REFLEXIONES: SOBRE EL HUMANISMO

"Si el humanismo inhumano del imperio gana otra vez (y sigue ganando), si ya no creo en la posible creación de un mundo histórico en que sea derrotado y superado por una forma social más justa, si ni siquiera –por los fracasos terribles de los intentos por hacerlo, que sólo han consolidado mundos cruentos y crueles, a menudo superiores a su crueldad– soy capaz de imaginar cómo sería ese mundo en que se respetarán la vida y los derechos de los seres humanos, ¿que me resta por hacer? Hay que luchar contra la brutalidad de los poderosos. Conseguir que todo sea menos brutal. Incomodarlos. Hacerles saber que sí, que acaso ganen otra vez, pero que no nos engañan. No luchan por nada trascendente. Ni por la libertad, ni por la democracia, menos aún por los derechos humanos. Mienten. Luchan por la buena salud de sus billeteras. Por el dinero y por el poder, aliados eternos. Pueden ser buenos y democratizarlo todo. Pueden aceptar críticas. Son democráticos y las escuchan. Que las mujeres sigan su camino de libertad. Serán, ellos, entusiastas feministas. Que se casen los gay y las lesbianas. Irán a sus bodas. Que los ecologistas defiendan el planeta que ellos necesitan destruir. No importa: son democráticos. Que aquéllos libremente lo defiendan. Ellos, libremente, seguirán devastándolo. Hay una sola cosa que no democratizarán jamás: la riqueza. Democratizar la riqueza es algo que los líderes de las potencias occidentales jamás harán. Tampoco quieren compartirla, de aquí la furia contra los ilegal aliens (inmigrantes indeseados). Si eso hicieran no serían lo que son. Los dueños del mundo. Los que pueden declarar guerras, invadir países, matar y torturar. Esa es su esencial brutalidad, su brutalidad constitutiva. Cada paso que demos contra ella será un triunfo. Cada pequeña dificultad que le opongamos. Cada lugar donde no los dejemos entrar. Cada vida que salvemos. Cada una de estas cosas será un triunfo. Un pequeño “palacio de invierno” que no esconde a Stalin en sus entrañas. Porque no tomaremos el poder y Stalin es fruto del poder. ¿Qué poder podríamos tomar? En este mundo globalizado, en este mundo sometido al espionaje del Big Brother Panóptico, no hay Palacio de Invierno. No está en ninguna parte. El poder, en cambio, está en todas. Que cada vez esté en menos será el objetivo de nuestros pequeños-inmensos triunfos. De nuestros pequeños-inmensos sueños."

- José Pablo Feinmann [1]

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