Nietzsche y las filosofías


« ...la vida se pone enferma a causa de este engranaje y de este mecanismo deshumanizado, de la "impersonalidad" del trabajador, de la falsa economía de la "división del trabajo"». —Friedrich Nietzsche**

Qué difícil es encuadrar en una filosofía a Nietzsche. A veces parece haber en él todas las filosofías. Aunque justamente por esta falta de sistema en su filosofía —por este filosofar tan desbordado—, se encuentran todas las contradicciones en sus textos, todas las negaciones. En su filosofar se halla ya la previsión contra el sistema, contra el idealismo alemán que tanto despreció: se filosofa por y para la vida y como la vida es contradicción pura (dialéctica), la filosofía de un filósofo ha de moverse a este ritmo vital: latir en ella viva todos sus reveses, todos sus echar para adelante y luego retroceder. La filosofía que se abraza a la vida con el pathos del hombre por delante; con el ethos del hombre que se adapta al pathos, en contradicción con aquella visión racionalista supresora de instintos —como él afirmaba—, contra la cual filosofaba.

La filosofía nietzscheana no es irracionalismo propiamente —y en ello reside su debilidad—, sino antirracionalismo. Actuó como reacción, como una reacción contra algunas de las ideas más aberrantes de la Ilustración (la idea de progreso, la tecnificación de la vida), pero, sobre todo, como reacción al idealismo alemán del que tanto abrevó el luteranismo y con el que coexistió en paralelo en un tiempo, y como reacción al racionalismo de la dogmática escolástica cristiana. 

Visto a la distancia, veo en Nietzsche una filosofía necesaria, una filosofía de la emancipación sobre todo para quienes —¡y estamos en pleno siglo XXI y esto no termina!— hayan sido castrado-educados bajo el signo del cristianismo, de esa extraña versión del cristianismo que solo ha servido para confinar las fuerzas instintuales humanas y alterar así nuestra fisonomía. 

Pero visto a la distancia, también me permito desterrar de mi propia fisonomización de la vida, ciertas aseveraciones nietzscheanas, cierto desprecio por la racionalidad (así a secas) y plantearme lo siguiente: Quién sabe si la capacidad axiológica en sí misma no sea tan natural en la especie —tan animal— como tener el sexo o defecar; solamente que la primera, por su novedad*, esté apenas incorporándose a nuestra naturaleza. Negar nuestra racionalidad no es menos aberrante que negar nuestro ser instintual. (No es una valoración positiva a priori: hasta el momento, la razón no se ha mostrado más eficaz que nuestra animalidad para evitar calamidades que padecemos). Y así, contra Nietzsche (y contra mi pasión por este filósofo) asirme a una visión del hombre que no niegue ni su vitalidad, ni su instinto pulsátil, ni su pathos creador, ni su racionalidad, ni su ethos, ni nada de lo que —por necesidad— la criatura sea: mi versión a modo del «amor fati» nietzscheano.

*Aquí asumo que lo mental, como la biología en sus investigaciones más recientes ha sugerido, constituye una de las adaptaciones biológicas más nuevas de nuestra especie; y —añado— que pareciera ha comenzado una lucha (casi evolutiva) entre la capacidad depredadora de la especie y la capacidad de la especie de pensar sus acciones.
**Esta aseveración, me remitió ineludiblemente al materialismo dialéctico, a pesar de provenir de un filósofo muy probablemente adversario de la lucha de clases. De esta contradicción, desencadenó este pequeño escrito.

3 comentarios:

    Leí a Nietzsche (Zaratustra y Ecce homo)hace muchos años, tantos que apenas me acuerdo más que de algunas sensaciones determinadas. No estoy por tanto en condiciones de apuntar nada que pueda interesar a tus palabras, me quedo en lo mejor por tanto: leerte, aprender y pensar.
    Sólo decir que siempre me pareció que hay algo terrible en Nietzsche, terrible y fundamental. En cierto modo hay algo que para mí lo asemeja a la literatura de Joseph Conrad y no lo podría explicar bien ahora.
    Hace un par de años tomé el Zaratustra de la estantería pero no pude pasar de unas líneas, quizá hay que tener la mente preparada y yo en ese momento no lo estaba. Pero sé que volveré a esas páginas en cualquier momento.
    Cuando pienso en Nietzsche aquellas sensaciones a las que me refería son las de un hondo yo, el de la parte más invisible, esencial y abstracta, expuesto y confrontado sin protección alguna al mundo, a la manada, a los elementos. El tremendo estruendo del silencio (del verdadero silencio). La ominosa sombra de la verdad. La gravedad de ser. La naturaleza contradictoria de todo lo que existe. La sublimación de lo relativo en la argumentación del absoluto...
    Nietzsche... lo descubrí al final de una tarde de verano hace ya muchos años cuando me encontré con un amigo que bajaba con su toalla y un libro a la playa a leer cuando todo el mundo se iba y el sol se ponía. Apunté en la cabeza ese nombre y poco después, en la soledad de un tiempo obligatorio en el ejército, lo leí.

     

    No he leído mucho de Conrad, salvo hace algunos años un libro breve llamado El Corazón de las Tinieblas del que recuerdo cavilaciones sobre asuntos morales y la formidable prosa de su autor. Quizá por eso lo coligues con Nietzsche, cuya mayor aportación filosófica se sitúa en la esfera de la Ética. (Quizá me haga falta leer más de Conrad). Pero me ha resultado personalísima la experiencia que aquí cuentas sobre tu encuentro con él, y por esa narrativa tan íntima y desde esa intimidad tan precisa —de la que no me atrevería a extraer otras conclusiones—, es que me parece de gran valor tu comentario.

    PD. Tengo otros dos escritos breves sobre Nietzsche recientes que tal vez ponga aquí en el blog, quizá allí termine este monólogo mío sobre el tema —por ahora. Y quizá también allí encuentres un poco de coincidencia con lo que aquí comentas.

     

    Estoy de acuerdo contigo respecto al vínculo que señalas entre Conrad y Nietzsche. Yo no he leído mucho más de Conrad, además de "El corazón de las tinieblas" que me maravilló, también "La línea de sombra" y "El anarquista y otros relatos", y respecto de Nietzsche, solo las dos obras citadas que leí hace ya mucho y sin detenerme lo suficiente para su estudio. Me gustaría tener una mínima formación filosófica pero en mi caso solo se trata de cierta curiosidad desordenada que me lleva a algunas lecturas, músicas, etc.
    Leeré encantado lo que vayas subiendo. Ah, y gracias por tu generosa impresión.

     

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