Separarse y convergir (a propósito de Javier Sicilia y la hecatombe)

Dice un amigo mío que quiénes escribimos en blogs o en Twitter o en Facebook nos arrogamos el derecho de la opinión y nos soltamos desde nuestras palestras a despotricar como si el lujo de la verdad fuera nuestro. Temo decir a mi amigo que supongo no ser excepcional en esto, si bien un tiempo me conté la fantasía de que sí.

Así que escribo este post para dar mi opinión sobre esta nueva pugna que ha surgido entre la ciudadanía frente al caso Sicilia y las fracturas con la “izquierda” obradorista que es la más cuantiosa de las izquierdas en México, aunque no por eso la más importante (allí están los zapatistas, los anarquistas, los marxistas, los antiglobalistas, etcétera).

Yo quiero intentar en este ejercicio de escribir mi opinión, quiero intentar contribuir a aclarar la confusión con la esperanza no de abonar en este clima de encono -que no comprendo, ni quiero, ni acepto- porque si este país está atascadísimo en un bache como lo está no veo cómo podamos sacarlo de allí si, en principio, se tiene que librar una pugna para decidir –primero- quién o quiénes lo sacarán del bache. Y porque allí –yo veo- nos podríamos pasar la vida, en esa pugna demente.

Partamos de un acuerdo mínimo. Concedamos que quiénes están comenzando a encabezar esta nueva gresca están todos interesados en que el país mejore, ¿va?, es un hecho obvio, pero sí creo conveniente resaltarlo, de modo que lo escribiré ahora muy claramente: los protagonistas de esta nueva pugna, están todos interesados en sacar adelante al país.

Además, estas gresquillas se han estado sucediendo aquí en la blogósfera y en Twitter, significando ello que sí son reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Son dos los bandos en reyerta: algunos miembros del movimiento obradorista contra personas apartidistas solidarias a Javier Sicilia y a, en general, manifestarse contra la guerra calderonista; a estas últimas personas las identificaré a lo largo de este escrito como sicilistas (por cierto, entre el obradorismo hay también mucho apartidista).

Ahora, vamos a hacer unos cuantos distingos.

El origen de las marchas a que ha convocado Javier Sicilia tiene –como dice otro amigo- un origen irracional; lo que él quiere decir con esto es que el motivo que ha llevado a Javier Sicilia a la convocatoria de estas protestas está ligado al dolor humano que la muerte de su hijo le ha infligido y quizá por eso, inclusive, la claridad de Javier Sicilia en sus proclamas esté de entrada empañada por una visión dolorida. Tomar en cuenta esta parte humana del asunto es algo que también puede ayudar.

Por otro lado, el movimiento que encabeza López Obrador (MORENA ahora) es un movimiento que surge como resultado de una decisión racional, una respuesta más o menos pensada, articulada al agravio electoral de 2006 que ha sido avalada por un cierto sector de la sociedad que, a mí parecer –por el desgaste del tiempo, por el desprestigio mediático de que ha sido objeto, por malas decisiones de su dirección o lo que tú quieras- representa actualmente a una fracción modesta del grueso de la sociedad.

Ahora, ¿en dónde está el origen del conflicto o qué es lo que se están espetando unas partes a otras?

Los argumentos que esgrimen las diversas partes parece que se resumen más o menos así y trato de ponerlo en términos representativos de lo que, en general, asumen varios grupos –que no todos- de personas pertenecientes a un conjunto u otro: 1) Los sicilistas arguyen que éste es un movimiento ciudadano, al margen de la política y de los partidos políticos y que, por favor, éstos se mantengan fuera de las protestas 2) Los de MORENA y el obradorismo están molestos porque Sicilia condena a la clase política en su totalidad –ellos exigen distinción-, y porque no va directamente a la yugular de Calderón y quieren, además, que él diga expresamente que ellos ya han hecho esta clase de señalamientos con anterioridad.

