El debate (opinión)


Lo que se vio ayer no fue un debate. Un debate es, al menos, un intercambio de ideas en flujo continuo entre quienes participan. Pero un debate debiera ser principalmente un ping pong de argumentos y sus refutaciones. A pesar de todo, no me amilano. Ya estoy acostumbrada a la actualización de términos aquí en la patria. De modo que, lo que tuvimos nosotros no fue un debate, sino la tropicalización de uno: acusaciones, señalamientos y confrontación. En cuanto a mi particular gusto, yo habría esperado una discusión ideológica expuesta a altas temperaturas: sí con apasionamiento, sí con mucha jerga, sí buscando la confrontación y, primordialmente, buscando confutar las propuestas antagónicas no sólo en el discurso, sino con el recurso a cifras y hechos empíricos focalizados; además, sostener cada candidato la viabilidad de su propuesta. Tampoco creo que en un debate entre candidatos deban todos forzosamente hacer la exposición detallada del proyecto; creo que la exposición de propuestas también puede ser hecha de cara a la sociedad en foros expresos para tal meta, y creo que esto no debiera ser competencia del IFE (ni Dios lo mande), sino de los candidatos, y organizar ellos el acercamiento con la sociedad (justamente hace unas horas, por ejemplo, Andrés Manuel presentó en el teatro Metropolitan su propuesta en los rubros de ciencia y educación acompañado de Juan Ramón de la Fuente y de René Drucker Colín, aquí reportaje).


[Correrlo a partir del minuto 2, antes se escucha un zumbido desagradable.]


Pero vuelvo a lo del debate. A pesar de todo, soy optimista y pienso que no todo en los debates del IFE es desechable. De allí que pueda perfectamente entenderse que, ante el formato infame elegido por el Instituto, algunos candidatos hayan decidido tomar como estrategia la exposición de sus propuestas, el señalamiento a sus contrincantes y otras acciones según los estilos.

De eso que sucedió ayer en el debate –y no de lo que idealmente tuvo que haber ocurrido–, quiero opinar con esta entrada. Me voy por candidato y, luego, cierro con un epílogo.

QUADRI

Ni el discurso de Quadri eficaz, ni dos –o tres– de sus propuestas casi lúcidas ocultan cómo representa él a la clase empresarial y su adscripción a un pensamiento de derecha.

El núcleo de su perorata: privatizaciones (o sea, libre mercado), reformas estructurales (neoliberales), y una política de seguridad tan nefasta como la de FCH.

Se me antojó falsa su obstinación en pretender seducir a la ciudadana aduciendo estar él en un costal distinto al de sus contrincantes: “yo soy un ciudadano, ellos son políticos” regurgitaba cándidamente Quadri –Quadri es como un niño incómodo, sólo que cincuenta años después–. Solamente que 1) Ni todos los que estaban allí son políticos –en el sentido Quadri– y él claramente no representa a la ciudadanía, sino a una clase empresarial que se asume a sí misma progresista a pesar de estar construidos sus proyectos sobre mecanismos más bien retardatarios y 2) Lo que él clama como una virtud no pasa de ser un sofisma: si él es ya un ciudadano, no entiendo cómo pueda no creer que es también un político*.

Me hubiera encantado que Quadri explicara por qué la disminución del precio de gasolinas es improcedente de acuerdo a los estudios que él conoce. También me encantaría saber cómo es factible su proyecto sobre la base de sus propuestas, ¿por qué sí habrá de lograr él lo que 30 años de gobiernos neoliberales no han logrado, o sea, qué hay de atípico o de ejemplar en su liberalismo? Lo triste de sus dos propuestas lúcidas (fomento a energías renovables y a desarrollo científico, lo de la banda ancha) consiste en que el método para alcanzarlas es de corte eminentemente empresarial –su frenesí mercantilizante– lo que, en sí mismo, hace incompatible al discurso con la meta, como ocurre con la casi generalidad de su programa.

Claramente, Quadri también tuvo a su culpable la noche de ayer: la llamada clase política, especialmente aquellos de sus miembros a quienes, en afán difamatorio y con vaguedad, tilda él de populistas (con vaguedad porque el término, en sí, está desprestigiado). Y no me pareció, por cierto, que Quadri haya sido neutral, ni me pareció que su discurso estuviera exento de confrontaciones. Eso, decididamente no es cierto.

