Pocos días antes de enterarme del lance con Lars von Trier en Cannes, me topé con un artículo (aquí) en una diatriba contra Javier Sicilia por su actuación tras el asesinato de su hijo y, más concretamente, por las solicitudes que ha hecho el Movimiento Nacional por la Paz al gobierno calderonista.

Esto me sorprendió por dos cosas. En primer lugar porque el punto de ataque del susodicho libelo se centraba no precisamente sobre las acciones de Javier Sicilia, sino sobre lo que –según el autor- son causa de dichas acciones: su religiosidad. En segundo lugar porque es sorprenderte ver cómo un hombre de la izquierda –como el escritor del libelo- puede atacar tan vehementemente a otro hombre de la izquierda como Javier Sicilia. Lo segundo –según nos dicen las modas filosóficas- no tendría que ser tan digno de conmoción. En los seres humanos hay esas proclividades y esto no tiene precisamente relación con el espectro ideológico en el que uno se halle parado. Lo primero, quizá se explica también por lo que se explica lo segundo, pero quiero tratarlo aquí porque, a diferencia de lo segundo, importa el ataque a una persona por sus ideas (no porque pensar o decir cosas no sea también actuar, sino porque cuando nuestras acciones no están emparentadas con dicho pensar o dicho decir no es válido inferir lo contrario sin pruebas).

Creo yo que este ataque está en la línea de lo ocurrido a Lars von Trier en Cannes y por eso decidí coligarlo a través de un post escrito en dos partes. Espero en esta entrada ser bastante menos prolija que en la anterior.

Personalmente pienso que la forma con que Sicilia encabeza su lucha, sí es inseparable de su religiosidad. Es una forma en la que su discurso derrocha amor, palabras solidarias y una condena sistemática a todo actuar violento. Lo que no creo es que esa religiosidad condicione esta especie de ingenuidad con que también actúa y menos que, por ello, deba reprochársele.

Esta forma de actuar ingenua –como otros y yo misma la hemos calificado- creo que no se desprende tanto de su condición de hombre muy espiritual como de su adscripción a una izquierda muy socialdemócrata. Y no sé por qué, quienes apoyan a MORENA, sean los más sorprendidos por esto. Toda la izquierda mexicana es muy socialdemócrata aunque se digan lo contrario: siguen los canales institucionales, van a elecciones, creen en la democracia. De hecho, mi gran crítica que le hago a Andrés Manuel se sintetiza en lo siguiente: el problema con Andrés Manuel es que es un alma revolucionaria con escrúpulos de socialdemócrata. Yo lo quiero más macizo y menos institucional (especulo que en esto le influye uno de sus héroes, Salvador Allende).

Por otra parte, hay que reconocer que esta izquierda socialdemócrata obradorista sí es muy crítica de las instituciones de gobierno aunque no deje de estar dentro de las instituciones de gobierno, o sea, no por criticar dejan de sujetarse a las reglas del juego.

Voy a paragrafear justo la parte en la que me parece está el nudo porque pienso que la supresión de este tipo de juicios ayudaría a eso que comentaba el otro día: la posibilidad de que se unieran ambos movimientos –y miembros- en lugar de estarse atacando:

Entre los antecedentes de Javier Sicilia figura su notable desempeño en las filas religiosas y en la formación de cuadros eclesiásticos. Y a la fecha no parece haber cambiado la interpretación que le da a la realidad y al mundo.


Y de antemano sabemos que los principios religiosos constituyen un poderoso acotador, unilateral y parcial del análisis social.

El último juicio es una aberración, una generalización sin fundamento; el primero, una descalificación, a priori, de la interpretación que una persona pueda hacer del mundo a causa de su religiosidad (una falacia ad hominem en estado puro).

A mí me gustaría ver a personas un cuanto más profundas en sus aseveraciones a la hora de analizar las flaquezas del Movimiento Nacional por la Paz. No se trata de analizarlas y señalarlas con el propósito de minusvalorar el trabajo de este hombre; se trataría de hacerlo con el objeto de enriquecer su trabajo y al movimiento. A cierta gente obradorista, muy lamentablemente, se le está olvidando que estas protestas nacieron de una herida al pueblo, ocasionada por la voluntad oligarca.

Veo refulgente estupidez en esta posición. Esta gente obradorista, que enarbola la causa obradorista, no daña la causa sicilista, daña la causa obradorista. Suman, con sus sandeces, a la lista de razones por las que el movimiento obradorista es, de por sí, causa de ataques.  

Quiero finalmente anotar que, con todo, me siento afín con cierta parte del contenido que expone el articulista sobre el proceder de Sicilia. Por ejemplo, cuando afirma que bien podría ser Andrés Manuel el hipotético candidato ciudadano propuesto por Sicilia que corriera hacia 2012 pues -como dice- varias de las peticiones de Javier Sicilia en sus diez o seis puntos están, en efecto, contenidas ya en MORENA.

Pues sí, ¡claro!, yo sí estaría de acuerdo con esto, pero –otra vez- no esperemos con tanto entusiasmo que este movimiento popular se erija a nivel de lucha política. Esperemos, en cambio, que ninguno de ambos movimientos se convierta en obstáculo del otro. Si no hallan identificación entre sí, por lo menos que no se ataquen.

En su última columna publicada en Proceso, Javier Sicilia afirma:

El dolor, me decía mi padre –a diferencia de la alegría que reúne–, une, y esa unión se llama consuelo.


La palabra es hermosa. Consolar es estar con la soledad del otro. Ir a su encuentro para abrazarla y acogerla. Para decirle –como coreaban muchísimos cuando llegamos a la Ciudad de México–: “No estás solo”. “No estamos solos”. “Tu dolor es el nuestro”.

Creo poder derivar más significado sobre las acciones del poeta a través de estas palabras que a partir de su militancia cristiana.

2 comentarios:

    Hola.
    Este el punto con el que más concuerdo:

    "Veo refulgente estupidez en esta posición. Esta gente obradorista, que enarbola la causa obradorista, no daña la causa sicilista, daña la causa obradorista. Suman, con sus sandeces, a la lista de razones por las que el movimiento obradorista es, de por sí, causa de ataques."

    Yo tampoco entiendo porque ven a Sicilia como un obstáculo.
    Es una terrible falta de inteligencia, el no saber canalizar el discurso del poeta hacia la misma dirección (creo que ya no me sorprende).

    Saludos.

     

    A veces creo que es una pérdida de tiempo reparar obstinada cuan pormenorizadamente en necedades; otras, que así las conjuramos. A estas gentes pienso que les falta poco para caer en necedad (el estatuto de necio es uno que se alcanza progresivamente: frente a un tema, el necio lo es de continuo –por intervalos-; el estúpido lo es en forma discreta –por instantes-).

    Entonces –como dices tú-, ojalá canalicen pronto a una misma dirección…

    Gracias por tus comentarios.

    Saludos.

     

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