Recomendaría, para conocer a fondo lo que dicen las partes encontradas, dos fuentes en particular. Una son los tuits de Fernández Noroña de los que me enteré gracias a un amigo (debo confesar nunca había leído lo que Noroña tuitea; me he limitado siempre a ver sus intervenciones en “El Canal del Congreso” o verle por Youtube). A propósito, Fernández Noroña no se distingue precisamente por ser un correcto. Yo no sabía que fuese tan proclive a echar cuánta leperada en Twitter. Personalmente, a mí esto me es peccata minuta; pero ése es mi gusto, quién sabe los demás. En última instancia, con leperadas o no, lo que me importa es que legislen a favor del pueblo. Si van encorbatados o no lo van o si los distingue su elocuencia o no los distingue, creo que eso podría ser algún indicador, pero nunca determinante o definitorio de su proceder como legisladores. 

La segunda fuente es una entrada que la bloguera de “Buscando Identidad” ha colocado en su espacio a este respecto. AQUÍ*. 

Tomé como rasero estas dos fuentes por dos cosas. En Noroña quedan expresados con todo su lirismo los encarnizados reclamos de la parte obradorista contra los sicilistas. Por otro lado, la bloguera de “Buscando Identidad” expone radicalmente su inconformidad contra la parte obradorista, pero además, hay un plus, ella conoce con lupa los vicios del perredismo por haber en algún tiempo de su vida militado allí y, otro más, se trata de una mujer que a lo largo de su vida ha participado con entrega desinteresada en diversos movimientos sociales en México.

Antes de continuar quiero decir que de los diez puntos enunciados por Sicilia el domingo, con todos, estoy absolutamente de acuerdo. La verdad, están de lujo esos diez puntos. Aunque yo –y aquí viene el pero- yo le añadiría uno más, uno muy simple de redactar: que renuncie Felipe Calderón y, quizá, un pequeño escolio: de entre el miasma de la partidocracia, hay, por allí, en todos los partidos, algunos políticos honorables que se han opuesto con vehemencia a las locuras de Calderón.

Este escolio me parecería fundamental por una cosa. Si queremos hacer una purga de la vida política en el país, tendríamos que comenzar con justicia y reconocer que incluso al interior de la clase política hay quiénes han actuado en consecuencia. No voy con la idea de cortar cabezas a raja tabla, allí, doquiera se encuentre el malestar (tendríamos, entonces, que empezar por cortárnosla cada uno de nosotros).

En cuanto a exigir la renuncia de Calderón a la presidencia, me parece una exigencia infaltable no sólo por cuanto se aupó al poder en medio de una elección altamente cuestionada, sino porque él –de entre la clase política- es el principal responsable de lo que está sucediendo en este país, entre otras cosas, porque parece gobernar por decreto. Así, por ejemplo, se dio fin a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, por decreto (léase el DOF); por decreto se “reformó” PEMEX y se permitió con ello la entrada en vigor de contratos incentivados (aquí y aquí); por decreto se pretendería discutir en el Congreso la llamada “Ley de Seguridad Nacional” (aquí) y también por  mero voluntarismo del hombre (bueno, aquí me excedí en retoricismos, en realidad, es por servilismo a EUA) se implementó la llamada lucha anti narco cuyo nombre -ya repetir- me da dolor de cabeza. Y cuando digo que es el principal responsable “de entre la clase política” también quiero decir que existen otros responsables; algunos de ellos pertenecientes a la clase política, pero otros no. Los otros responsables somos nosotros mismos.

