Tibieza Cívica o del Voto Nulo [Crónica de un Desastre Anunciado]


[ADVERTENCIA AL LECTOR]:

Esta es mi diatriba de la víspera al día de mañana; podérsela saltar si les produce hastío el tema político (aunque esa sería una actitud harto abúlica e inconveniente); si así deciden, les invito, sin embargo, a que lean el texto final -se lo he escamoteado a Antonio Fernández- que expresa con toda elocuencia aquel despertar cívico que, si queremos que las cosas cambien, debe registrarse -primero- en nuestras conciencias. Es decir, el viejo adagio: si quieres cambiar tu entorno es porque has comprometido, previamente, un cambio en ti mismo que se reflejará en un cambio en dicho entorno. FIN DE LA ADVERTENCIA.


Tibieza Cívica o del Voto Nulo

[Crónica de un Desastre Anunciado]


Para nadie es un secreto que, en lo que va de éste sexenio espurio, la vida en el país se ha ido a pique. Me refiero, por supuesto, a la situación sociopolítica y, en consecuencia, socioeconómica (hablo de lo colectivo, no de lo individual).

La situación estuvo viciada desde origen y, a partir de ello, se construyó esta torre de estulticia en la que transcurre la vida pública. Pondré, a fin de ser breve, sólo algunos ejemplos que, en todo momento, constituyeron señales inequívocas del desastre.

1. La propaganda del partido político que se perpetuó en el poder, a través de un fraude, a partir del 2006 estuvo basada –y sigue estándolo, por lo que veo- en la invectiva: la ofensa como sucedáneo del pensamiento (por no nombrar al embuste). Este elemental hecho me ha llevado a preguntarme, ¿cuál es el código moral del panismo, cuál el de sus militantes, cuál el de sus votantes? Por supuesto, con eso me bastó para descartar a dicho partido.

2. La estrategia de este mismo partido político estuvo basada en varias –y no todas independientes- maniobras de la más vil ralea en contra de su más fuerte adversario (hoy, en el mundo al revés, tildado de loco, esquizofrénico y cuanta cosa); los elementos más cínicos e incisivos -a mi parecer- de dicha estrategia son:

* El desafuero, construido a partir de un argumento pseudo legal y como resultado del conciliábulo presidido por Fox y la Sra. Sahagún (sí, esa que se refirió a Tagore como Rabina –el buen Rabindranath, de espíritu profuso, se estará riendo –desde ultra tumba- de este cambio de género) con la colusión del Consejo Coordinador Empresarial, Roberto Hernández, Gil Díaz y esa larga lista de potentados.

* El software utilizado en la UNICOM del IFE en las elecciones 2006, programado por la empresa Hildebrando con el apoyo de Sagem Défense Sécurité (pinchándole AQUÍ y AQUÍ pueden informarse más al respecto).

* La campaña del miedo: Obrador un peligro para México (nunca especificaron para cuál México, claro).

* Y, finalmente, el multidocumentado Fraude Electoral de 2006 (basta con remitirse a este ANÁLISIS -que es sólo uno de tantos disponibles en la página del Dr. en Ciencias Físicas Luis Mochán Backal y que fueron escritos por científcos de la UNAM y de institutos como el Instituto Tecnológico Suizo- para corroborarlo).

3. Bien, ya entronado en la silla –a través de la trampa y el engaño y, sobre todo, de las inconmensurables ignorancia y amnesia histórica que campean en nuestra sociedad- el presidente constitucional por usurpación, Felipe Calderón, no escatima esfuerzos para seguir en esa misma línea de acción. Basten unos ejemplos:

A) La Reforma a la Ley del ISSSTE.

B) Aumento casi inmediato a la canasta básica.

C) El gasolinazo.

D) El IETU.

E) La contrarreforma a PEMEX.

F) El ausentismo diplomático en el caso Lucía Morett.

G) La intransigente impunidad que rodeó a la muerte de Ernestina Ascencio.

H) Las reformas violatorias de garantías individuales del Código Penal.

I) El mal contado cómic del combate al narcotráfico.

J) Una reforma al IFE que excluía a los ciudadanos y entronaba a la partidocracia (¿por qué se dejó crecer tanto a nuestro Leviatán posmoderno?).

K) La tasa de desempleo más alta en los últimos años.

L) Reducción del gasto destinado a ciencia e investigación.

M) El trafiquismo de influencias del ex secretario de Gobernación.

N) El manejo sensacionalista e irresponsable ante la crisis de la influenza.

O) La debilitación de nuestro estado laico.

P) La concesión de las guarderías del IMSS -de corte totalmente neoliberal- a particulares que incluyen a la prima de la Sra. Zavala; prima que es una de las dueñas de la guardería ABC en Hermosillo Sonora.

Q) Y es una larga, larga lista.