Dado que Quadri encarna intereses adversarios a los de AMLO (al menos, no tiene empachos en decirlo), no es de extrañar verlo atacar a Andrés Manuel. Lo que es sospechoso es que lo hiciera exclusivamente. ¿No acaso los métodos de EPN –que no es menos un neoliberal que el propio Quadri– se fincan en argucias francamente populistas para encandilar a la población? Sin embargo, ni Quadri le puso un dedo encima a EPN, ni Andrés Manuel López Obrador es un populista en esa acepción vilipendiada. Por lo tanto, no puedo más que afirmar que todo –o buena parte– en el discurso de Quadri en el debate de ayer, parecía tener como propósito atacar a AMLO por consigna. Triste papel que jugó este hombre (y ya ni hablar del buen favor que le hace a Elba Esther si colabora en esta tarea –siempre alcanzable– consistente en lograr que el PANAL siga conservando su registro).

Si tuviéramos que medir el debate por capacidad discursiva y por optimización en los tiempos para exposición de propuestas, probablemente Quadri ganaría (es más, ganaría); desafortunadamente, a lado de estas dos habilidades del candidato figuran triunfalmente la vacuidad de su discurso, la falsedad de sus promesas y la obsolescencia de un proyecto que pretende pasar por innovador.

AQUÍ, la plataforma presidencial de Quadri.

JVM

No podría agregar más de lo que muchos atestiguamos. Es triste ver a un ser humano tan instruido –como ella– y tan fanatizado; su pensamiento es de un fundamentalismo apenas soportable. Es claro que Josefina realmente cree en sus afirmaciones; es claro que ella está dispuesta a actuar lejos del decoro en aras de un ideal: el de la libertad del mercado del capitalismo neoliberal. Pero una libertad del mercado que, además, viene acompañada de una aparatosa disociación con la realidad; acompañada también de una visión de Estado ultra dogmática –por no decir fascista– porque para esta gente, sin duda, con leyes se arregla la vida, se vive, se respira, se hacen todos buenos, los delincuentes dejan de delinquir, los yonquis dejan de consumir, las marrullerías de los capitalistas se vuelven buenas por legales (la desregulación del mercado, el asentamiento de outsourcings por todo el país, los drones sobrevolando nuestros cielos, regalar recursos naturales, etcétera).

Si se puede crear una ley es que puede hacerse, o del mundo feérico de Josefina y la ultraderecha mexicana.

AQUÍ, plataforma de JVM.

EPN

Ya todos sabemos en qué consiste la propuesta de EPN: más privatizaciones, más mano dura, el verbo de las reformas estructurales (neoliberales), etcétera. Es decir, los exactos ofrecimientos de Quadri y JMV, solamente que dichos con otro argot, bajo la dirección de imagólogos que lo visten, lo peinan, lo acicalan, le dicen cómo hablar, cómo mirar, en fin, este producto televisivo que es Peña Nieto: lo que ya todos sabemos. Y, claro, empieza a cobrar frutos tal empeño, pues hay una diferencia notable entre el EPN del debate y el que entrevistara Jorge Ramos hace un par de años, por ejemplo. La ostensible apuesta de su campaña en el rubro imagen, es ya, en sí misma, una confirmación de lo rentable en la maniobra. A mí me violenta menos la frivolidad de EPN, que la existencia de una sociedad a él rendido a causa de ese hecho.  

Por cierto, tal y como John M. Ackerman avisara en Twitter, claro que Luis Videgaray fue a ofrecer PEMEX a inversionistas privados en EUA; aquí pueden leerse sus palabras en idioma inglés publicadas en The Wall  Street Journal y aquí, con traducción al idioma.

Finalmente añado que ante la pregunta pusilánime de ¿y quién fue el ganador?, yo respondería que esto depende del espectador y su preferencia. Por ejemplo, Peña pierde cuando remite a sus detractores a la PGR aduciendo que allí yacen los papeles de su inocencia; pero no pierde tanto cuando se muestra capaz de sostener un discurso medianamente articulado y responder a los cuestionamientos hechos –y hasta lanzar otros–. De donde se deduce que el formato, como ya se veía venir, fue montado a modo de hacer el menor daño posible a Peña, pero que, con todo, se llevó gran vapuleada porque la gente no es tan tonta como para no advertir que aun cuando la forma de su desempeño fue articulado, en el fondo, se trató de una cadena de argumentos vacíos de sustancia y carentes de sustento.

AQUÍ, página de EPN.