Ahora bien, entiendo que hay una petición de Sicilia en donde pide la discusión abierta de la revocación de mandato; podríamos ponernos laxos y admitir que esa propuesta es equivalente a la de exigir la renuncia. Pero de ello, me surge una suspicacia. Tal vez los diez puntos de Sicilia no los redactó él solo; tengo la sospecha de que recogió opiniones de algunos de sus colegas intelectuales; así lo pienso porque la revocación de mandato es algo que diversas personas más o menos pensantes del país ha tiempo lo vienen pidiendo; incluso -se recordará- hace un año se hizo un ejercicio de revocación del mandato impulsado por la ciudadanía. Un ejercicio en el que personalmente participé poniendo una mesita aquí en mi delegación y del que no reporté nada aquí en el blog nada más por pura depresión que me dio que apenas unas veinte o treinta almas –de entre varios millones- salieran o de sus indolentes hogares a votarla o de una cómoda ignorancia a exigirla. Regreso. Total que, si mi hipótesis es cierta, no logro entender cómo estos intelectuales no optaran también por la renuncia. ¿Es una formalidad? Tal vez lo sea, pero, la de García Luna no lo sería menos. Espero que mi hipótesis sea falsa y que esta omisión quede simplemente explicada por el estado actual de contrición del poeta.

Regresando a los argumentos de las partes en conflicto, quiero ahora opinar con la intención de que esto sirva para limpiar al horizonte de brumas.

Primero diré en qué me parece sofistican ambas partes y, luego, cómo esto crea conflicto y por qué, sin embargo, es posible prescindir del mismo.

La parte en que los sicilistas le tiran a la clase política me parece muy razonable y digna de apoyo; lo que ya no me parece razonable y sí bastante candoroso es suponer que estas protestas queden al margen de lo político y, ergo, exigir a la clase política se mantenga fuera. A) Esto no queda al margen de lo político porque, para empezar, el asesinato del hijo de Sicilia y los otros asesinatos son resultado de la imposición, por medios políticos, del modelo de desarrollo económico propio de la globalización (o la globalización hija de éste), me refiero al neoliberalismo, ultraliberalismo o como les antoje llamarle. B) Hacer política tanto en su acepción clásica como moderna es llevar a cabo actividades al interior de una polis con mecanismos e instituciones claramente establecidos de modo que nuestras actividades dan sentido y origen a tales mecanismos e instituciones (como, por ejemplo, la institución presidencial que es, dicho sea de paso, nítidamente aceptada por Sicilia en su discurso –la institución si bien quizá no Calderón) C) No acepto, bajo ninguna consideración, pretender hacer mordaza a la clase política y les pidamos que, por favor, no asistan a estas marchas nuestras. Me parece una actitud dictatorial y, peor, promotora de divisionismos. Se trata de sumar, no de restar; de incluir, no de excluir. Que si los políticos se aprovechan de esto para llevar agua a su molino, bueno, eso ya es asunto de sus conciencias, o qué, ¿vamos a andar hurgando en las conciencias de todos los que acuden a estas protestas con el propósito de saber qué les mueve a estar allí, como si fuéramos censores? Queremos hacer una purga de la llamada clase política, pero –chistoso- comenzamos nosotros mismos por dejarla fuera, aunque, eso sí, sin abandonar las instituciones y los procedimientos que apuntalan a esta polis. D) Las protestas lideradas por Javier Sicilia, al ser hechas dentro de la polis, les confiere ello el carácter de actividades políticas y, en consecuencia, tienen resonancias políticas. Se trata de un acto político con implicaciones políticas. Y es una necedad pensar que por tratarse de actos políticos, luego, no son también actos humanos. En honor a nuestra inclusión lógica expliquémoslo. Hay dos formas. Forma 1. La política es una rama de las ciencias del espíritu (Dilthey) o de las llamadas ciencias sociales (no es que esté confundiendo magnesia con gimnasia, pero de algo sirve ¿no?). Forma 2. El animal político o zoon politikon necesita, primero, ser un hombre (bueno, igual y si relajamos criterio también se lo podríamos permitir a perros y gatos).