Pues bueno, ante todos estos hechos, resulta que -¡Eureka!- a una parte de nuestra ciudadanía se le ocurrió que ¡es momento de quejarse! Y como no pertenecen a la clase de los agitadores que marchamos en Reforma bloqueando el tránsito vehicular y paralizando, por horas, la vida en aquellos lares (vida superior, indiscutiblemente, a nuestra soberanía energéticas y seguridad nacional, faltaba más), sino –más bien- a la clase de los hombres libres, socialdemócratas, instruidos, incapaces de vulnerar una sola de las libertades del otro (por favor, la falacia de la “libertad”, extraída del tomo “Capitalismo y Libertad” de Milton Friedman ha sido uno de los grandes argumentos del nuevo liberalismo para cometer toda suerte de atropellos), como ello es así, les ha parecido pertinente votar nulo (actitud que -aclaro- me parece bien legítima, pero carente de toda efectividad; me parece se trata de una auténtica quimera).

Pues bien, esta ciudadanía, que no puede más con el hartazgo, estuvo exactos tres años como espectador pasivo de los hechos arriba citados y NO HIZO NADA, CARAJOS NADA. Pacientemente, esperó tres años para hacer notar su inconformidad.

¿Por qué? porque “¿cómo marchar? No, esas son cosas del populacho”, porque “tenemos que confiar en la vida institucional y en esta democracia que con tantos esfuerzos hemos construido”, porque “nosotros somos pacíficos y todos nuestros canales de acción son los así establecidos (por los siglos de los siglos, amén)”, porque “como yo hago bien lo mío y me paro temprano y pago mis impuestos (y vivo en mi isla de la fantasía) pues entonces yo ya cumplí, al fin que allí están los expertos, los políticos, que saben siempre qué hacer”…

Pues decía, esta ciudadanía tibia, ausente, evasiva, que está entretenidita viendo en el SKY la última temporada de Dr. House o sabe qué cosa –claro que me gusta el SKY, pero ya no me pierde (cuestión de elección)- o la copa Confederaciones (y a las no máculas estrellas del fútbol); esa ciudadanía anestesiada, individualista, “progre”, pacífica y libre, ha dirimido –con la inmensa sabiduría que suele caracterizarle- que ¡VA A ANULAR SU VOTO! ¡VA A CASTIGAR A LOS PARTIDOS! Va a, en suma, ejercer su derecho cívico, actuar políticamente, tomar una decisión, hacer valer su fuerza, demostrar quién tiene el poder, castigar a los partidos, debilitar a la partidocracia, elegir libremente y sin presiones, no optar mediocremente por el menos peor, etc. (en verdad me parece hilarante que se sostenga que con esta medida se estaría afectando a la clase política; es ingenuo).

Y yo me pregunto, les pregunto: Y luego ¿qué viene?, ¿otros tres años de abulia e indiferencia?, ¿otros tres años de ignominia? (al fin que el votar nulo - claro está- es un acto de limpia de conciencias y exime de toda impavidez).

¿Qué cuál es mi opción? Desconocer al IFE, operador de fraudes; pugnar por la revocación de mandato y –este es mi Neverland- concitar un cambio y despertar en la conciencia cívica de los que somos mexicanos.

Por otro lado, debo reconocerlo: voy a votar (por el Partido del Trabajo) y ello tiene un claro inconveniente: votar es legitimar al malhadado IFE; sin embargo, como no es este un pueblo unido, sino los hijos del “Divide et Impera” y como no todos van a anular y como dicha nulidad no tiene un correlato jurídico que trascienda en el devenir político pues, entonces, voy a votar porque votar –esa es mi perspectiva- es ligeramente menos negativo que votar nulo (y esto ya es decir mucho); por supuesto, no tengo mejores argumentos que esgrimir comparados con los de los anulacionistas; salvo una convicción personal -basada en múltiples experiencias- que no puedo pretender ustedes también adopten. Además, votar no es la panacea ya que, gane quien gane, siempre habrá un pequeño genio electoral que tome forma de algoritmo o de huestes elbagordillistas o, de cualquier otra cosa, que resuelva los comicios en pro de la oligarquía en turno.

En general, los problemas que como sociedad padecemos no van a resolverse por la vía electoral. Eso pienso.

El siguiente fragmento de es corto y expresa todo eso a lo que me refiero cuando digo despertar de la conciencia cívica.

La Razón Vital de los Pueblos

Es difícil sostener que la Razón Vital de los pueblos, como la Razón Vital de las personas, carece de proyección histórica, es decir, de lo que se llama sentido trascendente. Al amparo de la discutida pero no desmentida Ley de Finalidad, cabe, más bien lo contrario: si las personas, cada uno de nosotros, es único en relación a todos los demás que nacemos y vivimos para algo muy concreto (el realizar una específica potencialidad) la célula social, de que formamos parte, es una pieza única e irrepetible en el concierto de pueblos y naciones, a su vez, complementarias entre sí hasta cubrir un hueco y prestar un específico colorido al “puzzle” universal. De ahí nace lo que habrá de ser aceptado como “función histórica” de todos y cada uno de los pueblos, cuya más noble acepción es la de prestar la fuerza de la unión a una comunidad de personas comprometidas en la realización de un proyecto que de todos depende y a todos afecta.

La sucesión de generaciones y de avatares históricos, junto con el peculiar aprovechamiento o uso de sus recursos, condiciona la capacidad de acción de los pueblos, siempre significados por una geografía, una historia y una cultura, siempre a expensas de la voluntariedad de las personas vivas y siempre substancialmente responsables de la sintonía con la realidad del momento y, en consecuencia, del propio progreso o regresión.

"Agonía de la España Invertebrada", Antonio Fernández Benayas

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