Una gatita pianista

Tenía tres gatos: Tita, Fantomas y Clío; Tita y Fantomas ya no están (los extraño extraordinariamente). Cuando a Arturo le da por tocar la flauta o ese instrumento que parece piano –no recuerdo ahora el nombre- Clío corre hacia él y se le para de patitas, olfatea el instrumento y mueve la colita con ese movimiento ligero y cadencioso de las colitas de gatos felices (no el movimiento violento, especia de látigo que golpea el suelo, de cuando los gatos se enojan). No se diga Tita, que era súper idólatra de Arturo cuando éste tocaba la flauta y que le encantaba también que yo le cantara canciones (se me acercaba y me daba un montón de besitos y arrumacos). A Clío –que afortunadamente sigue conmigo- le encanta también que cante; cuando lo hago, me lanza esa insoportable mirada cargada de infinita ternura. Por otra parte, Fantomas –mi pequeño bellaco- permanecía, por lo regular, indiferente a la música.


Los gatos son criaturas a las que amo profundamente, pero no por esa mala fama que tienen de ser sangrones y voluntariosos (aunque la verdad es que sí lo son un poco), sino porque son las mascotitas más fieles, más tiernas, más leales y más agradecidas. En mi caso, mi historial de gatos es enorme y cuando pienso en los que ya no están y me pongo triste pienso una bobada: cuando muera, allí estarán todos esperándome, será lo primero que vea.


Tengo una mejor amiga –a la que no veo hace mucho- que también ama a los gatos y yo digo que esa es una de las cosas que nos unen, esa afinidad por estos animalitos tan especiales.


Los gatos, además, parecen comprenderlo a uno; si estás triste, lo saben; si tienes algún dolor en el cuerpo, tratan de aminorarlo con su ronroneo; cuando no estás en casa, te extrañan y lloran por ti; cuando los llamas, aparecen de inmediato; cuando están contentos, te lo dicen; hablan y te contestan cuando les preguntas cosas –con maullidos, claro- y también se ríen. ¡Ah! y a los míos les fascina que les cuente historias en las que ellos son los protagonistas.


Hay un libro de William S. Burroughs que se llama “El Gato por dentro” y es un libro de mi especial predilección pues contiene reflexiones muy íntimas dedicadas a varios de los gatos con los que Burroughs compartió los últimos años de su vida.


Aquí van algunos fragmentos:


“Ahí está Wimpy, el gato blanco-naranja, en una silla cerca de la cama. Si cierro la puerta de mi cuarto se queja y patea en la puerta. No tiene hambre. Sólo quiere estar cerca de mí o de alguien que lo quiera. Billy hacía eso en la casa de la calle Wagner en Algiers. Lloraba fuera de mi puerta hasta que le abría. Y la casa se parecía mucho a esta casa, una sencilla casa blanca, larga y angosta”.


“He dicho que los gatos sirven como Familiares, como compañeros del alma. “De verdad que te acompañan”. Los familiares de un escritor viejo son sus recuerdos, escenas y personajes de su pasado, real o imaginario. Un psicoanalista diría que simplemente estoy proyectando estas fantasías en mis gatos. Sí, muy simple y literalmente, los gatos sirven de pantallas sensitivas para representar actitudes precisas cuando se les asigna el papel apropiado. Los roles pueden cambiar y un gato puede hacer varias partes: mi madre; mi esposa Joan; Joan Bowles; mi hijo, Billy; mi padre; Kiki y otros amigos; Denton Welch, quien me ha influido más que cualquier otro escritor, aunque nunca nos conocimos. Los gatos quizá sean mi último eslabón vital con una especia moribunda”.


“Invierno nuclear ... Aullante viento y nieve. Un hombre viejo en un refugio improvisado con las ruinas de su casa se acurruca bajo edredones destrozados, cobijas llenas de agujeros y tapetes sucios, con sus gatos”.


“Todos ustedes, amantes de los gatos, recuerden que todos los millones de gatos que maúllan a través de los cuartos del mundo depositan su esperanza y confianza en ustedes, como la gatita madre en la Casa de Piedra que apoyó su cabeza en mi mano, como Calico Jane cuando puso sus bebés en mi maleta, como Fletch que saltó a los brazos de Jame y como Ruski que corrió hacia mí gimiendo de gozo”.


Y todo esto me ha venido tras ver este vídeo que me ha arrancado varias conmociones.


“Ta-rán --> Nora, la gata pianista:”


6 comentarios:

    En efecto pienso que los gatos son seres que no corresponden a esta dimensión y por alguna razón alguien (o algo) los insertó en este plano.
    Comparto el profundo amor por los animales, aunque prefiero los perros, tengo 2 (hembras) y aprovecho para invitarte a visitar
    http://www.milagroscaninos.org/indexx.html, sitio donde participo activamente por los animales enfermos, abandonados y maltratados.
    Saludo
    PD. Es agradable tener este tipo de coincidencias

     

    Para los chinos, perros y gatos son solo comida, me enviaron un video donde se ve el maltrato, como los meten en jaulas, los fracturan, les quitan la piel aun vivos, y muchas cosas más que me hicieron odiar a estos desgraciados más de lo que ya los aborrecía.
    En lo particular soy afecto a las mascotas, pero no soporto el maltrato.

     

    Corrección, quice decir "no soy afecto a las mascotas"

     

    Bueno Ciudadano X, gracias por la recomendación. Seguro estaré visitando dicho lugar. Y sí, igual que tú, amo a los animales (también a los perros); los gatos, por supuesto, me encantan.

    Por cierto, te recomiendo un artículo que anda por estos días circulando en Internet, escrito por Lydia Cacho, que incluye una reflexión muy bonita sobre cómo nuestro humanismo se refleja en el amor a los animales. Mira, acá puedes leerlo:

    http://www.diasiete.com/21-01-2010/plan-b-animales-y-politicos

    ¿Sabes qué pienso de la afinidad con otras personas? que todos tenemos almas amigas diseminadas por doquier en el mundo; eso significa una especie de aliciente. En efecto, hay persona con las que tenemos pocas coincidencias -aunque, seguro, por lo menos hay una-, pero para esas personas hay otro cúmulo de almillas con las que pueden tener esa cosa que se llama "química".

    A veces lamento que los humanos estemos muy apresurados y no podamos detenernos en las calles a conocer a los demás.

    Tonterías mías.
    Te dejo un saludo.

     

    Revolucionario, supongo que hay chinos inhumanos que maltratan a los animales, pero no creo que sea bueno generalizar y estoy segura de que también existen muchos chinos que sí los quieren.

    Oye, a ti también te recomiendo el artículo de Lydia Cacho que habla sobre los animales; en particular, dice esto que es muy interesante y -yo creo- cierto:

    "Hace unos años la estrella de cine Brigitte Bardot, convertida en una defensora acérrima de los derechos de los animales, dijo que bastaba ver la creciente crueldad de las personas para con perros y gatos para entender cómo las sociedades pierden su capacidad de sentir y respetar. No estaba nada lejos de la verdad."

    http://www.diasiete.com/21-01-2010/plan-b-animales-y-politicos

     

    Ya lo he leido y me parece un exelente articulo descriptivo y breve, no dejo de preguntarme una y otra vez que puede generar en el ser humano la indiferencia por los animales.
    Bueno, despues de ver la indiferencia que generan los indigentes que habitan fuera del hospital ante la miradas de las autoridades y de quienes tienen enfermos aqui, de verdad que no es de extraña que los animales no sean seres sensibles para la mayoría de las personas, de hecho, creo que la mayoría de las personas no son importantes para ellos mismos.
    Gracias por el link

     

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