Vamos ahora con el obradorismo aunque, antes, una cosa. En diversas entradas en este blog he reconocido simpatizar con la causa obradorista. Bien, lo sigo sosteniendo aun cuando ello me convierta a ojos de algunos, ipso facto, en persona fanática y, posiblemente, invalide el total de mi argumentación. Mi intención al decir esto no es tanto mostrarme corrosiva o desafiante -quizá en un primer momento sí-, como ilustrar lo sencillo que resulta descalificarnos mutuamente por la simple manifestación de nuestras ideas; como si tener una simpatía te imposibilitara a su propia crítica o, peor, a su propia mutabilidad. Igual y esta forma de ser es un acto reflejo con explicaciones, muy atrás, en el tiempo. No sé.

Ahora sí. El inconveniente que le pongo a los reclamos obradoristas son más en forma que en contenido; me parece que lo que arguyen es cierto; es verdad que el obradorismo lleva años haciendo los señalamientos que hace ahora Sicilia; es verdad que el obradorismo y, concretamente, la llamada resistencia civil ha marchado por las calles de esta ciudad y de otras exigiendo el fin de esta guerra, pidiendo enérgicamente justicia para los niños del ABC y muchas otras cosas por las que con justicia uno tranquilamente puede decir que esta gente ejerce frecuentemente sus deberes políticos, así lo haga mal. En lo que se equivoca el obradorismo, sin embargo, es en dos cosas: A) Que constituya ese hecho una razón suficiente para separarse ellos de la causa sicilista, para desbandarse. B) Mostrarse incapaces de incondicionalmente unirse a la causa, ya no sicilista, sino aquella que lucha contra la inmunda guerra de Calderón y, entonces, supeditar lo humano a lo político y no al revés.


¿En qué consiste entonces el conflicto?

El conflicto radica en suponer que el carácter político de una actividad hecha en la polis ha de perder por ello su cualidad más humana y, suponer también que el carácter político de las actividades hechas dentro de la polis, determina el carácter más general de dichas actividades. Es decir, sí, sí son actividades políticas, pero no nada más políticas. En el caso concreto de lo que reúne a Sicilia con sus marchistas es, en primer lugar, una razón humana. Sería estupendo que esta razón humana de carácter político transgrediera sus propios ámbitos e incidiera en la forma de nuestro gobierno, en específico, haciendo caer al actual. Pero yo no sé si, frente a tanto separatismo, esto llegue a ocurrir. Tendríamos que estar bien unidos y, así –seguro- ocurriría.     

Pues bien, dicho todo esto, se comprende fácilmente que el problema es sólo aparente y que éste se dirime si solamente oponemos un poco de objetividad al asunto y dejamos de pretender que i) Estas protestas no son de carácter político ii) No pueda también sumarse a ellas la clase política y iii) Incluso con su carácter político, el movimiento sicilista vaya a resolver –solo- los problemas que aquejan a este país.

Éste es un momento de unidad. Si el obradorismo y la afrenta electoral de 2006 no constituyeron causa suficiente para unir a este pueblo en contra de las fechorías de la clase política y oligarcas, se puede medianamente comprender. La causa ahora es más urgente pues, además, convoca a lo humano trastocándolo y entonces esto sí motiva a rebelión orquestada. Aprovechemos entonces este momento ya que hemos desperdiciado varios otros y converjamos. Y que nos sirva también de lección para entender que como pueblo no podemos vivir nada más en la reacción, esperando el momento en que toque defendernos. Que articulemos juntos -y con mucho cariño- soluciones tan inmediatas como las que nos demanda el sufrimiento de muchos seres humanos en este país o fuera de éste.  

Cierro, nada más, diciendo una cosita que no me pienso callar. Sí me acomete que el contador de nuestros muertos haya tenido que ascender a la suma de 40 mil más el hijo de un connotado padre-poeta para que algunas personas se sientan -por fin- tan hondamente injuriadas y conmovidas, pero, sobre todo, dispuestas a abandonar el sillón frente al televisor o cualquiera otra de estas actividades promedio y ahora sí salir a abarrotar las calles, algo que tendría que haber acontecido hace varios años ya.