AMLO

Tiró por la borda esa gran oportunidad que representaba demostrar lo que muchos ya sabemos, pero que otros tantos ignoran: que sí tiene propuestas claras, factibles, realistas y de cambio. Como siempre, falla en el pragmatismo. No llevé el conteo de sus varias intervenciones destinadas a señalar a la mafia de potentados que se ha adueñado del país, pero sí comprendo que pueda cansar tanta reiteración sobre el asunto. En mi opinión, creo que AMLO pretendía llegar a esa masa del electorado más bien blanco frecuente de medios televisivos, ese poco más del 70% de hogares sin acceso a Internet en México –aunque sí a TV–, con baja exposición a la información distribuida por la Web vía medios alternativos y que, por tanto, pocas veces tendrá oportunidad de escuchar el enunciado nodal en la propuesta de AMLO (lo que como diez veces repitiera el día de ayer). Por supuesto, surge la pregunta, ¿realmente los minutos que tuvo él para dirigirse al teleauditorio y/o radio escuchas a fin de hacer su denuncia –y la limpieza de tal corrupción como propuesta más el trabajo ciudadano–, podrá hacerla de contrapeso a todas esas horas que el televidente pasivo queda expuesto al discurso mendaz de las televisoras? Quizá surta efecto en algunos. Lo espero.

También pienso que AMLO se olvida de esta parte de electores muy instruidos (con postgrados, doctorados, maestrías y el kit) y que, además, son también del tipo más bien despolitizados/desideologizados (porque claramente también los hay con posturas político-ideológicas definidas). Pues bien, yo creo que AMLO, yo sí pido que AMLO también intente llegar a este tipo de gente (véase figura 1). No importa que representen un porcentaje bajo de la población, son también población y es gente que suele sentirse muy descobijada, poco representada por los políticos. Este tipo de gente piensa –y no sin evidencias– que lo de la política aquí en el país es una porquería y este tipo de gente, por lo regular, quiere oír propuestas. En mi experiencia, no es el tipo de gente activa en la política, realmente no están muy interesadas en el asunto (malo), pero sería importante que se interesaran y, también, importante intentar llegar a ellos con un discurso más propositivo y articulado (claramente Quadri sí se dirigió a este sector). En mi experiencia, el estudiante de postgrado y –el postgraduado– del tipo investigador, está bastante más interesado en sus aportaciones al saber que en el devenir social del país; sus estándares para concebirse a sí mismos como ciudadanos son bajos –sin dañar directa o conscientemente a persona alguna– y precisan de formatos de difusión de ideas más bien cargados de datos duros, análisis ultra objetivos, desapasionados, etcétera. Para mi gusto, AMLO debe darse a la tarea de pensar mucho y muy seriamente cómo llegar a este conjunto de ciudadanos. 




Figura 1: A AMLO le está faltando pensar en el conjunto C de mexicanos insatisfechos con las propuestas.

Un poco sobre este mismo punto, pediría a AMLO que en el próximo debate diga no solamente el qué de sus propuestas, sino el cómo. Por los tiempos tan ridículos que se otorgan para cada intervención, seguramente tendrá que hacer una selección muy escogida de esto. 

Y sí, me encantó que AMLO le dijera sus cosas a EPN, pero creo que se quedó corto. 

Finalmente, espero que en el próximo debate, explique por qué y cómo sí es posible la reducción a precios en gasolinas, más el detalle fino de muchas otras de sus propuestas. Por lo demás, ya he expresado aquí simpatizar con su proyecto.

AQUÍ, el proyecto de AMLO en formato muy atractivo.
AQUÍ, la propuesta completa.
AQUÍ, en su forma resumen.

Epílogo

Como he decidido votar este 1 de julio y subirme al carrusel de la democracia, vivo plenamente la ficción. Sin embargo, esta ficción es internamente consistente y no pierdo de vista cómo se avecina lo que pretende ser la imposición de EPN  otro fraudeFrente a esto, pienso que, como ha dicho un chico por ahí, la defensa del voto tendrá que necesariamente ocurrir en las calles, antes y durante la elección.


*Lógicamente, uno tendería a pensar que todo político es un ciudadano, y que no todo ciudadano es un político –o no necesariamente. Pero ésta es justamente la visión de Quadri que yo combato y es también la misma idea sostenida por la mediocracia. Para mí, ambos términos significan lo mismo.

4 comentarios:

    On 9 de mayo de 2012, 7:41 Anónimo dijo...

