se piensa mejor que nosotros, de chingarle la vida a quien se cree superior, si los motiva a leer más a un psicópata que plagia movido por el rencor, que lo que los pudiera motivar un buen shot de poesía, entonces, cómprenlo, léanlo, degústenlo y pasen una tarde maravillosa acompañados de lo que se puede escribir motivado por la envidia, el rencor y la mezquindad. Es decir, nada.

¿Pero por qué afirmo que nada? Porque cada uno de los frankenstein que allí se presentan son producto de una mala imitación de mis palabras y de mis letras. Es decir, de mi manera de mostrarme en las redes a través de mis escritos.

Por lo cual se pudiera concluir que la persona que hace esto, de su propia cuenta no agrega nada.

Y entonces, lean, lean y degusten —pruébenlo, saboréenlo, desmenúcenlo, indigéstense incluso— y pasen una tarde muy felices. Paguen, paguen, paguen por lo que le es propio al espíritu de oportunidad en las redes y disfruten de ello.

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