«Oscilación»

En vano buscas tu modelo entre los restantes seres: de los que fueron más lejos que tú, no has aprovechado más que su aspecto comprometedor y dañoso: del sabio, la pereza; del santo, la incoherencia; del esteta, la acritud; del poeta, la desvergüenza —y de todos, el desacuerdo consigo mismos, el equívoco en las cosas cotidianas y el odio de lo que vive sólo por vivir—. Puro, tienes nostalgia de la basura; sórdido, del pudor; soñador, de la brutalidad. Nunca serás más que lo que no eres, y la tristeza de ser lo que eres. ¿Qué contrastes empaparon tu sustancia y qué genio mestizo presidió tu confinamiento en el mundo? El encarnizamiento en disminuirte te hizo adoptar el apetito de caída de los otros: de tal músico, tal enfermedad; de tal profeta, tal tara; y de las mujeres —poetas, libertinas o santas— su melancolía, su savia alterada, su corrupción de carne y de ensueño. La amargura, principio de tu determinación, tu modo de actuar y de comprender, es el único punto fijo en tu oscilación entre el asco del mundo y la piedad por ti mismo. 

BREVIARIO DE PODREDUMBRE, E. M. Cioran.

4 comentarios:

    Me hace pensar en la originalidad y los modelos, en estar determinados por lo que no somos, en lo que todo ello lleva de angustia inicialmente y, en el mejor caso, de desesperación después (en el sentido de la desesperación de Kierkegaard como una "no espera"). Creo que podemos entendernos como un sistema y una parte de un sistema. Nadie es nuevo totalmente y sin embargo nunca es una repetición de nada, como ocurre con la identidad genética y sus mecanismos particularísimos, todo coronado en un sofisticado sistema biomolecular que parte de un simple esquema de cuatro bases.
    Esa amargura que expresa Cioran me recordó al singular pesimismo (o tristeza) de Shopenhauer cuando leí unas determinadas páginas: "querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor...". Sin embargo, es un pesimismo curioso, con una rendija al fondo tal vez, o un toque de ironía, cuando dice también que considera absurdos aquellos sistemas metafísicos que explican el mal como algo negativo ("...por el contrario, sólo el mal es positivo, puesto que hace sentir...Todo bien, toda felicidad, toda satisfacción son cosas negativas, porque no hacen más que suprimir un deseo y terminar una pena"). ¿No hay mal que por bien no venga? Bueno, no sabría qué decir, pero no comparto, al menos hoy por hoy, ningún razonamiento desprovisto de esperanza. Puedo sentir asco por el mundo y decepción y hasta piedad, si soy capaz, por mí mismo, pero hasta el momento nada me ha convencido lo suficiente como para quitarle el adjetivo "maravillosa" a la palabra "catástrofe" para definir de formma breve esta vida, igual que Le Corbusier describía el estado urbano que precisaba la intervención de la vanguardia urbanística europea.
    No sé, reflexionaba sobre el texto de Cioran recordando algunas ideas y al final siempre quiero acabar con una idea positiva. Shopenhauer hablaba de tres resortes fundamentales de la acción humana: egoísmo, perversidad y, finalmente, conmiseración, entendida esta como el deseo de bien al prójimo que llega hasta la generosidad y determina la grandeza del alma.

    Nota: Posiblemente no tiene mucho sentido todo esto que he escrito, bueno, posiblemente no: seguramente; no: fijo. Pido que no se me tenga en cuenta en el juicio final, fue un ataque de verborragia :)

     

    Es la miseria de la filosofía en todo su esplendor, en toda su vitalidad.

    Te voy a contar:

    Este es un texto que disfruto mucho de Cioran porque se trata de una declaración que —contra su aparente sustrato pesimista—, es en realidad un canto a la vida. Hay que amar mucho esta existencia para seguir anclado a ella a pesar de todas sus desazones y todos sus contrastes. Eso hizo Cioran hasta el final.

    Y de Schopenhauer, que es uno de los filósofos más fabulosos que ha dado Occidente:

    La honestidad descarnada frente a la vida: contemplarla al margen de las ensoñaciones (con o sin ellas), prescindir de todo idealismo* y, al final, amarla locamente. Es el nihilismo de Schopenhauer —y no el de Nietzsche— el que me seduce. Schopenhauer enderezó y le insufló de sentido al nihilismo hindú. Le debe mucho Occidente; ojalá se le revalorara en todas sus contribuciones al pensamiento, es vital para los que andamos en busca de una ética.

    *Quizá es discutible la parte del idealismo por cuanto Schopenhauer sitúa en el centro a la voluntad del hombre y a su conciencia; pero esa caracterización de Schopenhauer es más bien fenomenológica —que continúa Freud, aunque con resultados adversos (pero fascinantes)— y solamente ideal por cuanto es tradición asociarle a la conciencia un topos metafísico: si la vemos en su funcionalidad, se vuelve parte de ese sistema, en parte físico*, que tú mencionas.

    Muchas gracias por tus reflexiones tan ricas y por las citas que parafraseas de Schopenhauer.

    Saludos.

    *Físico estrictamente.

     

    Gracias te doy yo por cuanto enseñas y me haces pensar.
    Saludos, E.

     

    No quise sonar como si pretendiera enseñar algo, sino solamente compartir.

    Gracias a ti, por lo mismo.

    Saludos.

     

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