* Ya vi que no jala la liga, el post se intitula, "MORENA-Sicilia: Momentos diferentes"; a ver si funciona la liga directa al blog.

8 comentarios:

    En estos días pensando sobre la razón, como bien mencionas, de que no se incluyera la renuncia del pequeño Nerón michoacano. Mi hipótesis, que deja de lado las polémicas divsionistas ideológicas, es que decidieron una aproximación diferente a las que se han plantenado anteriormente al 8 de mayo contra este gobierno de elecciones golpistas. Quiero pensar y muy seguramente con esta idea me quede; elegieron demandar la renuncia de García Luna por dos razones: 1) "Calar" la magnitud del despotismo y terquedad del Nerón michoacano 2) De ser "favorable" la respuesta al punto número 1 pedir una muestra de buena fe a lo expuesto en el Zócalo.

    Lo fundamental de esos puntos es que albergan, además de un sentido estratégico por plausible, denota claramente que había esperanza de que algo tangible se lograra con la manisfestación y con carácter de inmediato. Si le hubiera cortado la infame cabeza al Ingeniero (y lo digo puramente metafórico, en nuestros tiempos hay que ser diáfanos >.<), no hubiera pasado de que le mataran a otro "amigo íntimo", una de cal por las que van de arena ¿no? Por otro lado pedir la renuncia a su cargo, sería la aceptación del suicidio político para su persona y su partido. Pisando esos terrenos, aflora un impulso más fuerte que el amor al prójimo y es el instinto de conservación.

    Gracias por el post =P~

     

    Pues yo creo que tienes razón y es muy inteligente tu deducción –a mí no se me habría ocurrido-, pero, ¿no te parece un poco absurdo que sea ése el motivo?

    No es que quiera ser aguafiestas, pero si la petición es por lo que tú planteas, a mí me parece ingenua. ¿Crees que realmente esto haga presión a Calderón? O ¿crees que no pueda García Luna ser fácilmente sustituido por alguna lacra similar? Me parece valiente la petición y loable, pero a estas gentes eso no les mueve mínimamente el piso mientras el resto de la maquinaria siga funcionando. Por otra parte, si sabemos que la exigencia es simbólica, entonces, ¿por qué no ir un grado más allá y exigir la caída del ejecutivo que es de quien -si tú quieres por su calidad de pelele- están emanando las decisiones más represivas y dañinas? ¿O entraremos al juego de, queremos ver qué tanto cede, qué tanto se puede negociar? No me convence la cosa, no vaya a ser que Calderón hasta termine siendo un héroe porque al final (¡y que se sepa!), reculó.

    Yo creo que podríamos pensar en desacatos civiles más importantes, más dolorosos para la clase oligárquica. Se me ocurren algunos:

    A) Convocar a no hacer transacciones bancarias por, por ejemplo, veinticuatro horas. Si no ceden, nos vamos a las cuarenta y ocho y así.

    B) No pagar la tarifa telefónica.

    C) Boicot de ciertos productos por días y semanas.

    D) Etcétera o discutámoslo.

    Creo que mientras tengan el poder económico en la forma en que lo tienen (con los medios electrónicos y el aparato represivo de su lado), nuestras acciones apenas rendirán algunos frutos. Ello –repito- no las hace menos valiosas, aunque sí, simplemente, menos efectivas y, a la larga, menos efectistas también.

    Un saludo.

     

    Hola.

    Bueno ¿Que te puedo decir sobre una marcha congregada?
    Acá en Puebla en el 2006, se juntaron cerca de 50,000 personas que exigían la renuncia del "precioso asqueroso".
    Hubo revuelo pero no consecuencias.
    Con semejante evidencia de prepotencia, corrupción y trafico de influencias. No se le hizo nada en el momento.
    Hasta ahora solo se le ha citado a comparecer.

    ¿A donde me dirijo con esto?

