Les Baricades Mistérieuses

Sixième Ordre - Les Baricades Mistérieuses (François Couperin), Angela Hewitt al piano:

Luis Javier Garrido

Sí me ha pegado enterarme que ha muerto el maestro Luis Javier Garrido.Quería tuitear sobre el asunto, pero la chiva no alcanza para estos menesteres.

Yo creo que como ya dijeron varios, a Garrido lo distinguía su posición crítica, sus aportaciones académicas, su adhesión obradorista, su compromiso con asuntos sociales. Entrañable para varios de quienes nos hemos dedicado los últimos tiempos, entre varias otras cosas, al asunto de ir dando seguimiento a lo que pasa en este país, cómo se ha ido descomponiendo y pauperizando su población desde que tecnócratas decidieron sesgarse a lo que ya se sabe y gran parte de la clase política vuelta especie de personero de voluntades de magnates. En fin, la eterna letanía.

En un exordio que hace Garrido a un libro de Noam Chomsky y Heinz Dieterich, La Sociedad Global, escribe:

“El problema del Estado se halla en el centro del debate de las políticas neoliberales, pues éstas han tendido a reconvertir a los viejos Estados nacionales, sustentados en la tutela de los derechos sociales y de las políticas de bienestar, en Estados subordinados a los centros de poder financiero internacional y funcionales a las nuevas políticas que tienden a la reducción del ser humano en función de los intereses económicos de las grandes corporaciones.”

Más adelante añade:

“El neoliberalismo es un totalitarismo, ya que pretende imponer un modelo único, pero es también un dogmatismo, pues sus principios oscuros y contradictorios, se presentan como verdades incuestionables; de ahí que sea urgente superar las actuales limitaciones del análisis.”

Luego:

“Las elecciones constitucionales de los últimos años en América Latina no han sido más que formalmente, triunfos de la democracia política. Los procesos electorales han mostrado que existe un desfase entre lo que son los regímenes latinoamericanos y la versión que de éstos dan los centros de poder financiero internacional, gobierno de Washington o la OEA. Las elecciones mismas distan mucho de tener los rasgos de procesos democráticos y competitivos, y las vastas operaciones que se han hecho para hacerle publicidad a la supuesta democracia continental, no puede ocultar la realidad de lo acontecido. Entre 1993 y 1995, hubo en varios países, lo mismo en Perú que en República Dominicana, en Brasil que en México, e incluso en la Argentina, vastas operaciones propagandísticas para hacer creer que la vida política del continente tiene rasgos de los cuales carece. Y así se divulgó a) que las elecciones fueron legales y legítimas, con sólo algunas irregularidades; b) que los candidatos triunfantes obtuvieron su victoria de manera contundente y sin lugar a dudas (Cardoso, Fujimori y Menem en la primera vuelta, y Zedillo con más del 50 por ciento de los votos); c) que esos candidatos triunfantes (Cardoso, Zedillo, Fujimori) no son gente de extrema derecha ni los personeros del capital financiero internacional, sino profesores universitarios o personajes apartidistas, alejados lo mismo de la politiquería tradicional que de los partidos tradicionales; d) que los partidos políticos son prescindibles, pues no representan a la ciudadanía y a todas las corrientes, por lo que se hace aparecer a los tecnócratas como hombres providenciales y, en suma, e) que las instituciones constitucionales funcionan democráticamente, pues ya han doblegado al militarismo, de tal manera que f) al haber llegado la democracia política de manera casi plena a América Latina existe por lo mismo una ciudadanía consciente, que se informa bien, y que respalda la aplicación de las políticas neoliberales. El análisis de las elecciones muestra, sin embargo, caso por caso, que las cosas son muy diferentes de cómo se presentan, y que América Latina está aún muy lejos de alcanzar la “modernidad democrática” que las clases dominantes y los gobiernos en turno pretenden que existe. Los procesos electorales de esta última década han evidenciado que en los Estados latinoamericanos hay una muy incipiente legalidad y que, por lo mismo, las condiciones de vida democrática son insuficientes para permitir una participación libre y consciente de las mayorías.”

Este texto fue escrito para un libro editado por segunda ocasión en 1996; me parece que describe con precisión radiográfica la realidad de AL en aquella década y, un poco, lo que es aún la realidad política mexicana y la democracia aquí. Afortunadamente, las cosas han venido cambiando por estos lares y, muy específicamente, en el cono Sur han surgido gobiernos con sesgo y/o propuestas alternativas al modelo aún pujante.

Una entrevista vieja para Telesur -2010-.


*Tal vez difiera con algún punto de su declaración, pero no me importa detallar ahora eso.

Pues bien, con esta breve entrada, he tenido mi modo de hacer un pequeño homenaje a Luis Javier Garrido.

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