Los Relámpagos de Agosto


Terminé, recién, la lectura de este estupendo libro de Jorge Ibargüengoitia, “Los Relámpagos de Agosto”. Lectura que, huelga decir, se me presentó como una superlativa coincidencia: me la recomienda el esposo de una amiga y a los pocos días me la encuentro en uno de los puestos de libros que suelo visitar en mis paseos por CU.

El libro, por supuesto, fue comprado por mí y yace ya entre mis haberes.

Se trata, a mi parecer, de un libro que refleja algo de la poca fortuna que ha tenido nuestro país en el cubo de la política.

Esta poco fortuna no es, por contradictorio que suene, resultado de la casualidad. Es, más bien, consecuencia de una falta, casi absoluta, de tomadores de decisiones inteligentes, que actúen con arreglo a nuestras más legítimas necesidades, que no sirvan nada más a intereses de grupo, que no pretendan siempre –oligofrénicamente- hacer adaptar nuestras dinámicas internas a experiencias internacionales que, si bien, pueden ser fabulosas para otros países, no lo serán necesariamente para el nuestro en tanto no entendamos que la vida no es coyuntura, sino sempiterno resultado de un proceso temporal (histórico, en este caso) que es consustancial a cada devenir, a cada población, a cada país, a cada persona.

La mayoría de los que, últimamente, han tomado las riendas de nuestro país, han tenido como máximo ideológico convertirse en émulos de Estados Unidos o de la onda cultural, filosófica, educativa, etc. que prive en ese momento. Así es como se adoptó el modelo neoliberal en los 80’s, justo cuando desde los 70’s, venía tomando pujanza a instancias del monetarismo de Friedman –esa doctrina atroz que pretende hacer extensiva las libertades del mercado al resto de libertades que, en otras materias, atañen al ser humano-, esa doctrina que, teniendo su simiente en los trabajos de Friedrich Von Hayek detracta a la escuela keynesiana reduciendo, en consecuencia, la actuación del Estado a dispendiador de aquellas leyes que a la maquinaria de un mercado rapaz e insaciable mejor convengan y esa doctrina que, finalmente, es responsable directa del golpe de Estado a Salvador Allende en Chile vía los “Chicago Boys” y del desplome en los 80’s de la mayoría de aquellos gobiernos (regímenes) que no simpatizaban con el nuevo modelo.

¿Y cuándo vamos a crear nosotros una propuesta novedosa, genuina, ad hoc?

No lo haremos mientras sigamos subestimando nuestra inteligencia; no lo haremos mientras sigamos creyendo que el fracaso es privativo de nuestra estirpe; no lo haremos mientras no reconozcamos que contamos, de facto, con las inteligencias necesarias y suficientes para dirigir al país.

Pero esa adopción -no consensuada, no se olvide- del modelo neoliberal no es el único síntoma de esta especie de sistema acéfalo que, a pesar de proyectar en la figura ejecutiva la conducción del país y tal vez debido a ello, no logra atinar de forma acertada en la construcción de un escenario político que nos despoje del estancamiento y, de principio, sólo de eso.

Allí está también, la firma del TLCAN (NAFTA), están también todas estas tendencias privatizadoras que, en contra de toda lógica en seguridad nacional, han despojado gradualmente a México del control de sus energéticos, está también, ese adaptar frenética y anacrónicamente, las tendencias educativas de moda. Ayer el constructivismo, hoy como nos indica el Informe PISA bajo la égida de la OCDE, el enfoque por competencias y así, ad infinitum. Y en este particular punto, debo decir que he leído el Informe PISA 2003 y, parcialmente, el Informe PISA 2006 y que, ambos, indican directrices y rumbos de acción harto bónhomos e inteligentes, pero que –como siempre- si se pretenden adoptar sin considerar nuestra ineludible realidad, sin rescatar las demandas del maestro rural, sin hacer eco de las más elementales proclamas tendientes a una reivindicación del sentido de justicia en la educación en México, etc., si se pretenden adoptar así, simplificando la realidad al mínimo de parámetros, la cuestión –sencillamente- no va a cuajar. Por eso –y también por otras cosas, claro- es que Székely no ha encontrado eco en vastos sectores de la sociedad educativa para la implementación de la RIEMS.

Pues eso y algunas otras cosas más me han venido a la cabeza tras la lectura del libro señalado. Un libro, que –en mi opinión- es una de esas tantas pequeñas joyas que la literatura nos ha regalado. Un libro que, además, constituye mi segundo –y aún exiguo, lo digo no sin rubor- paseo por la obra de Ibargüengoitia. El otro es “La Ley de Herodes” el que, que yo sepa –por cierto- no tiene mayor vínculo con la película que el puro título. En fin, una crónica de nuestros revolucionarios contada desde el humor.

Pues bien, como tengo a mal acostumbrar, en esta ocasión también hice mis subrayados y pongo aquí uno de ellos, un fragmento que, bueno, además de que me hizo disparar otra gran carcajada, me hizo reflexionar mucho sobre la Historia de mi país y me trajo reminiscencias de ciertos sentimientos que, al parecer, siguen acendrados en el imaginario colectivo.

Recomiendo que se haga dicha lecturita, nada más para darle atmósfera, con esta canción –de un período anterior en la Historia, pero que parece encarnar el eterno retorno del que tanto nos hablaron Heráclito y Nietzsche- que les pongo al final del post y que, en esta ocasión, interpreta Eugenia León. Además, es una canción que me fascina.

Concluyo diciendo: recomiendo asaz esta lectura.

EL FRAGMENTO [ ]:

“Mucho se me criticó después porque no puse en libertad a estos prisioneros cuando se me entregó el rescate que pedí por ellos, pero quiero aclarar que este rescate lo pedí, no para soltarlos, sino para no fusilarlos. Como, en efecto, no fusilé a nadie. Hay que tomar en cuenta que yo me encontraba en pie de guerra y en territorio hostil y que mis objetivos militares no me daban el tiempo necesario para andar coqueteando con la población civil y necesitaba tener rehenes por si se les ocurría jugarnos una mala pasada. Por otra parte, estos ricos que metí en la cárcel de Apapátaro, eran ricos mexicanos, que constituyen una raza maldita y que debieron ser pasados por las armas, todos, desde los tiempos del Cura Hidalgo. Así que no entiendo qué me reprochan los que dicen que fui muy cruel, porque tuve presos unos días a una sarta de mentecatos”.


2 comentarios:

    hola nena como estas espero bien. Consutal el blos de Herejía política de Fernando Belanunzarán y espero opinión. Yo no coincido con este fulanete.

     

    Presentaciones de querida Eleuteria son muy bellas siempre ! Mil gracias querida camarada !
    Abrazos desde Ankara :)

     

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