Tres notas sobre Octavio Paz

23 de mayo de 2013

Pienso que Octavio Paz simplemente ignoró —quizá le haya faltado clarividencia o interés, o tiempo— las condiciones de opresión del sistema antagónico al que él criticaba acerbamente durante sus últimos años. Y achaco más a una circunstancia histórica ese supuesto servilismo al gobierno mexicano, que a una forma de ser acomodaticia de este poeta. Además, a diferencia de Krauze, era un crítico del liberalismo; si bien sus críticas fueron un tanto superficiales. Como ensayista está en mi panteón personal. Y, por cierto, me recuerda a Borges y sus diferencias con Sabato. El último, un intelectual bastante comprometido con su entorno social y crítico de la política; el primero, ajeno a las causas populares (fue un antiperonista confeso), aunque arrepentido al final de sus días de este descompromiso, según cuenta Juan Gelman en una entrevista que leía hace escasos días. [1]

31 de marzo de 2014

La ironía es que alguna de la gente que hoy critica a Paz emite cero críticas al régimen cultural de hoy. Incluso en sus redes sociales reproducen relaciones jerárquicas, de autoridad, de compadres, muy a la usanza de este intelectual. [2]

Todos sabemos que Octavio Paz fue un intelectual funcional al sistema y está bien conservar esa memoria. Pero es importante que ese mismo ímpetu con que condenamos la sujeción de Paz lo utilicemos para desenmascarar, hoy, al en general putrefacto y enrarecido sistema cultural mexicano. Es inadmisible que quienes critican a este intelectual (él sí un literato) lean y difundan ese think tank cultural llamado Letras Libres. Es pura incongruencia. Y además, me desazona pensar que la nuestra sea una pura crítica de la historia a posteriori.

(Lo inadmisible no es que se lea Letras Libres, sino la crítica a posteriori sin la otra crítica.)

Son mucho más congruentes quienes expresan su afinidad plena a Octavio Paz y su afecto por la cultura que se difunde en Letras Libres a la vez, que quienes no. Congruentes al menos con su propia lógica y su sistema axiológico. (Y por supuesto también lo son quienes repudian a ambos).

Y a título muy personal, creo que Octavio Paz fue más bien utilizado por el sistema que lo cobijaba y que de veras fue él un entusiasta de las ideas que defendía —en contraste con Enrique Krauze, un auténtico artífice de la ideología neoliberal en América Latina—, amén de que en sus últimos ensayos articuló críticas muy explícitas (y breves) al liberalismo. No sé, me puedo estar equivocando aquí con Paz.

En mi caso, necesito separar la vida del escritor de su obra para valorar su obra. Y esa certeza me deja al menos esta satisfacción: lo mismo que admiro la obra de Paz porque puedo, siento absoluta indiferencia por la obra de otros intelectuales orgánicos también porque puedo; es decir, porque puedo prescindir de mi ideología de izquierdas a ratos para disfrutar y valorar obras que unas personas escribieron o crearon. [3]

En Je Suis Eleutheria en los enlaces visibles.

*Quizá estas notas podrían completarse con este otro escrito.

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