Ucronía

Le Léthé


like a poem in the dark—escaped back to Oblivion.
—Allen Ginsberg, Kaddish.

Viens sur mon coeur, âme cruelle et sourde,
Tigre adoré, monstre aux airs indolents;
Je veux longtemps plonger mes doigts tremblants
Dans l'épaisseur de ta crinière lourde;

Dans tes jupons remplis de ton parfum
Ensevelir ma tête endolorie,
Et respirer, comme une fleur flétrie,
Le doux relent de mon amour défunt.

Je veux dormir! dormir plutôt que vivre!
Dans un sommeil aussi doux que la mort,
J'étalerai mes baisers sans remords
Sur ton beau corps poli comme le cuivre.

Pour engloutir mes sanglots apaisés
Rien ne me vaut l'abîme de ta couche;
L'oubli puissant habite sur ta bouche,
Et le Léthé coule dans tes baisers.

À mon destin, désormais mon délice,
J'obéirai comme un prédestiné;
Martyr docile, innocent condamné,
Dont la ferveur attise le supplice,

Je sucerai, pour noyer ma rancoeur,
Le népenthès et la bonne ciguë
Aux bouts charmants de cette gorge aiguë
Qui n'a jamais emprisonné de coeur.

— Charles Baudelaire


3 comentarios:

    Esa necesidad de algunos seres a veces para algo que no es exactamente huir, ni curar, ni renacer, ni descansar... como una especie de redención en delirio, una especie de enajenación temporal en la que no se sabe si se experimenta la lucided o la locura verdaderas. La necesidad de beber esas aguas del Leteo o tomar el nepente, la sospecha en el fondo terrible de que para muchos todo es una esquizofrenia agotadora que tal vez explica muchos comportamientos y reacciones.
    Baudelaire... caramba.

     

    Es muy hermoso lo que dices y muy romántico. No sé hasta qué punto sea exacto o si ese romanticismo acompaña más bien al aparato de beatitudes con el que solemos soportar la vida. Pero ciertamente -y como los mismos románticos manifestaron- cuanto más cerca nos hallamos de la realidad, más cerca estamos de la locura, del borde. ¿Adivinas algo sobre la lucidez aquí? ¿Hay un otro lado? Te dejo saludos. Escribo desde Hiperia.

     

    Puede que ya te lo haya comentado antes, pero Víctor Hugo en "El promontorio del sueño" lo planteaba en términos más o menos parecidos a: somos realidad y sueño, con diferentes proporciones y con distintas naturalezas. Cada uno es tan grande como lo son sus sueños. Vivimos con una parte asida a lo material, en el sentido de realidad formal en la que vivimos, y con otra parte sumida en la imaginación, el sueño, la ilusión. Vivir más en esto último que en lo primero tiene un riesgo, el precipicio de la locura, mas, si carecemos de esto no seríamos muy distintos de otros animales.
    Esta es una expresión burda y desde la distancia y el tiempo de una lectura y de lo que dejó una idea determinada (tal vez más por mi forma de interpretarlo que por lo que de verdad postulara V. Hugo). Reconozco que sí, que sucumbo tal vez fácilmente al embrujo romántico y puede que todo tenga explicaciones psicológicas bastante simples, supongo, y reconozco que esa nebulosa romántica en el pensar y el sentir produce cierta angustia, pero es que me resisto a creer y por eso podría decir que no creo en que no haya otro lado, otra forma de entender la lucidez, que en cierto modo creo que somos navegantes entre galernas nocturnas y que precisamos faros, razones para tener una indefinida, incluso incierta esperanza, algo que nos impida aceptar que todo o casi todo se reduce al absurdo o el azar.
    Mi abrazo

     

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