    Oye, te falto hablar de la edecarne, una playmate argentina, jeje

    En serio, Quadri fue el unico que queria debatir (aunque nadie lo pelo), los demas solo grillearon. Se perfectamente que asi es la politica y es por eso que no pienso votar (y por favor no salgas como Ernesto que la batalla de puebla y antipatriotas los que no votan). Me identifico con la poblacion de la que hablas, sin embargo, yo creo que quien quiera la informacion, ahi esta, el problema es que sigue sin convencerme AMLO.

    Algo que me molesto de tu disertacion es que digas que si pierde AMLO va a ser fraude como en el 2006, podre renegar de la politica, de la partidocracia, de la democracia en si, pero no creo que en el 2006 haya habido fraude, todas las personas que conozco votaron por el PAN por miedo al "peligro para mexico", quizas en ese aspecto si fue fraude ya que ahora estan super arrepentidisimos.

     

    Un poquito con tardanza, anónimo, pero doy contestación a tu comentario:

    1) En ninguna parte del escrito se sugiere eso que dices tú: que necesariamente un fraude haya de ser lo que explique una eventual derrota de AMLO en las elecciones de julio próximo (yo no tengo esa certeza); quizá no leíste con cuidado la entrada. Lo que, en cambio, sí afirmo es que la imposición de EPN por venir habrá de ser otro fraude si se consuma. Sobre este último punto, desconozco si estés de acuerdo o no.
    2) La afirmación sobre el fraude no se funda sobre las creencias personales de los electores –o no electores– de este país; se funda sobre hechos concretos documentados –y falsables– en relación a multitud de anomalías ocurridas el día de la elección. Si tú ya conoces los diversos estudios que recaban el conjunto de dichas anomalías y, de todos modos, sigues creyendo que la elección de 2006 se ganó con limpieza –sin fraude–, pues bueno, allí no hay mucho qué hacer, es una creencia que tú eliges. Si no los conoces, quizá sea un buen momento para que te lances a revisarlos y volver a formarte una opinión al respecto. Yo con gusto puedo recomendarte algunos textos.
    3) Honestamente, no creo que Ernesto haya dicho que no votar sea de antipatriotas –me sorprende tu conclusión– y tampoco es un pensamiento mío.
    4) No sé si Quadri quería debatir (probablemente tú tengas razón). Sí sé que varias de sus aseveraciones fueron ignoradas por sus contrincantes y que algunas de ellas daban para un jugoso debate.
    5) Como lo mío no es dedicarme al adoctrinamiento, veo muy bien que aun conociendo las propuestas de AMLO, te decantes a favor de otras opciones. Qué bien que tengas una decisión informada.

    Muchas gracias por leer y por tus comentarios.

     

    Hate to say i told you so.

    La presencia de Quadri ni siquiera deberiamos tomarla en cuenta, digo, muchos sabemos a quien y que intereses representa.


    Hasta ahí, que me enojo.

    Saludos.

     
    On 14 de mayo de 2012, 7:47 Anónimo dijo...

    Hijole, igual y no la estoy "capeando" pero que no es lo mismo? que AMLO pierda sea fraude (debido a) la victoria de EPN por fraude? Quizas no estoy entendiendo tu concepto de fraude porque para mi, no se me haria fraude si gana EPN, digo, es el que tiene la popularidad y al final eso es la democracia. O en que aspecto hablas tu?

    Con respecto al 2006, y debido a la diferencia de votos, existe la posibilidad estadistica de que haya ganado AMLO y haya habido un fraude, sin embargo la autoridad reviso los casos y legalmente declaro la victoria panista, asi es la democracia. Ahora, si aun asi hay pruebas de fraude y el sistema nos defraudo, hagamos un golpe de estado y ya, porque prestarse a otro jueguito democratico?

    Quizas no leas entre lineas o yo este de a tiro idiota, pero cuestionar el abstencionismo desde una perspectiva claramente patriotica, a mi me sugiere algo poco patriotico.

    Finalmente, la unica razon por la que votaria por AMLO (estoy en la indecision de abstenerme o votar por ese vato) seria para dar alternancia que creo es el unico fin practico de la democracia (voto de castigo) sin embargo, y aunque reconozco que el neoliberalismo es la peor de las popos (jaja), no podemos "cortarlas" con los demas paises y aislarnos, al contrario, hay que educar al pais para competir y sacar ventaja en lugar de solo darles dinero al pueblo (que es lo que me parece AMLO quiere hacer).

    PD. Agradezco la contestacion, no importa el tiempo.

     

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