    Pedir la renuncia de Calderon, ya no tiene la misma fuerza(a año y medio de su salida), realmente me parece que por eso mismo, se decanta el objetivo de Sicilia en García Luna, aun sabiendo que no será removido de su cargo.

    Todo esto lo tenemos que ver más con la intención de detener las campañas aparatosas hacia el 2012; que ya no bastara con el historial limpio del candidato sino de aquellos que lo rodean y que deben estar conscientes de ello.

    Se les ha calificado a todos los partidos por igual, porque así lo han demostrado (también creo que hay algunos personajes rescatables, aunque la historia de la nación me ha hecho desconfiado).

    La verdad no puede ser otra, Calderon por si mismo y sus acciones, representan un retroceso no de 6, sino de 12 años para lo que pudo ser un tratamiento paliativo para este país.

    A esta marcha y las demás manifestaciones que vengan, debemos tratarlos con un Plan alternativo a largo plazo, no sé si el movimiento de Obrador lo sea; pero voy a estar más atento de que aliados se hace.

    Es un tema que nos arrastra a otros variados.


    Saludos.

     

    Mi respuesta a tu comentario es medianamente larga y se me ha ocurrido ponerla como entrada.

    Muchas gracias por la claridad y el interés puestos en tu comentario.

     

    Me parece que hay un miedo --muy razonable-- a que se confundan los intereses honrados y nítidos de Sicilia con los de los molinos particulares de éste o aquél político si participa.
    Ellos no dicen que no sea político su movimiento. Dicen que la clase política se mantenga al margen para que quede claro que, fundamentalmente se trata de la sociedad civil (un agente político, quizá el más importante según nuestra constitución) que tiene algo que decir a la clase política. Es decir, en todo mensaje hay emisor y receptor. Aquí lo que se quiere es distinguirlos. Si los políticos, en cuanto políticos y no ciudadanos de a pie, también se confunden con el emisor. Entonces ya no queda claro el mensaje, ni el receptor ni el emisor.
    Si un político va ahí y declara que se une como integrante de la sociedad civil y ya, no creo que hubiera problema. Eso sería el mejor esfuerzo para no utilizar el movimiento para sus intereses particulares. De por sí la fuerza del pueblo se desmantela ante la oligarquía, lo que no se quiere es que se diluya aún más cuando se usa y se desgasta en interese particulares de algunos políticos.

    Ahí está el miedo y es uno razonado y uno basado en la historia. Quizá sea por eso.

    ¿Qué piensas? No es un tema de conciencia, es un tema de posición desde la cual los actores políticos deberían participar con Sicilia.

    Fuera de este comentario, quiero decirte que disfruté mucho este post y el que sirvió como continuación.

    Abrazo.

     

    En esas distinciones que haces entre emisor, receptor y mensaje expones bien el conflicto…

    Por supuesto que el movimiento -con Sicilia su portavoz-, no se ha declarado apolítico y es bien justo –como haces tú- puntualizar que esto es así: no es una postura asumida por el movimiento considerado a sí mismo como totalidad; se trata más bien de malentendidos que se produjeron de ambos lados. Algunos miembros de la llamada clase política decodificaron mal el mensaje; lo mismo, tuiteritos y blogueros al emitirlo declarando que esto no era político.

    Pienso que no es tan relevante en este momento determinar si se trata de un tema de conciencia o de posición: sí, la cosa estaría en participar.

    Gracias por aportar con tu visión al debate.

    Y gracias por tus gentiles palabras.

    Un abrazo.

     

    Una pregunta, todo acto, es que soy durillo de entendederas,que pretende hacer un cambio en una manera de hacer política ,no es político de por si?
    Normalmente los actos apolíticos ,tienden al fracaso.
    En fin yo es que no se mucho.
    Un saludo

     

    No sabrás tú de entendederas pero, así planteado, es de una lógica apabullante… y bastantes cosas me has hecho pensar sobre el sentido del post con esa lógica tuya.

    Un saludo.

     

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